ᴘᴏʀ ᴇʟʟᴀ ˡᵃˡⁱˢᵃ ᵐᵃⁿᵒᵇᵃⁿ

Pero que me dirás tú si estás más que acostumbrada al amor.

- Lalisa no estoy para juegos, ¿Está bien? - preguntó algo molesta mientras entraba a la habitación.

Suspiré, ahora no sé cómo explicarle mis sentimientos hacia ella, ojalá fuera tan fácil.

Miró sus labios, esos labios rosados, rotos y carnosos.

Es raro el amor.

- Respóndeme - Exclamó ella mientras seguía en la misma posición de empoderamiento.

- No estás en la empresa. - Murmuré mientras levantaba mi mirada a hacia ella

Ella se lamió los labios, suspiro y jalo su cabello hacia atrás.

- Perdón, es la costumbre. - Comentó apenada.

- No te preocupes.

- Bueno, ¿Que quieres decírme? - Pregunto sentadose en el costado de la cama.

— No nada. - comenté arrepentida.

— Te dije que no estaba para juegos niña - Comentó enojada para luego salir.

Solo la mire salir y me tiré a la cama nuevamente derrotada.

— Unnie necesito hablar con usted - escuche a Jennie.

— voy en un segundo - escuché la voz de _____ alejándose.

Salí y no las vi a las dos.
Solo mire a jisoo pegando su oreja a la puerta y a roseanne husmear por la ventana.

— ¿Que pasa? - Le pregunté a roseanne.

— Creo que miró a alguien por allá - señaló y si efectivamente era alguien.

— ¿Vas tú o yo? - me preguntó mirándome de reojo.

— Yo voy. - tome un suéter

— ¡suerte! - Comentó Jisoo acercándose con Rosé mientras me miraba.

Finalmente salí

Todo esto se lo está llevando el viento - comenté mientras caminaba a la dirección de la persona.

POV Jennie.

— Te seré sincera unnie.

— eso espero. 

— me gustas, ¿Si? Por favor, no pido una respuesta pero no puedo ocultar esto.

Ella me miró perpleja mientras comenzaba a tocar su lacio y desordenado cabello.

— ¿Hablas de verdad Kim Jennie? - Preguntó incrédulamente.

Asentí.

— ¿Sabes que soy tu manager?

— Estoy muy segura de eso.

Después de haberle respondido todo se quedó en completo silencio.

Mi corazón está ardiendo.

En un abrir y cerrar de ojos yo estaba presionando sus labios contra los míos.

Sentía que nuestros corazones ardían al igual que nuestros cuerpos al tenernos juntas.

Solo ella y yo ardiendo.

Espero duré una eternidad.

Mientras tanto del otro lado de la ventana, afuera de la casa...

— No podrás irte de mi, voy a deshacer todo para que estés conmigo.

— Estaré admirandote solo a ti.