Dánae era de Ruyre.
Einar era de los buenos.
Dánae de los malos.
Einar odiaba su reino.
Dánae amaba su reino.
Ambos tenían una bendición.
Uno de he ellos descubriría su verdad.
Y el otro afirmaría la suya.
¿Pero quién haría qué?
Hace no tanto tiempo, hace ya casi diecisiete años, en un reino no muy lejano nació un chico, con una bendición, iba a ser el héroe de muchas personas, casualidad fue que no era un chico normal, era el hijo de la reina Fara, gobernante del reino de Leyna. Nuestro protagonista se llamaba Einar, igualito que su madre, castaño y de ojos chocolate, que parecían oro cuando les daba el sol.
El pueblo de este reino vivía feliz tenían comida todos los días, gracias a la reina que era una persona amable y no subía mucho los impuestos. Pero había un problema con el reino, era superficial, monótono, nunca pasaba nada y Einar estaba harto de ello, necesitaba acción. Todos sus amigos eran iguales que el pueblo.
Se decía por las calles, que ese reino era el de los buenos, todos pertenecían al lado bueno, a la luz, hacían cosas "buenas". Pero Einar sabía que no siempre era así. Había visto cosas horribles, desde las manos de alguno de sus súbditos. El reino de Einar estaba bendecido a ser el bueno.
Un año después de que Einar naciera, en el reino Ruyre, nació una pequeña niña, nuestra segunda protagonista. hija de la reina Agnes, se llamaba Dánae, nadie entendió nunca esa profecía. Dánae era igualita que su padre ojos dorados y pelo castaño con mechas rubias, gracias a las horas que se pasaba en el patio.
Su reino era diferente al de Einar, nada nunca era igual, todo cambiaba continuamente, todos se conocían entre ellos y todos sabían todo. Dánae estaba encantada excepto por una cosa, no tenía privacidad, si quería ir a el bosque, lo sabía todo el mundo. Cualquier cosa que hiciera Dánae, el pueblo lo sabría.
En los murmullos de la gente, se decía que ese reino era el de los malos, pertenecían al lado malos, a la oscuridad, según los murmullos, hacían cosas malas, pero Dánae sabía que no era así. Los murmullos siempre venían del reino vecino, de Leyna. Dánae odiaba eso, se creían mejores, y ella podía asegurar que no era así. Su reino estaba condenado para siempre a ser el malo, por un solo fallo.*
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Si hay alguien espero que te guste.
Esto es solo el principio así que quédate para ver si
