Capítulo IX

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Una pequeña parte de en su interior sentía asombro.

Definitivamente eso, era asombroso verlo. Se notaba toda su flexibilidad, cada una de sus habilidades, y también su espontanea creatividad para cautivar a los demás.

En el instante que vio a través de las cámaras de seguridad como el chico aspirante a superhéroe saltaba de la azotea de aquel edificio cercano, no dudó en pedirle a la I.A que no lo perdiera de vista. Más hologramas en diferentes ángulos comenzaron a aparecer a cada vuelta que le daba a la torre.

Sin demorarse salió del laboratorio encaminado a la pista de aterrizaje de la torre, pocos segundos después pudo presenciar la impecable llegada de Spider-Man.

Prestó mayor atención al chico cuando vio como este se ponía de cuclillas al borde de la torre mirando hacía abajo.

—¿Miedo a las alturas, araña? —El joven giró un poco el rostro, y el genio asumió que lo estaba mirando.

La única respuesta que tuvo fue una negación con la cabeza.

—Llegas a tiempo, al menos eres obediente.

Peter se puse de pie y comenzó a caminar hacia Tony, por un instante el cuerpo del genio se sintió desprotegido sin su propio traje y unas inmensas ganas de echarse hacia atrás se apoderaron de él, pero se contuvo, no se iba mostrar inseguro delante de nadie, menos de ese chico.

Nuevamente lo que tuvo como respuesta fue un movimiento de cabeza. Esta vez el menor asintió.

El genio comenzaba a perder de a poco la paciencia, no es como si estuviese mucho de esta, pero a veces podía ser considerado. Se quedó unos minutos observando a Peter quien parecía también estar mirándolo, pero con la máscara puesta era imposible saberlo.

—¿Te dejaras la máscara todo el tiempo?

—Si puedo, preferiría que sí.

—¡Oh, genial! —El mayor viró los ojos dejándolos blancos por unos segundos. Luego tomó con algo de fuera el tabique de su nariz. —Al menos ahora hablas.

Peter alzó los hombros intentando parecer indiferente a las palabras y acciones de Tony, pero la realidad era que debajo del traje temblaba completamente de ansiedad. Sentía que podría desmayarse.

—De acuerdo. Empecemos de nuevo.

—Sí, mejor. —El chico miró por unos instantes su alrededor confundido y dio un paso hacia atrás antes de volver a mirar al genio. —Oh, Sr. Stark. Buenos días.

El joven logró que una de las comisuras de los labios ajenos se curvara en una diminuta sonrisa.

—Buenos días, Parker. Llegas a tiempo.

—Sí, espero que las personas que me llevaron en los techos de sus autos no se enfaden. —Peter se rascó la cabeza en un acto de nerviosismo al delatar su travesura. Como si fuese un niño.

—No lo creo, seguro varios se habrán asombrado de verte pasear por las calles. ¿Entramos? Debemos hablar.

—Claro, lo sigo.

Cuando Tony se dio la vuelta para entrar al complejo fue inevitable no volver a poner los ojos en blanco.

Podía escuchar los pasos del chico detrás de él, y eso le aseguró que el contrario tenía cierto interés sobre lo que le diría.

¿Pero qué le diría exactamente? Aún no lo sabía.

Lo ideal sería plantear sus dudas sobre aquel plano que guardaba con recelo, pero eso sería arrancar la planta de raíz y perder la posibilidad de analizar todas la cualidades que tenía Peter como superhéroe. Sí, lo primordial sería eliminar todas sus dudas -y sus inseguridades- con respecto a lo que el chico tramaba, pero había más. Algo más que Tony quería, pero que ni este mismo sabía con exactitud qué era.

Una misión importanteWhere stories live. Discover now