Veintidós

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Jay

Mi vista estaba centrada en la maleta que estaba en una esquina de la habitación, como si estuviera en un juego de miradas pero, con una maleta. La miraba pensando como si tuviera la respuesta a mis problemas.

No problemas, más bien era la situación en la que me encontraba.

Solo quedaban veinticuatro horas para que se cumplieran dos semanas de que no sabía nada de Angelina. No sabía si había recordado algo, no sabía como se encontraba, no sabía nada.

Sí, estoy siendo un imbécil. Pero me dolía en el alma verla y no poder acercarme a ella, abrazarla, besarla, decirle que la amaba. No soportaba verla y que ella no me dé ni una sola mirada porque no tiene la más mínima idea de quien soy.

Lo poco que sabía, era lo que Elle nos decía y yo ignoraba la mayor parte.

Stai cercando di aprire mentalmente la valigia? «¿Estás tratando de abrir la maleta mentalmente?»

Mi vista viaja hacia la puerta donde estaba mi hermano mayor recostado en el marco y de brazos cruzados.

— ¿Cuánto tiempo llevas ahí? – pregunto volviendo la vista a la maleta.

— Lo suficiente como para saber que necesitas salir de estas cuatro paredes, pareces que tienes depresión.

— Puedes largarte por donde mismo viniste – le digo. 

— Uy, que humor... Pero no te voy a hacer caso – dice y veo como se sienta encima de la maleta. — ¿Por qué no has ido a ver a tu novia?

Mi novia no creo que ella lo siga siendo después de todo lo que pasó.

— No es mi novia – mi corazón se contrae al decir esas cuatro palabras.

— No me digas... ¿Cuándo dejó de serlo?

— Xavier, no quiero hablar de eso ¿si?

— No puedes seguir así. Tienes que ir a verla

— ¿Para qué? ¿Qué parte de que no sabe quien soy no entendiste?

— Al menos pon de tu parte para que te recuerde ¿no? No deberías estar aquí, deberías estar con ella, enseñándole fotos, vídeos de ustedes juntos, haciéndole saber que siempre estarás para ella, que la estás ayudando a que recupere su vida, que la estás apoyando... ¿No se supone que la amas?

— Es fácil para ti decirlo, Xavier...

— ¿Acaso es fácil para ella que no recuerde nada? ¡Ni siquiera sabe que estuvo embarazada! No sabe que perdió una parte de ella y de ti en ese accidente

¿Desde cuando mi hermano se había vuelto tan bueno dando consejos?

— Me iré a Italia con mamá y papá – digo ignorando por un momento lo que me dijo.

— ¿Qué? No puedes hacer eso

— ¿Por qué no? No hay nada que me retenga aquí

— ¡Si lo hay! ¿Eres estúpido o te haces? ¿Qué acaso te olvidaste del gran amor que sientes por ella? ¿Te olvidaste de cuando viajaste de un continente a otro sólo para estar ella?

— No, no me he olvidado de eso. Pero no puedo seguir esperando a que recuerde, no sé cuando volverán sus recuerdos, no sé cuando volveremos a estar juntos... Me duele en el alma estar así, me duele verla así pero no puedo hacer nada – le digo.

— ¿¡No puedes hacer nada!? ¿Estás seguro de eso?

— ¿Qué está pasando aquí? ¿Qué son esos gritos? – nuestros padres aparecen y nos miran a ambos con los brazos cruzados.

Unbreakable LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora