Helado

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Fuimos por helado en cuanto salimos del restaurante, le conté sobre la heladería a la que solía ir con Lara y decidimos que era una buena idea, aunque personalmente creo que solo deseábamos enfriar la situación en el auto después de estar besándonos unos largos minutos.

Intente concentrarme en el sabor de mi helado para relajar mis nervios pero la imagen mental de lo que había cargado en mi bolso antes de la cena, volvía constantemente y el hecho de que había aceptado quedarme a dormir en su casa esta noche, no me permitía tranquilizarme.

Su habitación lucia perfecta, totalmente pulcra. Su escritorio en un costado con su notebook cerrada y un par de libros al costado, los discos correctamente apilados en su estante y su cama con un acolchado negro que por lo general siempre era blanco.

Escucho el ruido de la puerta cerrarse detrás y respiro hondo. Sus manos se depositan en mis caderas y aproxima su cuerpo al mio por detrás, dejándome un beso dulce sobre la piel descubierta de mi hombro que me hace estremecer.

No era momento de aterrarme, me deseaba y yo a él.

Me doy vuelta y lo veo de frente, me besa primero lento y luego el beso se vuelve cada vez más intenso que se me dificulta respirar. Mis manos pasan alrededor de su cabello rubio arruinando su peinado, se arrastran sobre su abdomen marcado, el que tantas veces veía en foto y que ahora podía explorar a mi antojo, para finalmente acabar en la costura de su pantalón jugueteando con ella. Quito su camisa de sus pantalones y comienzo a desabotonarla con cierta desesperación, una que preferiría no admitir. Él tampoco parece querer seguir perdiendo tiempo y levanta mi vestido, tironeándolo por encima de mi cabeza para terminar lanzandolo al suelo, que antes estaba tan prolijamente libre de todo y ahora toda nuestro ropa había acabado allí.

Puse mis manos sobre sus hombros y lo empuje de espaldas sobre su cama, colocándome a horcajadas sobre él.

–¿Estas segura de que quieres hacerlo? –pregunta pese a que casi no teníamos ropa y de que ninguno de los dos tenia apenas aliento.

No le respondo, lo vuelvo a besar y bajo mi mano hasta su entrepierna dándole a entender todo, por lo que él se limita a estirarse hasta su mesa de luz y tomar un condon de allí. Agradecía tanto que los tuviera ahí y no tuviera que delatar mis intenciones tomándolos de mi bolso, no quería que pensara que lo había estado pensando tanto tiempo, casi todo el día y al menos por una semana.

Me coloco debajo, me repito mentalmente que estaba lista, que todo saldría perfecto. Cuando él se coloca encima mio con mis piernas entre su cadera y al cabo de unos segundo ya estábamos envueltos el uno al otro.

-Woah - se quita de encima mio y cae desplomado a un costado. Besa mi mejilla y me envuelve en una especie de abrazo para finalmente quedarse dormido.

Jueves

4:32 am

Aún no podía dormirme. La respiración de Teo me daba directo en la nuca y su cuerpo pegado al mio llenándome de calor, y de incomodidad.

Quito su brazo con cuidado pero dudaba de que pudiera despertarse en verdad. Me resultaba increíble creer que se despertara seguido a las 7am para hacer ejercicio.

Tomo mis cosas del suelo y me comienzo a vestir intentando hacer el menor ruido posible y del mismo modo salgo de su habitación apenas haciendo ruido cuando apoyaba lentamente su puerta.

-¿Steph? -me descubre Michelle cuando paso por la cocina para escabullirme de su casa.

-Buen día -respondo y acomodo mi vestido como un tic nervioso.

-¿Teo te obligo a despertarte tan temprano? –me sonríe con amabilidad y le da un sorbo a lo que supongo que es café por el aroma que había en la casa.

-No, él aún esta durmiendo. Mi mamá me llamo, olvide que debía acompañarla hoy a una consulta y no quiero llegar tarde –me excuso tratando de sonar lo mas convincente posible.

-Oh, bueno si es así yo puedo llevarte a casa –se ofrece.

-No, no es necesario, yo..–me detengo y mi mentira esta a punto de descubrirse. Si le digo que mi mamá vendrá por mi, querrá salir a saludarla y si le digo que iré caminando mi mentira se vera aún peor.

-De verdad, no es un problema para mi, cariño. Tengo que irme a trabajar en un instante –insiste– Solo aguarda a que tome mis cosas y nos vamos.

Asiento, sin decir nada más. No tenia idea de si sabia lo que en verdad sucedida o se había tragado mi mentira. Si ella era como mi mamá, estoy segura de que no habrá creído ni una sola palabra que salio por mi boca. De todos modos no dijo nada y tomó sus cosas para marcharnos.

Michelle era agradable, supongo que Teo había heredado de ella la facilidad de las palabras porque casi durante todo el viaje solo se podía oír su voz suave y dulce rellenando el espacio. O quizás yo estaba tan nerviosa que pudo darse cuenta e intentaba apaciguar mi pánico.

-Envíale saludos a tus padres –me dice cuando estaba por salir del auto.

-Lo haré –le respondo con una sonrisa que me esfuerzo en formar.

-¡Oh Steph! –me detiene antes de que cierre la puerta y me pueda marchar de allí– Olvide de decirte, el fin de semana iremos a casa de mis padres. Teo también ira y estas más que invitada, te gustara, ellos tienen una casa cerca de la playa. Es preciosa.

-Lo pensare –es lo primero que respondo y me arrepiento al momento. No quería sonar descortés después de todo me había traído a casa– Debo preguntarle a mis padres, no sé si me dejaran.

Ella no dice nada, asiente y me sonríe casi como yo lo había hecho antes. Comenzaba a sospechar que ella era igual a mi madre que tenia ese don mágico de saber cuando le estaba mintiendo.

Teo escribió más tarde y luego a la noche. Llamo un par de veces y todas las llamadas fueron a parar al buzón.

No le respondí ninguno de sus mensajes ni devolví ninguna de sus llamadas.

Tú & YoWhere stories live. Discover now