Epílogo

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Gabriel entró al aula donde le aplicarían su examen de recuperación, estaba muy nervioso. La verdad estaba en medio del estrés, había estudiado y repasado los temas ochorrocientas veces con Sam y el lema de ese alce era:

"Nunca son demasiadas veces para repasar los temas para el examen".

Al llegar se sentó cerca de las ventanas casi hasta el fondo, entre más distractores tuviera, más relajado estaría el resto del examen. Debería de ser sencillo. El profesor comenzó a repartir los exámenes a la hora indicada, pronto todos los alumnos se encontraban en total silencio y con los nervios flotando en el aire, personas golpeteando la mesa con su lápiz, su pluma o lo que tuvieran para escribir.

Gabriel por su parte, al sacar punta a su lápiz se dió cuenta de la basurilla que dejaba, y se distrajo con eso un pequeño rato, hasta que recordó su examen y tiró la basura de su mesa. Se concentró lo más que pudo en contestar, hasta que la puerta siendo abierta abruptamente lo distrajo de nuevo.

— Lamento llegar tarde.— habló Lucifer.

— Caballero, ¿Sabe qué hora es?

— Las 10:15 a.m. ¿Y?

— No puede pasar, ha llegado tarde.

— Si. ¿Acaso le pedí permiso para pasar?

— Usted es un insolente-

— Gracias, ahora con su no permiso...— Lucifer pasó de largo al profesor, tomó un examen del escritorio y se sentó a unas pocas butacas de Gabriel.

Gabriel lo ignoró y siguió intentando contestar su examen, ya iba por la mitad cuando recibió una bolita de papel en su lugar. Miró hacia atrás y vió a Lucifer con una sonrisa de lado a lado. Mirándolo finamente tomó la bolita y la lanzó por la ventana, quitó su mirada y volvió a lo suyo. Pocos minutos después llegó otra bolita, y luego otra, y otra. Gabriel lo miró mal, y Lucifer sonrió de nuevo. Gabriel volvió a ignorar las bolitas de papel, pero apenas se giró volvió a recibir otra bolita. Ahora había varios papeles en su mesa. La curiosidad pudo con él y abrió una de ellas.

2° Si PepeToño tiene dos empresas [...]

a) 12

b) 5

c) 67

d) Ninguna de las anteriores

Eso era... Eran las respuestas. Abrió el resto y todas tenían las respuestas. ¡Si se enteraban de esto iban a cancelar su examen! Ese infeliz...

— Señor Novak.

— ¿Si señor?

— Deje de pescar moscas con el pensamiento y concéntrese en su examen.

Varios rieron.

— Disculpe. Pero sus amigas parecen estar muy concentradas en esa bola que usted dice llamar pastel. — El resto de la clase volvió a reír.

El hombre solía conseguir un pastel de chocolate quién sabe dónde, y yo siendo un amante de los postres, ese pastel... era una montaña de mierda, siendo adjetivos.

— Usted metase en sus asuntos señor Novak.

— Lo mismo digo. — respondió Gabriel antes de volver la mirada su mesa y preocuparse por ocultar todas esas respuestas.

Gabriel continuó con su examen. Y ocultando todas las respuestas que Lucifer arrojaba a su butaca. Hasta que la táctica cambió. Después de unos minutos el profesor se puso de pie y se agachó junto a Gabriel, quién se giró a verlo con tranquilidad hasta que vió en su mano un puñado de papeles doblados. Vió con terror como el profesor abrió uno a uno, con sorpresa y su cara volviéndose roja por la molestia.

Bi no BiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora