Ángeles y Demonios.

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Los días seguían pasando y no habían noticias del Brujo. Yo no podía seguir esperando esto no era lo planeado y no se cuanto más aguantaría. Mi vida era un infierno solo me salvaba de la locura ese tiempo que pasaba con Gonzalo era lo único que podría recordar de aquello, pero al mismo tiempo no podía parar de pensar en Sofía y en la mentira o mejor dicho la falta de información de Gonzalo, no sabía que nuestra hija existía pero ahora mismo todo estaba muy caliente y no podía decir la verdad Sofía no podía ser descubierta ahora.

Visto que el Brujo no daba razones, centré mis esfuerzos en sacar de la cárcel a Zúñiga, lo intenté por la vía diplomática, pero no pudo ser. Luego comencé a gastar dinero en el asunto pero allá no soltaba prenda nadie. Finalmente decidí que si quería sacar a Zúñiga de allá tendría que acabar con su existencia tal y como la conociamos. Así que comencé a preparar su huida.

El plan sería el siguiente, Zúñiga tendría que hacerse pasar por muerto y luego huir del país y del continente. Comenzar una vida sin este mundo y que sus enemigos pensaran que él estaba muerto.

 Para ello tuve que contactar con un funcionario que me hacía los trabajos sucios dentro de la prisión.

- Si, ¿dígame, doña?

- Necesito ayuda.

- Aquí estoy para servirle.

- El gorrión tiene que ser liberado.

- Doña eso le va a salir caro.

- Sabes que el dinero no es problema para mi.

- Ok, pues dígame lo que tengo que hacer.

- En dos días mandaré a un hombre con las instrucciones. Ya sabes lo que tienes que hacer.

- Si jefa.

Colgó el teléfono y lo votó. Yo lo único que hice fue hablar con el chino, en dos días Zúñiga saldría de allá y por fin tendría un problema menos. Tenía que conseguir un placebo, una rata para que distrajera la atención de los funcionarios de la cárcel, eso no sería complicado y menos para mi.

Así fue en dos días mandé al Chino a la cárcel y todo estaba listo, nadie nada mas el funcionario, el Chino y yo sabíamos lo que iba a pasar. Se puso el plan en marcha.

A la media noche comenzó una gran trifulca en las celdas de la prisión, todos los funcionarios fueron a reducir aquello y mientras que eso ocurría Zúñiga era despertado y trasladado por el funcionario fuera de la cárcel. La condición que había era que algún preso tendría que morir y hacerse pasar nos Mario. 

A la salida de la cárcel el Chino le esperaba en un auto que lo llevaría a un antro para que se ocultase durante unos días.  Nadie debía saber que él estaba allí, eso era así. Creo que lo que peor llevaba era no poder decirle a Catalina la verdad, pero no podía correr riesgos ni dejarla a ella a cara descubierta, ella venía todos los día para suplicarme que hiciese algo y sacase a su marido de la cárcel, yo no podía decirle nada porque pondría en peligro su vida, la mía, la de él, la de todos. Nadie debía enterarse que yo había liberado a Zúñiga sino me matarían.

***

- ¡Maldita zorra!¡Hijaeputa!- Entró Catalina bien temprano en mi casa gritando, se había enterado de la "muerte" de su marido, ahora me tocaba actuar.- ¡Sal, sal de donde estés, maldita zorra!¡Tu me lo prometiste!

- Señora por favor.- Le digo María.

- ¡Paola, baja!¡Baja y da la cara!¡No es que eres la gran Muñeca, temido por todos! ¡Yo no te tengo miedo!

(En la habitación)

- ¿Qué son esos gritos?- Me preguntó  Fabio.

- No, se voy a ver.- Salí de la cama y me puse la bata. Bajé las escaleras corriendo.

Luna, muñeca de trapo.Where stories live. Discover now