18.

6.5K 388 16
                                    

Jimin sintió como unos brazos la rodeaban. No hizo falta que alzara la vista para saber que era Yoongi. Tembló contra su piel. Sabía que él se estaba mojando con ella,

hasta que paró el agua.

- ¿Estás bien?

Un silencioso 'si' salió de los dulces labios de Jimin. Yoongi no pudo hacer más que alzarle la cara y besarlos, tan tiernamente, como solo él sabía hacerlo, para calmarla.

Yoongi se separó un poco de ella.

- Estás mojado. - murmuró, sonriendo un poco. Yoongi le devolvió la sonrisa.

¿Por qué ya no es aquella persona fría que yo conocía?¿por que al menos conmigo ya no?...

Jimin fijó la vista en su cuerpo. Estaba manchado de sangre. Las lagrimas volvieron a sus ojos.

- No te preocupes, no hay nada mío, aquí. - mintió Yoongi, pues estaba claro que él había recibido también.

Jimin suspiró. Cuando se escuchó un gemido prominente de la sala. NamJoon.

- Mierda - Yoongi se levantó de golpe y fue hacia el salón. -

Jimin enroscó una toalla en su cuerpo y salió pisándole los talones a Yoongi.

- Quédate en mi habitación, enciérrate allí, y no salgas. - le dio un beso en la frente - Ahora vuelvo, amor.

Frotó sus brazos con una suave fricción y dio un pequeño empujón a Jimin para que se dirigiera hacia su cuarto. Aun que fuera imposible, Jimin le hizo caso. Aun que la preocupación no se iba de su mente, de su cuerpo. Se acurrucó, cogiéndose de las piernas, en la cama matrimonial de Yoongi. Nunca había entrado a la habitación de Yoongi. Era una habitación hermosa, las entonaciones blancas, negras y granates eran las que predominaban. Había un pequeño despacho, un armario grande. Las paredes eran adornadas con papel de un color beige, mientras que el suelo era cubierto por parquet de madera marrón, y una gran moqueta granate. La mesita de noche, en frente de ella, le llamó la atención. La curiosidad mató al gato, pero... había algo que la incomodaba mucho más. Se levantó y se fue otra vez hacia el salón.

- Cuidado Yoongi... - masculló NamJoon tirado a un lado, cogiéndose del brazo. - Está por aquí... es... es peligroso.

- Cállate, ahora me las arreglaré con este pedazo de cabrón. - ató el cinturón alrededor del fuerte brazo de NamJoon para detener la hemorragia. - No te muevas. -

Yoongi se levantó, desde detrás del sofá donde se encontraba NamJoon.

Parecía imposible, pero la casa no estaba hecha una mierda, como pasaba casi siempre.

- Ostia ¡Yoongi! - exclamó NamJoon. - ¡Granada!

Cuando se dio cuenta de que la bomba había caído a centímetros de sus pies, ya fue demasiado tarde. Pequeña, pero no dejaba de ser una explosión. El cuerpo de Yoongi cayó, contra una de las paredes laterales. Se quejó, no podía levantarse.

En un segundo lo habían dejado hecho polvo. Intentó coger la goncz hi tec que le había prestado a NamJoon, la cual se encontraba ahora a unos centímetros de donde él se encontraba. Pero le pisaron la mano. Dolor. Mucho dolor, eso era lo único que sentía ahora mismo Yoongi. Iba a dar la vida por Jimin si hacía falta. Pero sabía que NamJoon no podía hacer nada con el brazo como un colador y una costilla rota, y el... estaba hecho una mierda. En ese momento el hombre que estaba a punto de atravesar el propio cráneo de Jimin, abrió los ojos, a través del pasamontañas. Yoongi se extrañó.

¿Estaba alucinando?. Ese hombre boló en mil pedazos. Yoongi cerró los ojos, sintiendo como la sangre de ese hombre lo salpicaba. Luego volvió a abrirlos. Vio a Jimin, a unos metros de él. Tenía los ojos, de nuevo, inundados en lágrimas. NamJoon y Yoongi la miraban, estupefactos. Jimin se tiró el pelo hacia atrás, la gran arma de explosivos yacía a su lado y dejó que las lágrimas cayeran, en pequeñas gotas repartidas por sus mejillas.

- Eso pasa... por no hacerte caso... y por dejar... la puerta de tu galería... abierta - murmuró mirando el arma que ella misma había usado, aún sin saber como - no vuelvas a decirme que me quede en tu puta habitación, cuando tú estás dando la vida por mí.

NamJoon se levantó a duras penas y se acercó hacía Jimin.

- Eres la mujer más valiente que he visto en mi vida.

Jimin lo miró, sintiéndose halagada.

- Envuelta en una simple toalla de baño, descalza, medio mojada y con un bazooka de explosivos en la mano. Estoy orgulloso de ti. - la abrazó y besó su frente - gracias.

Ella tiró los mocos hacia arriba e intentó hacer desaparecer las lágrimas. Demasiadas cosas en tan solo un par de semanas. Demasiadas emociones en poco tiempo. Pero el suficiente para que su corazón volviera a tener esperanzas de amor. Miró el tocado brazo de NamJoon.

- Tenemos que hacerte mirar esto... - dijo pasando la yema de los dedos por los alrededores.

- Luego Yoongi me dará unos puntos. - sonrió - si tu vieras... tengo cicatrices por todo el cuerpo. Una más no hará daño. Y por lo de la costilla...

- ¿También te has roto una costilla? - Jimin parecía preocupada.

Yoongi no podía moverse. Le dolía todo el cuerpo. Sonrió al ver que Jimin estaba bien. Aun que no se centraba en la conversación que mantenían ellos dos. Ya habría tiempo para que él hablara con ella.

Sus ojos tuvieron un reflejo. Miró hacia el lado, donde había el tocador de la entrada.

Le hubiera sorprendido menos ver a Marilyn Monroe sentada allí. Se puso hasta pálido.

Ella yacía, allí, inocente, sonriendo. Con su preciosa melena oscura que le caía por encima de los hombros, con las pecas que Yoongi tantas veces había besado salpicándole parte de la cara, del cuello y de los hombros descubiertos. Y con esos... ojos verdes oscuros que tantas veces había quedado él mirándoselos, enamorado. O al menos eso creía... cuando Hana se encontraba entre sus brazos.

No dijo nada, y él tampoco. Simplemente, desapareció por la puerta, tal y como había entrado, sin que nadie se percatara de que ella... estaba allí.

Protégeme // •|YoonMin|• [+18] [Terminada]Where stories live. Discover now