22.Muerte y realidad.

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Me había desvanecido y en cuanto abrí los ojos, pude ver la escena más escalofriante que había visto nunca.

Jeisson se había pegado un tiro.

La sangre roja carmesí de aquél chico que hacía unos minutos me había golpeado, ahora teñía completamente la habitación.

Mi respiración comenzó a acelerarse, el cuerpo inerte de Jeisson se encontraba yacido frío, aún con la pistola en su mano derecha, y la cabeza descuartizada, llena de sangre.

Náuseas y tristeza, eso sentía ahora mismo, pude escuchar los sollozos de Sebastián, estaba llorando, yo aún no podía asimilar nada de lo que Jeisson me había dicho.

—Alice ¿Estás bien? Responde por favor—sollozaba, podía sentir su cuerpo sacudiéndose con mucha fuerza, tratando de desatar las cuerdas.

—Estoy bien, Sebastián—respondí cortante.

—Por favor, no actúes así, te lo explicaré todo en cuanto pueda soltarnos de esto—sacudió aún más fuerte su cuerpo.

Tenía pequeñas gotas de sangre salpicadas por mi ropa, mi corazón latía a mil por hora, mientras Sebastián seguía llorando.

—Alice, escúchame. ¿Puedes mover tus manos?

—Un poco. ¿Qué quieres hacer?

—Intenta soltarte, los nudos son muy fuertes y mis manos grandes no ayudan mucho, en el suelo está el celular de Jeisson, intenta soltarte y cógelo, llama a la policía—susurraba con la respiración agitada.

—Okay, lo intentaré—dije moviendo mis muñecas, para mi buena suerte las cuerdas estaban un poco flojas y con mis pequeñas manos, pude soltarme, mis manos estaban sangrando por el roce hecho.

—¡Está, lo logré! —grité feliz, mirando a Sebastián con una sonrisa, y él parecía no reaccionar a nada de lo que estaba pasando.

Al levantarme, pude sentir mi cuerpo agotado y pesado, quién sabe cuantas horas estuvimos atados aquí. Intenté desatar a Sebastián, pero realmente los nudos de él se hallaban atados con mucha fuerza, como si han sido atadas con demasiada furia.

—Iré a traer un cuchillo—solté desesperada.

Corrí a todas partes, intentado encontrar la cocina, cuando la encontré cogí un cuchillo y fui a Sebastián, al mirarlo de frente y cerca, me desesperé.

—Te ves fatal—opiné, su cara tenía hematomas muy grandes, una ceja rota y quizás el tabique también.

Corté las cuerdas y Sebastián corrió de inmediato a buscar ayuda. No sabía donde se metió mi celular, quería estar sola, bañarme y sacarme toda esta sangre, estar hecha un ovillo en mi habitación llorando toda la madrugada.

Me habían visto la cara de estúpida una vez.

Treinta minutos después, teníamos a toda la policía de la ciudad en el departamento, paramédicos asistiéndonos y la hermana mayor de Sebastián, llorando.

La peor parte se la había llevado Sebastián.

—¡Déjenme entrar! —gritó una voz femenina.

Una voz que yo podría reconocer incluso a mil millas de distancia, era Anna.

Entró corriendo a la habitación, desesperada y llorando, golpeando a los policías que intentaban detenerla.

—¡Jeisson! ¿Qué has hecho? ¡Por Dios! —su llanto era desesperante y desgarrador.

—¡Mi amor! ¿Qué te pasó?

Se encontraba llorando, tendida encima del cuerpo inerte de Jeisson.

¿Mi amor? ¡Esperen! ¿Qué?

¿Por qué Anna se encontraba demasiado triste, llorando por Jeisson y diciéndole "mi amor"?

¿Acaso Jeisson siempre fue el hombre misterioso del que Anna estaba enamorada y por eso nunca quería decírmelo?

—Anna, ¿Qué es lo que pasa? —interrogué, frunciendo las cejas. Anna estaba totalmente roja y no paraba de sollozar, me miró y luego miró al cuerpo de Jeisson.

Me había ignorado completamente.

El paramédico terminó de limpiarme las heridas. Me levanté del cómodo, antes blanco y ahora con salpicones de un rojo carmesí intenso, caminé hasta Anna, los policías se estaban llevando el cuerpo de Jeisson en una bolsa negra, que tristeza, creí que eso pasaba solo en las películas.

Sebastián se encontraba hablando con Sara, su hermana mayor.

Anna no paraba de llorar y golpeaba la pared con tanta furia, gritando y gritando.

La sacudí, tratando de hacerla reaccionar.

—¡Anna! ¿Qué es lo que te sucede? —grité sacudiéndola fuerte.

Sus ojos se clavaron fijamente en mi, su mirada me daba un cierto escalofrío que nunca antes había sentido.

—¿Por qué te duele tanto?

—¡Fuiste tú, fuiste tú! —vociferó, mirando a alguien por detrás de mi.

Al girarme, pude notar que se lo estaba diciendo a Sebastián.

—¿Por qué no le dices a Alice toda la verdad? ¿Tienes miedo de que se entere lo idiota que eres? ¡Cobarde! —lo decía con tanta rabia, gritando a los cuatro vientos.

—Anna, no es necesario el escándalo. Estuve atada por quien sabe cuantas horas, secuestrada aquí, mientras un psicópata planeaba su suicidio. Ya no quiero dramas por hoy—manifesté con la voz quebrada, mientras que en mi cabeza, el flashback de Jeisson dándome una bofetada se repetía, una y otra vez.

—¡Fui yo, todo este tiempo fui yo! —exclamó sacudiéndose de mi agarre.

—¿A qué te refieres Anna? —miré a Sebastián, que estaba muy nervioso como para expresar algo.

Mi corazón latía a mil por hora, esperando la respuesta, que quizás nunca habría querido escuchar.

—¡Fui yo la mujer que estaba con Sebastián, mientras tú creías que el estaba enamorado de ti! Fue a Francia conmigo, estuvo conmigo, mientras tu le escribías todas las noches, él estaba conmigo, te dije que si jugabas con fuego te quemarías Alice. Todo este tiempo, estuve enamorada de Sebastián, te odiaba porque se había fijado en ti y no en mi. ¿Te parece poco? Ahí fue que conocí mejor a Jeisson, me contó toda su historia, me sentía tan reflejada en él, que hasta comencé a amarlo, por la manera inexplicable en la que coincidíamos en todos nuestros pensamientos, ustedes no merecen estar juntos. Logré conquistar a Sebastián en una noche loca de tragos, quién sabe, ni siquiera me había reconocido, ni le había dicho mi nombre verdadero, ni mucho menos que te conocía—lo soltó tan rápido que apenas pude sentir mi corazón rompiéndose dentro mío.

Una pequeña lágrima se escapó por mi mejilla, Sara se encontraba estupefacta observando el espectáculo.

—¡Es mentira, no la creas Alice! Yo te contaré toda la verdad—respondió Bastian reaccionando a todo lo que dijo Anna, no sabía que creer en este momento, demasiada carga emocional en un día, bastante para mi. Ya no podía.

Corrí para afuera, apreté los botones del ascensor, adentrándome rápidamente, escuchaba los pasos de Sebastián detrás de mío, lo único que quería era estar sola bajo la ducha, llorando por haber sido tan estúpida y teniendo las respuestas en mis narices.

¨*HOLAAAAA. PERDÓN POR LA DEMORA ÚLTIMAMENTE NO TENGO NI TIEMPO DE RESPIRAR.

LOS HE EXTRAÑADO MUCHO A MIS LECTORES INCONDICIONALESSSSSSSSSSSSSSSSSSSS! LOS AMO. BESSOS. ESPERO LES GUSTE EL CAPÍTULO.

RIP JEISSON.

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⏰ Last updated: Aug 04, 2018 ⏰

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No juegues con fuego.Where stories live. Discover now