Expreso de Hogwarts

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—¿Por qué has venido a recojerme y me has llamado hermanito? No entiendo nada—Harry vio como el rubio cerraba la puerta del vagón y echaba las persianas.

—Creeme Potter, a veces es mejor no saber—Draco dejó el baúl en el sillón de la derecha y se pasó una mano por el pelo.

—Pero quiero saber Malfoy—lo cogió del brazo aunque él se zafó mirándolo con el entrecejo fruncido—¿Por qué somos lobos? ¿Por qué tenías sangre en la boca cuando te vi?

—Potter, cállate de una puta vez y relájate niño dorado—metió las manos en los bolsillos del pantalón—Somos lobos por nuestros genes, ¿vale? Y no podía dejar que te vinieses con tu séquito de gatitos y con Black.

—¿Cómo sabes lo de Sirius?

Draco rió sin ganas.

—¿En serio? Sabía que Weasley no tenía cerebro pero me esperaba algo de ti—suspiró como decepcionado—¿Te crees que no sabría si mi tío segundo anda suelto por ahí?

Harry cayó en la cuenta, Sirius Black y Draco Malfoy Black. Sirius era el primo de Narcissa. Otra cosa no explicada. Hizo una mueca y bufó sentándose con las manos entrelazadas y la cabeza gacha.

—Hey Potty no te desanimes, seguro que se le olvidó comentarte—hizo un gesto con la mano quitando importancia—Ahora escucha bien. Me da igual que estés triste o te quieras tirar del tren en marcha—Harry alzó la mirada—No le digas a nadie, ¿entiendes? Cometiste un fallo a hablarle a Black y Lupin, no sigas.

—¿Ni a Dumbledore?

Draco rodó los ojos.

—Si se entera el ministerio date por lobo muerto así que obviamente no—arrastró las últimas palabras.

—Dumbledore no hablaría al ministerio.

—El ministerio llega este año a Hogwarts—el moreno alzó una ceja—Lo verás esta noche, como sea. Y recuerda, nada a nadie.

—Está bien—suspiró rendido—¿Y eso de hermano?

—Oh bueno—sonrió de lado—Si te cuento todo ahora se irá la diversión, ¿no crees?

Pero olores invadieron a ambos haciendo que cerrasen sus ojos. Mientras Harry suspiró calmado Draco hizo una mueca de asco y después otra de añoranza.

—Son Weasley y Granger—Draco carraspeó—Llegarán en menos de 1 minuto, creo que debo irme...adiós—cogió su maletín y se fue dejando la puerta abierta.

Como predijo el rubio sus amigos llegaron pronto con el uniforme ya puesto.

—¡Harry!—Hermione lo abrazó. Un olor a canela y vainilla lo llenó, el olor de su amiga era agradable—Merlín, estábamos preocupados, Canuto nos contó que tu tíos te pusieron de nuevo barrotes.

—Ah, sí, en la ventana y puerta.

—Tío sentimos no haberte enviado nada—Ron se sentó enfrente donde anteriormente descansaba el maletín del rubio.

Harry frunció el entrecejo. El olor de Ron era algo ácido, había algo que no estaba bien.

—¿En todo el Verano ni una carta?—sí, seguía enfadado.

—Lo sentimos pero la orden nos lo prohibió—Hermione se sentó a su lado.

—¿La qué?

—La orden del Fénix, una orden creada contra quién-tu-sabes—entonces Hermione frunció el entrecejo—¿Por qué no tienes puesto ya el uniforme?

—Iba a hacerlo ahora.

—No tienes remedio—la castaña se levantó—Iré a buscar a Ginny, ella también quería saludarte.

La castaña se marchó cerrando la puerta. Ron sacó una revista de quidditch antigua.

—Tranquilo, no miro—se escondió tras la revista. Harry rodó los ojos y se dispuso a vestirse.

.—.—.—.

Hermione miraba por las ventanas de los vagones buscando en vano a Ginny. Chocó con un cuerpo y se echó un poco hacia atrás.

—Disculpa—al alzar la vista vio a una chica rubia platinada con unas raras gafas mirando el techo.

—No pasa nada, yo también debería disculparme, no miraba por donde iba Hermione Granger—comentó. Tenía una voz soñadora y una sonrisa tranquila sin dejar de mirar el techo

—¿Cómo sabes mi nombre?

—Eres muy popular—la rubia bajó la vista y se quitó sus gafas mostrando un color azul como el cielo—Eres la mejor amiga de Harry Potter y la bruja más inteligente de la generación.

Guardó sus gafas dentro de su capa y sacó una pequeña libreta, en su oreja tenía un lápiz reposando que tomó y comenzó a apuntar aun con la sonrisa.

Hermione vio el logotipo de la capa: Ravenclaw. Claro que la conocía, era Luna Lovegood, apodada Lunática por muchos, al menos en sus primeros años.

Unos brazos de imprevisto abrazaron por detrás a la chica, por la parte de la cintura. Luna sonrió aun más apuntando cosas.

—Hola Theo.

—Hola amor—el chico le sacaba una cabeza y besó su coronilla. Hermione también lo reconoció, Theodore Nott, Slytherin, de su año, muy inteligente y amigo de Malfoy.

—Es de mala educación no saludar Theo—Luna terminó y miró a Hermione, ¿nunca perdía esa sonrisa?

—Granger.

—Nott—asintió. No le caía mal, el chico era reservado y nunca se metía con nadie aunque fuera con el grupo de Slytherin. Jugaba como bateador en quidditch, era igual de alto que Malfoy, poseía ojos verdes más oscuros que los de Harry y un cabello castaño claro en una cresta.

Siempre solía estar en la biblioteca con la bufanda tapando su boca y parte de su nariz. Era misterioso y sinceramente se sorprendió cuando Lavender llegó corriendo y contó que Lunática Lovegood salía con Theodore-guapetón-Nott.

—Lu, cariño, ¿vienes con nosotros al vagón?

—Claro, ya encontré las crías de doxy y apunté sus características—posó de nuevo el lápiz en su anterior posición y la libreta donde las gafas—Adiós Hermione Granger.

Se dio la vuelta tomando la mano de Theodore, este le volvió a asentir y se marchó con Luna.

Hermione solo los vio marcharse y decidió volver al vagón con Harry y Ron, ya vería después a Ginny.

MoonShine [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora