Capítulo 2

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Capítulo 2.

—Esto... El baño de chicas no está aquí...

Y ahí es cuando descubrí que 28 letras eran suficientes para hacer que una persona se quiera morir.

Giré mi cabeza lentamente como lo hacen las personas en las películas dramáticas y me encontré con un chico rubio que indicaba con el pulgar un punto específico detrás de él y una mano en la nuca.

"Santa María... ", pensé. Estaba horrorizada, en shok, nockeada, K. O. y más adjetivos que no se me ocurren en este mismo momento.

Ya no estaba pensando en mi manga mojada o en el hecho de que mi gorro también se encontraba en la misma situación. Para nada. Mis pensamientos solo se dirigían hacia una única cosa: Desaparecer.

Cerré los ojos un momento sintiendo como todos mis glóbulos rojos y el plasma de mis venas dejaban de fluir. Alcé levemente las palmas de mis manos en señal de stop y fruncí el ceño.

  —Oh, Dios... —Susurré volviéndome al espejo.

Abrí los ojos con cuidado como si acabara de despertar de una de esas siestas en las que te mojabas toda la cara con saliva. Siendo sincera, prefería aquello a... todo esto.

Sin embargo, mi manga seguía mojada y seguía estando en un baño de chicos con un chico.

  —Ey... —Escuché.

No hice mucho caso. Me apoyé en el lavabo con extrema lentitud y volví a cerrar los ojos.

Estaba haciendo un drama, lo sé, pero es que simplemente no podía manejar situaciones como esta. Y por muy irónico que fuese dado que siempre se repetían, todo se me escapaba de mis manos. Eso explicaba mi reacción de huir en vez de disculparme con el chico de esta mañana.

"Dios, mi cabeza va a explotar..." , pensé agarrándome el puente de la nariz con dos dedos. Otro síntoma: La vergüenza se convertía en palpitaciones en mis sienes.

  - Ey... -Y esta vez sentí algo en mi hombro.

Abrí los ojos como platos por el susto. No me esperaba que viniese hacia aquí, ni siquiera había escuchado sus pasos.

  - ¿Estás bien?

"Oh, sí. Estoy todo lo bien que se puede estar por ser sorprendida en un baño de chicos por un tío después de huír de otro por una cagada.": —Sí, perdona...

Y nada más susurrar aquellas palabras, cogí mi gorro que ahora mismo eran unos tristes hilos de lana más mojados que yo cuando veo a Froy Gutiérrez y me dispuse a largarme de ahí. ¿Aceptarían a una adolescente de 17 años en un prostíbulo secreto? No, soy demasiado plana. ¿En un restaurante de McDonalds tal ve...?

  —Ey, espera. —"Ey, amigo, ¿podrías dejarme planear mi huída dramática e irte a mear si es que querías venir aquí a mear?"

  —¿Qué? —Dije volviéndome en un tono que sonó demasiado borde. Siendo sinceros, no me importaba demasiado.

  —¿De verdad estás bien?

  —Oye, si quieres burlarte de mí por venir aquí mej...

  -No, espera, no es eso -Rió él de forma despreocupada, cortándome. Si es que si yo no daba pena, daba risa-. Es que tienes cara de estar pasándolo mal y además tienes la blusa mojada y bueno...

Miré mi blusa. Solo tenía la manga mojada, ¿no? Tampoco era tanto.

Y entonces lo vi.

Y entonces volví a palidecer.

Cursi Saturno © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora