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Tía May estaba que se tiraba de los pelos, pero a Peter no le extrañaba

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Tía May estaba que se tiraba de los pelos, pero a Peter no le extrañaba. No todos los días llega tu sobrino a casa gritando que el gran Anthony Edward Stark le ha invitado al gran baile de navidad de su empresa, y además como su acompañante.

Pero ese no era el problema, tía May sabía que Peter estaba enamorado de Tony, y por muy extraño que sonase no tenía ningún inconveniente en ello. Peter necesitaba a alguien que lo cuidase, y sin duda esa persona era Tony.

Su problema era que Peter estaba tan obsesionado con estar perfecto para Tony, que le obligó a cambiar el traje que utilizaría tres veces. Por no hablar de la cantidad de corbatas que había rechazado de su difunto tío Ben.

Cuando May pensó que ya habían terminado, comenzó lo complicado. ¿Cómo podía ser un chico de dieciocho años tan exigente con un simple peinado? Probaron de todo: rizos, tupé, liso... Para absolutamente nada, ya que al final el estúpido de su sobrino decidió utilizar el primero de todos.

Pero lo peor fue lo último: enseñarle a bailar. Todavía le costaba entender cómo una persona tan flexible y escurridiza podía ser tan mala bailando. Porque sin duda, Peter había sido la peor pareja de baile que había tenido por el momento (y había tenido muchas). No se concentraba en los pasos y siempre pisaba a su tía de una u otra forma.

Sin embargo, no era ciega. Sabía que Peter practicaba solo a sus espaldas intentando mejorar por su cuenta. Estaba orgullosa de su sobrino, y sabía que no se había equivocado al decirle que estar enamorado de una persona mayor no estaba mal, que mientras hubiese amor todo valía.

[...]

Cuando llegó el día del famoso baile de navidad, Peter no podía estar quieto por los nervios. La mañana se había resumido en practicar una vez más el baile junto a su tía. Y la tarde en arreglarse.

Cuando terminó May con él no se reconoció en el espejo: su cabello (normalmente revuelto) se encontraba ondulado en un rizo perfecto que dejaba a la vista su pequeña frente, sus ojos se veían mucho más grandes gracias a sus enormes pestañas perfectamente arregladas y su cara carecía de cualquier imperfección (ya fuesen granos, puntos negros, o cualquier otra cosa). No se había visto tan bien en su vida.

El timbre sonó y con una sonrisa como agradecimiento se dirigió hacia la puerta. Una vez frente a ella se miró al espejo y arregló un pequeño mechón de su pelo que se había descolocado "perfecto" pensó antes de abrir la puerta.

Frente a él estaba un jodidamente espectacular Tony Stark. Nunca lo había visto tan arreglado y frente a él sintió que una vez más, no era digno de Tony.

Underoos, te ves muy bien — dijo el multimillonario sacándose unas de sus tantas gafas de sol. Lo inevitable pasó y Peter se sonrojó exageradamente.

— Gracias, señor Stark. Usted se ve sensacional.

Tony se volvió a colocar las gafas cuando inspeccionó una vez más al joven de arriba a abajo y se encaminó hacia su coche. Peter lo siguió de cerca, intentando controlar su emoción. Una vez dentro del Ferrari del de ojos ámbar se abrochó el cinturón y miró por la ventanilla durante el viaje.

Cuando llegaron un mozo de llaves le abrió la puerta a Tony y este al salir le abrió la puerta a un impresionado Peter, extendiéndole una mano para ayudarlo a salir. El de ojos color chocolate aceptó su mano y con sus mejillas ardiendo salió del coche. Miles de flashes saltaron ante ellos y los periodistas comenzaron con sus preguntas incómodas como por ejemplo "Señor Stark, ¿desde cuando le gustan los adolescentes?" o "¿Te has acostado con un joven menor de veinte años? Estás enfermo". El joven esperaba que Tony explotase, sin embargo, para sorpresa de todo el mundo, solo les dedicó una ladina sonrisa antes de decir "Que vosotros no podáis tener a alguien como Peter no es mi problema. Si vais a poneros a llorar, prefiero que sea a vuestras madres." Después de sus palabras, todo quedó en un incomodo silencio y la pareja aligeró el paso hasta llegar dentro del lugar.

Todo estaba decorado de una forma exageradamente elegante y había demasiada gente, pero Peter estaba muy emocionado. Un camarero pasó cerca de ellos y Tony agarró dos copas de champán de la bandeja que llevaba en los brazos.

— Gracias, señor Stark — dijo Peter cuando Tony le entregó la copa.

— Llámame Tony, Underoos — Tony movió una de sus manos de un lado al otro, restándole importancia al asunto. Pero para Peter eso era muy importante, poco a poco le estaba abriendo su corazón y él lo sabía.

— Sé que tus fiestas suelen ser geniales, pero esta es asombrosa — Tony sonrió egocéntricamente al escuchar los halagos del chico.

— Eran, todo esto acabó después de la guerra Civil — su sonrisa se fue oscureciendo poco a poco. El joven sabía perfectamente en lo que estaba pensando. O más bien en quién.

— Pues ya es hora de volver a hacerlas — Tony soltó una carcajada y después bebió un sorbo de su copa.

— Solo si tú me vas a acompañar a todas y cada una de ellas — Peter no podía creer lo que acababa de decir su mentor, demasiados sentimientos por un día.

— Es una promesa, Tony.

Y estoy decidido a cumplirla.

ese maldito baile | starker.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora