Capitulo 7:"El castigo que yo solo me impuse"

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-¿Qué?

-Yo no quiero que te maten.

-Pero, soy un traidor.

-No viniste con malas intenciones. Además que si mueres, me voy a quedar sola.

-¿Princesa?

-No tengo a nadie, excepto a ti, que eres el único que me ha cuidado y procurado durante estos meses.

-Esto... ya pasó un año.

-¿En serio?

-Sí.

-... Eres el primer hombre que no veo que se fije en Miku...

-No me interesa ella. Pero, ¿Por qué sigue pesando en ello? Miku tendrá cualidades, pero usted también.

-Bueno, me voy, es mejor que descanses.

Rin se retiró. Len se sentía mal; principalmente culpable por haberle mentido a Rin. No se dio cuenta hasta ese momento, pero él solo se impuso un castigo, el cual era no poder estar junto a Rin como su pareja, menos como su marido. Ella tal vez lo había perdonado, pero no lo vería de la misma manera, así que decidió que en cuanto se recuperara su tobillo, tomaría sus cosas y partiría, ¿A dónde?, a cualquier lugar, incluso su país de origen que estaba en su punto más fuerte de la guerra.

Pasó mes y medio hasta que Len se recuperó completamente. Se quitó la fina ropa que usaba como sirviente y tomó el traje con el que llegó el día que conoció a Rin. Se cambió y guardó las pocas cosas que eran de él. Dejó todo lo que le habían dado en el palacio; escribió por último una nota y la dejó en su almohada.

Salió con sigilo de la parte trasera del castillo. Volteó por última vez hacia el castillo que fue su hogar por un año y partió.

Al día siguiente, todos los sirvientes ya estaban despiertos, excepto la princesa, ¿Acaso el sirviente no debió despertarla ya? Entonces subió una sirvienta, tocó la puerta y al no recibir respuesta abrió con cuidado, viendo que Rin aún estaba dormida. No había evidencia de que su gemelo hubiese estado allí, incluso las cortinas todavía cubrían la luz del sol.

La chica abrió las cortinas y sacudió un poco a Rin.

-Princesa... princesa.

-Mmm... ¿Qué sucede?

-Ya es hora que se levante.

-¿Y Len?

La sirvienta creyó escuchar mal, tal vez había dicho "Allen" pero no lo pudo distinguir bien, o tal vez la princesa sólo dijo el final del nombre porque seguía dormida.

-No ha llegado. Tal vez se quedó dormido. Por eso vine a despertarla. El desayuno está listo.

-Ya voy.

La sirvienta se retiró. Rin se levantó con mucha pesadez, se duchó y se puso uno de sus vestidos, decidió ir a ver a Len antes de ir a desayunar.

Recorrió algunos pasillos del castillo donde el chef no la pudiese encontrar, de lo contrario la llevaría a rastras a desayunar para que no se enfriara la comida.

Cuando logró llegar, tocó la puerta llamando al chico.

-¡Len! ¡Len!

Nada.

-Voy a entrar.

Abrió la puerta y no estaba nadie allí.

-¿Len? ¿Dónde estás?

Seguía sin escucharse nada.

-Por favor, Len.

Rin comenzó a rodear la habitación buscando a su sirviente, y aunque no lo encontró, vio una nota en su almohada.

Mi Sirviente del mal: ¿Podría ser diferente la historia?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora