Mi amante/amado

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Al día siguiente amanecieron abrazados, Tony abrió los ojos y lo primero que encontró fue la deslumbrante mirada del rubio, que no alcanzo a desearle los buenos días porque este ya tenía aprisionados sus labios. "Cuanta intensidad" pensó el genio, pero sin quedarse atrás le devolvió el beso con el mismo ímpetu.

-¿Estas ansioso o es impresión mía? - comento separándose. El rubio quería besarlo nuevamente, sus labios exigían ese contacto, pero el moreno se lo impidió colocando un dedo sobre ellos -Responde.

-Me estoy cobrando todos los besos y abrazos que tenía ganas de darte y tuve que contener - Steve quiso besarlo nuevamente pero este se lo impidió.

-¿Ah, sí?... dame un ejemplo - pidió acomodándose boca abajo, sobre su almohada, apoyando la cabeza en su puño. Se estaba divirtiendo con el puchero que hacia el rubio, "¿en dónde habrá aprendido eso?" pensó maravillado por su respuesta anterior.

-El primer día, cuando bailabas contoneando tus caderas, no podía despegar mis ojos de tu trasero - contó con total honestidad.

-¿En serio? - pregunto. En esa ocasión, hacía apenas un par de horas que lo había activado, era muy pronto.

-Por supuesto... acaso eres consciente del trasero que tienes... ¡está de infarto! - Tony solo pudo carcajear, eso sí lo había aprendido de él.

-Dime... ¿en que otro momento tuviste que contenerte? - pregunto

-Cuando te prepare tu pastel de cumpleaños. Disfrutabas cada mordida, limpiando la crema de tus labios, pasando la lengua por ellos. Se veían tan apetitosos, tenía un fuerte deseo de algo, pero no entendía el qué... creí que se debía a mi programación o alguna falla en mí. Pero ahora - comentó desviando sus ojos a los labios ajenos, sus pupilas brillaron nuevamente, un brillo azul claro "tan hermosos" pensó Tony - Ahora no puedo dejar de desearlos.

Tony se sonrojó. Como no hacerlo con semejante declaración. Esos ojos eran tan singulares y hermosos, su intensidad era indescriptible y su brillo desprendía tal calidez que era imposible no perderse en ellos.

Pero como no podía ser de otra manera, siendo Tony, se relamió los labios, tentando al rubio, observando como tensaba la mandíbula.

Steve se abalanzó sobre el moreno haciéndolo girar, quedando de costado, al momento que reclamaba sus labios. Depositó su mano en la nuca, queriendo profundizar el beso. Su fuerte brazo calló sobre la cintura ajena, con la firme intención de acercar sus cuerpos, que no haya ni un milímetro de distancia entre ellos. Sus besos eran demandantes, impetuosos, demostrando el claro deseo que sentían.

Tony interrumpió el beso, necesitando respirar, pero ni aun así se separaron. Steve apoyo su frente con la del ingeniero, observando como respiraba laboriosamente.

-En todos los momentos que veía tu sonrisa: disfrutando de los platillos que te preparaba, jugando al Baloncesto, las charlas en el laboratorio. Todos y cada uno de esas veces, hacían que me sintiera completo. Me llenaban de una calidez que no te podría describir - Steve observó los ojos de Tony, esos chocolate brillaban encantados, como si guardaran toda la emoción que no expresaba con gestos. El rubio volvió a quedar prendado del moreno.

-Steve.... Yo... - de pronto enmudecio al escuchar el rugir de su estómago. "Sí que eres oportuno" pensó levemente enfadado consigo mismo por romper la linda atmosfera que se había creado.

Steve comenzó a carcajear fuerte, por la cara del genio. Tony estaba con los ojos abiertos de la impresión, nunca había visto al rubio reír de esa forma tan expresiva, tan humana.

Androide SteveKde žijí příběhy. Začni objevovat