Prólogo

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Querida Annabel: 

¿Sabías quién eras?

Yo sí sé. 

Eras esa persona que tiene la fuerza de un huracán, eras la valentía del más cobarde, eras la voz del más callado, eras el viento que azota sin importar la destrucción a su paso, eras aquello que destruye, que intimida, eras el fuego que arde en cada uno de nosotros. Eras mi fuego, eras el fuego de ellos, eras el fuego de los que sufrían en silencio. Eras arte, eras oscuridad, eras luz, eras libertad. 

Eras tú. 

Pero lo que descubrí, cuando... creí que te conocía y sabía hasta lo que pensabas,

Que jamás pude descifrar que era lo que pasaba por tu cabeza. 

...Porque la verdad es que jamás, nunca nadie supo lo que pasaba por tu cabeza. 


«𝑨𝒏𝒏𝒂𝒃𝒆𝒍»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora