Te invito a una cena,
Sin segundas intenciones.
Solo tú y yo en un jardín de flores
Te prometo, que nos celaran hasta las orquídeas
Cuando vean los entremeses
Y cuando consigan escuchar cómo te estremeces.
Cuando no logren comparar su belleza con la tuya
Y cuando sepan que los besos se fueron a pasear
Por tus senderos nacarados.
Cuando en medio del fuego vean llover
Y bajo la dulce lluvia nos vean brindar.
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La primavera de Elizabeth
PoesiaDe los dioses y los mortales fueron las flores, de ellas un jardín. Son estos versos más o menos osados y más o menos suyos. No fueron, quizás, suficientes flores para enamorarse, pero sí para sonreírse al menos una vez. De esa sonrisa nace este...