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Por fin, después de varios meses, Temo por fin había decidido declarársele a Aristóteles, sabiendo perfectamente que no iba a ser correspondido.

Y así fue.

No iba a negar que le dolió, pero realmente el sabía que así era como iba a acabar eso. Solamente lo hizo porque no pudo soportarlo más.

Aristóteles le dijo que quedarán como amigos, porque no le gustaría arruinar esa bonita relación de amistad que tenían, así que Temo, dispuesto a olvidar ese momento embarazoso y seguir viendo a Aris, accedió.

Al principio fue algo incómodo, pero después las cosas volvieron a la normalidad.

Una noche, Cuauhtemoc recibió una llamada de Diego.

—¡Hey, qué onda! —lo saludó el muchacho del otro lado de la pantalla.

—Hola, Diego, ¿que tal todo? —lo saludó de regreso, yéndose a sentar al sillón de la sala.

—Pues todo muy bien, algo aburrido últimamente —sonrió—. Tengo una noticia para ti, mi querido Temo.

—¿Que? ¿Que es?

—¡Mi mamá me dejó ir de vacaciones a Oaxaca!

—¿Es una broma, Diego? —preguntó emocionado. El otro negó—. ¡Genial! ¡Que padre!

Dio unos brincos por toda la sala en forma de festejo. Su hermano lo miró raro.

—Cada día estás más raro, Temo —dijo.

—¿Cuando te vienes? ¿Con quién o dónde te vas a quedar? —preguntó, ignorando al niño pequeño, que se cruzó de brazos.

—A eso venía. Yo... ¿podrías por favor pasarme a tu padre?

—¿Mmmm? Bueno. Julio, dile a mi papá que venga. Apúrate —ordenó el chico—. ¿Para que lo quieres?

—Es que quería ver si me podía quedar en tu casa. Así que mi ma' y tu pa' tienen que hablar sobre eso.

En eso, Pancho llegó.

—¿Que pasó, Diego?

Al final, Pancho accedió y, como el padre raro que es, dijo que iba a comprar una cama extra para que Diego se quedase a dormir en el cuarto de Temo. Teniéndola al día siguiente a unos metros de la de su hijo.

...

Días después, los López fueron a recoger a Diego a la parada de autobuses, de la que bajó unos minutos después el alegre chico, que fue recibido por abrazos por parte de los cuatro López.

—Y bien, ¿que tal te ha ido, Diego? —preguntó Pancho, una vez estuvieron arriba de La Burra.

—Pues muy bien, señor Pancho —contestó el joven—. Muy feliz porque por fin los veo después de tantos meses, ¿y usted?

—Pues han sido meses llenos de emociones tipo sube y baja. Pero siempre hay personas en las cuales confiar, ya sabes cómo dice el dicho "Un conocido te puede mostrar el camino, un amigo está dispuesto a recorrerlo contigo".

—Que frases tan profundas, señor Pancho.

—Si, deberías agradecerle al calendario. Siempre tiene buenas frases —se rió de su propio chiste. Sorprendentemente, Diego también se rió.

—Si eres un caso, Pa' —dijo Cuauhtémoc—. Y tu también, Diego.

...

Después de que Diego se instalase correctamente, Pancho se tuvo que ir a su trabajo y Temo se quedó dormido sin quitarse los zapatos. Diego pensó que quizá no había estado teniendo un buen sueño últimamente. Ya se imaginaba por qué. Así que solo se acercó a su amigo, le quitó sus tenis y de paso, le dio un pequeño golpe en la cabeza.

Fue a la sala, donde se encontraban Julio y Lupe y se entretuvo un rato en su teléfono hasta que tocaron el timbre.

—Abre tu, Diego —le dijo Julio—. Y primero ve por la rendija quién es.

—Está bien.

Se levantó y se asomó por el huequito de la puerta, notando que era ese chico de rulos que era "amigo" de Cuauhtémoc, así que la abrió sin más.

El otro chico se le quedó viendo unos segundos con los labios apretados.

...

¡Denle amor al Aristemo!

CELOS ー ARISTEMO (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora