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Si había algo que a Yoongi siempre le había extrañado, era el hecho de que sus padres nunca estuvieran presentes. Incluso su hermano mayor, quien lo cuidaba en su ausencia, solía irse en el día mientras él jugaba en el bosque. Así había sido por años. Mientras el pelinegro pasaba sus tardes junto a Jimin en su lugar secreto y especial, los demás estaban fuera haciendo algo que él desconocía por completo... hasta esa noche.

El muchacho tenía ya dieciocho años, y encontró completamente raro el hecho de que sus papás y su hermano estuvieran juntos, sentados frente a él. Su padre carraspeó, llamando su atención.






—¿Qué es lo que hice?

—No hiciste nada —rió el hombre—. Te llamamos aquí por una razón.

—Nosotros... nuestra familia se ha dedicado a lo mismo durante varias generaciones, y creemos que tú tienes la edad suficiente ahora como para saberlo y comenzar a hacerlo con nosotros.






Yoongi sonrió ante las palabras de su madre. Siempre se había preguntado qué cosas solían hacer. Los Min vivían bastante bien, y siempre estaban fuera de casa. Él realmente quería saber cuál sería el gran y honroso trabajo que le correspondía por tradición.






—Aquí tienes. Los hice para ti, cariño.






Su mamá extendió sus manos con algo, y él lo recibió con emoción. Lo miró, confundido. Un antifaz que cubriría gran parte de su cara, y una bolsa. Alzó su mirada de nuevo hacia su familia.






—Los Min somos los más grandes ladrones, Yoongi —dijo su hermano con orgullo—. Ahora tú formarás parte de nuestro grupo. Prometo enseñarte todo lo qu--

—¿Somos ladrones?

—¿Por qué luces tan decepcionado, hijo? —frunció el ceño.

—¿No es esto malo?

—Ah... eso es un mito. Lo que hacemos es para poder sobrevivir. Las cosas valiosas o el dinero que obtuvimos todo este tiempo te dio lo que siempre tuviste y lo que hoy tenemos. Tu ropa, tu comida, tu casa. Es como cualquier otro trabajo, y este en especial requiere de mucha concentración, discreción y rapidez —se cruzó de brazos—. Sé que lo sigues pensando, pero es lo que somos, Yoongi. Eres un Min, y vas a tener que hacerlo. Mañana a primera hora tu hermano se encargará de enseñarte las cosas básicas. 

***************

Había sido un día bastante largo. Yoongi se encontraba sentado sobre unas rocas en el bosque. Suspiró pesadamente. No le gustaba para nada el destino que su familia había armado para él. Él tenía grandes sueños, y todos ellos incluían al simpático jovencito que en ese momento se acercó, pasando junto a unos árboles. Jimin tenía ya dieciséis años, y a los ojos del mayor seguía tan bonito como siempre. Incluso mucho más. Lo adoraba con todo su corazón, y adoraba también hacerse pasar por un chico herido de vez en cuando para oírlo cantar.

Jimin tampoco se quedaba atrás. Yoongi lograba hacer que sintiera miles de mariposas con sólo una mirada. Se sentían muy atraídos uno por el otro, y no era necesario que ninguno se confesara, pues lo sabían por sus propias acciones.

Una vez que lo vio, quiso correr hacia él como siempre hacía, pero sólo esquivó su mirada. Jimin lo notó, y fue este quien se acercó rápidamente y se sentó a su lado.






—¿Está todo bien, hyung? Hoy no te ves muy feliz.






Jimin puso una de sus manos sobre la frente del mayor. Torció sus labios.






The light on you [Yoonmin] ©Where stories live. Discover now