Razones para vivir [Detroit: Become Human] (Hank x Connor)

Cerveza

-La primavera llegó antes. -Hank conducía a baja velocidad mientras Connor miraba por la ventana del copiloto.

-Según mi base de datos, el equinoccio comenzaba el 21 de marzo, pero debido al cambio climático se adelantó al 5 de marzo.- La conversación era bastante trivial para ambos, inclusive, el ambiente era incómodo. El humano suspiró, hábito que Connor había comenzado a imitar. Según el análisis de Connor, la ruta que Hank había tomado los dirigiría frente al puente.
Hank se estacionó donde siempre. Era casi media noche por lo que la temperatura había descendido, la nariz de Hank se había puesto roja junto con sus mejillas. EL androide había bajado del auto, esperó a que su compañero sacara algo del maletero y caminaron hasta la baranda frente al río.

-Me alegro mucho de que estés conmigo, aquí. -Connor estaba de espaldas cuando Hank le habló. El sonido de algo abriéndose lo hizo darse vuelta; el teniente había abierto una botella de cerveza.

-Teniente. -El de ojos marrón detuvo su frase a la mita ya que Hank lo miraba de mala manera.- Hank, ¿has estado bebiendo demasiado mientras no estaba?

-Cómo no iba a hacerlo. -Connor se apoyó sus codos en la baranda, mirando hacia Hank. Mantuvieron la mirada por unos segundos hasta que Connor se dio media vuelta, posando sus manos en el metal helado.

-¿Sabía que los androides no comen? Solo bebemos thirium. Tampoco dormimos, no tenemos necesidades. No como ustedes los humanos. Cuando me volví divergente y ayudé a Markus lo hice porque creí que estábamos vivos, en serio lo creí. Pero no sabía cuál era la diferencia entre ser una simple máquina y ser un divergente.

-Connor... -Susurró el peli-gris dejando la botella en la banca detrás de él.

-Cuando me apuñalaron... pude haber muerto. Pero estoy aquí y entendí la diferencia entre ser una maquina y estar vivo. Tengo razones por las que no quiero morir, aun tengo cosas por hacer y por las que vivir, tuve miedo de no volver a abrir los ojos, a respirar de manera falsa y pestañear cuando mi sistema me lo dicte. Sé que no soy humano, pero soy un androide divergente y valoro mi vida mucho más de lo que lo hacía antes del accidente. -Connor se giró para mirar a la cara a su compañero. El viento soplaba haciendo mecer su abrigo y su cabello, detrás del androide las luces de la ciudad adornaban la vista del humano, era como ángel, pensó.- Hank, ¿tiene razones para vivir?

El cuerpo de Hank se acercó a la baranda de metal, a un costado del androide, pero su mente se fue en otra dirección; al pasado.

Recordó entonces la primera vez que quiso morir. Fue en el funeral de Cole, cuando el ataúd descendió, el quería ser enterrado allí, junto a su hijo. Luego de esa vez sus ganas de morir no habían cesado. En sus piernas llevaba cicatrices que nunca iban a desaparecer. Vivía por inercia.

-Cuando te conocí Connor, lo único que quería era que en alguna investigación, un desquiciado me disparara en la cabeza y volara mis sesos. Para soportar el dolor me embriagaba hasta perder la conciencia. -Ambos estaban tan cerca que sus hombros casi se rozaban, mientras Connor veía hacia la banca, Hank miraba hacia el río.

-¿Sigue pensando igual?

-¿Alguno de los dos está como cuando nos conocimos? -Hank revolvió el pelo de Connor, el androide miró la ropa que Markus le había dado, diferente a su usual uniforme, y entendió que ambos eran distintos de como eran hace unos meses, pero aún no le quedaba claro cómo Hank había cambiado.

-¿Qué le hizo cambiar, Hank? -El androide giró su cabeza hacia el humano, buscando los ojos azules en su rostro.

-El día en que te apuñalaron, algo cambió. -Hank dejó de esconder su mirada y se enfrentó a los vívidos ojos de su compañero, pero esa vez fue distinta, algo querían decir, algo que con palabras no se puede expresar.- Ese días supe que tenía que estar bien, para ti. No sé si eres consciente de lo mucho que influyes en mí. -Hizo una pausa y apartó el rostro mirando hacia la ciudad.- Mierda, estoy demasiado sobrio para estas cosas.