Día #3.- Confianza.

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Una vez más, ambos estaban en la habitación.
Uno de cada lado de la cama mientras se vestían para sus respectivos trabajos pero había algo que era diferente, estaba silencioso.

-¿Ocurre algo, Izuku?-Éste dudo de su respuesta.

-No, estoy bien...-Fingió una sonrisa.-Prepararé el desayuno.-
Dicho eso, se fue. ¿Estaría molesto por algo que Todoroki hizo?
Ya habían pasado unas semanas desde aquel día. Estaban a tres días de febrero.

Faltaban diecisiete días para San valentín y algo angustiaba al pecoso.
-Izuku...-Era la tercera vez que lo llamaba.

-¿Eh? ¿Qué pasa?-Salió de su mundo onírico. Llevaba unos segundos jugando con su pan tostado.

-El café no tiene azúcar...

-¿Qué? Es imposible, le pusé tres cucharadas como a tí te gusta...-cogió la taza y bebió de ella. Estaba amargo.
Seguido, bebió del suyo: estaba demasiado dulce.- perdóname, déjame arreglarlo.-
Se disponía a levantarse, pero fue tomado por la muñeca.
Tenían que hablar.

-Te ocurre algo, y también puedo ver que es serio. Nunca te había visto así...-Midoriya no dijo nada, sólo evadía la pregunta e intentaba esconder su cara, como si escondiera sus ojos.- Por favor Izuku, confía en mi. Necesito saber que ocurre  en tu vida.
Ahora somos dos...- Izuku comenzó a llorar, estaba vulnerable y lo único que hizo es que Todoroki se preocupara más por él. Tuvo miedo de que él pecoso no pudiera confiar en él; lo aterrorizaba.- ¿Sabes qué? llamaré a la oficina para pedir el día, también llamaré al hospital. Hoy nos quedaremos aquí para que te recuperes.

Conversaron. Conversaron por horas. El desayuno se quedó sobre la mesa y ya debía estar frío.

Ahora, se encontraban en el sofá. Midoriya relataba una historia que llevaba teniendo desde hacía un par de meses en el hospital.

Había una joven mujer, no mayor que ellos, de tan sólo 29 años. Había sido diagnosticada con unos pequeños tumores en los pulmones que eran inoperables. Le quedaba poco tiempo.

La empatía de Izuku le traicionó e hizo que comenzara a preocuparse por ella al punto en que se hizo íntimo con ella. Se había hecho su amigo, aún cuando su profesionalidad le debería obligar a no hacerlo.

-Es que...-Intentó justificarse.- ella estaba sola. Nadie ha ido nunca a visitarla

-Lo lamento Izuku, pero no puedes hacer nada de ella. Y esto te está consumiendo. Sin embargo, estaré aquí para ti. 

-No quería que lo supieras, pero esto me supero. Lleva dos meses internada, y los médicos le daban máximo seis meses; puede morir en cualquier momento.- siguió sollozando, su rostro y sus ojos estaban ligeramente rojos por el llanto.- te necesito.

Todoroki sonrió y lo abrazó. 

-Estaré aquí, sin importar lo que pasé. Te agradezco que hayas confiado en mi.-El pecoso rió.

-Soy un imbécil por habértelo escondido.- Mientras reía, las lágrimas seguían escapando.

-Perdóname por no haberte hecho sentir lo suficientemente confiado para que recurrieras a mi...-Su dedo limpió las lágrimas de las mejillas de Izuku.

-Confío en ti, pero no quería molestarte con esto.

-Nunca me molestarás con nada. Tus problemas son los míos.- Se intercambiaron miradas y un par de sonrisas sinceras y sellaron esta afirmación con un abrazo.

Todoroki se sintió extraño. Era la primera vez que hablaba con Izuku tan abiertamente sin la necesidad de que éste estuviera dormido.

Ese sentimiento le reconfortó en lo más profundo de su corazón.
Comenzó a disfrutar de esa agradable sensación de no estar solo nunca más.



Lo que te conté cuando te hacías el dormido. •[TodoDekuWeek]•Where stories live. Discover now