2. Simple chica humana

85K 5.2K 393
                                    

«Es habitual soñar con tu mate antes de conocerla o en la noche del día que la conociste»

C a p í t u l o 2

He extendido el brazo para coger mi móvil y, sin querer, lo he tirado al suelo

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

He extendido el brazo para coger mi móvil y, sin querer, lo he tirado al suelo. Lo he recogido a tientas, agobiado por el miedo. Estaba seguro de que si cerraba los ojos, volvería a ver su rostro. Al mirar la pantalla he comprobado que aun era de madrugada, algo que, por la luz de la ventana, ya suponía. A pesar de lo agotado que suelen dejarme las transformaciones, apenas he dormido un par de horas. No es mucho tiempo pero sí el suficiente para soñar con ella. Con su tez pálida llena de pecas, sus facciones definidas, sus iris grises y su rizado cabello rojizo.

Supongo que por eso no la ataqué.

Normalmente, cuando la luna saca a la luz mi verdadera naturaleza, mi parte humana se adormece y me vuelvo peligroso. Como animal feroz no puedo evitar abalanzarme sobre cualquier persona que se cruce en mi camino, incapaz de distinguir quien es y, sobre todo, incapaz de dominar mis instintos. Normalmente es así pero, con ella no. De alguna manera, la reconocí y sentí la necesidad de protegerla, como si, en lugar de un lobo salvaje, fuera su perro guardián.

No la ataqué. Ni siquiera un pequeño arañazo o un inocente mordisco. Nada.

Ya sabes lo que significa eso, Thomy.

¿En serio, conciencia? Tú mejor cállate que no ayudas nada. ¡Y deja de llamarme así!

Eres un desagradecido Thomy, me paso todo el día pendiente de ti.

No. Solo me atormentas cuando hago cosas mal o cuando algo me preocupa pero, tus comentarios siempre sobran.

He negado con la cabeza, concentrándome. Acabo de hablar con mi adorable otro yo como si fuera un niño de cinco años y, la verdad, me siento ridículo pero, yo no tengo la culpa de que mi conciencia sea una entrometida. En fin, he buscado mi paquete de Marlboro y, encerrado en el baño, he encendido el primer pitillo. Aspirar nicotina me relaja, es como una especie de medicina alternativa que me ayuda a aclarar las ideas. Mis labios, separados por un cigarro, han formado una inevitable sonrisa burlona al pensar en lo mucho que va a cabrearse Brooke cuando se de cuenta de que el cubículo apesta a tabaco. Por su olor, sé que no es fumadora. Además, aunque tiene genio, la pelirroja parece demasiado buena para esas cosas. Por la forma en la que miró mi tatuaje, casi podría asegurar que fue la primera vez que veía uno tan de cerca.

Brooke. Parece astuta, fuerte y rápida pero, no es ningún ser sobrenatural. Si lo fuera, no se habría pasado la noche de luna llena mirando a un lobo. Yo soy un alpha, el miembro más importante de la manada, y debo encontrar a mi mate en otro alpha, en un beta o, al menos, en un lobo de rango medio. Mi compañera, por mucho temperamento que tenga, no puede ser una simple chica humana. Sería una torpeza para la manada y un riesgo para ella. Por eso, la intensidad de su aroma, mis ganas de protegerla y este estúpido sueño no tienen sentido. Supongo que se trata de un error. Claro, es eso. Todavía soy un lobo joven y estoy malinterpretando las cosas.

No intentes engañarte, Thomy. Sabes de sobra que el instinto no se equivoca.

Lo único que puedo hacer para no volverme loco, además de ignorar a mi conciencia mientras me termino el paquete de cigarrillos, es conocer a Aria y sentir su aroma. Hablar con ella y llevarla junto a mi manada. Terminar esta absurda misión para que mi madre me de una oportunidad.

—¿Estás bien? Llevas mucho rato ahí dentro.

—Sí —he abierto la puerta y no he podido evitar gritar al ver el rostro de mi sueño frente a mí.

—Ya sé que estoy despeinada pero, no me parece que sea para tanto —de pronto las facciones de Brooke se han tornado serias, como si se hubieran dado cuenta de algo—. ¿Qué narices haces fumando en mi baño?

—No podía dormir.

—¿Y tengo yo la culpa? —en realidad, sí—. ¿Por qué quieres castigarme con una intoxicación? —en un movimiento rápido, me ha arrebatado el pitillo que estaba sosteniendo en mi mano y lo ha apagado en mis pantalones—. Está claro que, si vas a quedarte aquí, vas a tener que cumplir unas reglas.

—¿Cómo cuales?

—Mañana te haré firmar un documento —ha vuelto a su cama, andando como si fuera sonámbula, y se ha dejado caer en el colchón—. Ahora, duermete de una vez pedazo de nenaza —me ha lanzado un cojín, demostrando que, incluso adormilada, su puntería es impecable.

Sí, la "simple chica humana" me ha quemado los pantalones y, ahora, acaba de llamarme nenaza. Esto me pasa por no haberla dado un pequeño arañazo o un inocente mordisco cuando tuve mi oportunidad.

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
No puedes ser tú Where stories live. Discover now