Capítulo 7: Primer Climax

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Se sentía impotente, el General Zhao había venido hace unos días y se había llevado a toda su tripulación, aun cuando estuvo tan cerca de capturar al Avatar... varias veces y ahora se encontraba varado en un barco inútil sin marinos, ni maestros fuego a su cargo, solo quedaba él, su tío y una extraña maestra tierra. Estaba desmotivado y en un cierto nivel, roto; definitivamente no se trataban de sus mejores días.

-Voy a salir a dar un paseo por el pueblo ¿Quieres venir, príncipe Zuko?- le invitó el anciano.

-No estoy de humor- respondió, girando su cuerpo sobre la cama con dirección a la pared.

-¿Seguro? La brisa nocturna es muy agradable por esta zona- sin embargo, el joven lo ignoró totalmente -¿Qué hay de ti, Záthura?

La chica estaba arrodillada al lado de la cama de Zuko, intentando alentarlo sin mucho éxito.

-No, quiero quedarme- dijo con voz calmada, sin embargo, su rostro mostraba una mueca.

El tío Iroh captó el mensaje que quería darle la chica, así que se despidió sin insistir, cerrando la puerta al salir. El castaño estaba meditando, viendo el techo de su camarote mientras estaba recostado en su cama con las manos tras la cabeza, la chica permaneció arrodillada a su lado, mirando al príncipe en silencio, solo cantando alguna letra que pasaba por su cabeza, pero parecía más un balbuceo que un canto propiamente, todo mientras buscaba las palabras, de echo tenía meses buscando esas palabras. Ella miró sus manos sobre su regazo, que se estrujaban entre ellas sudadas y nerviosas.

-Zuko- lo llamó, su voz llenó la habitación tras el silencio sepulcral que había antes -hay algo que quiero decirte.

La morena intentó sonar segura, pero se oía más temblorosa cada que sus palabras avanzaban; el castaño solo se limitó a hacer un ruidito como señal de que la escuchaba, ya que había captado su atención, pero no la miró a la cara. La pelirroja empezaba a arrepentirse, pero aun así continuó.

-Pues, v-verás. Hace tiempo q-que q-quería decírtelo- tartamudeaba de manera increíble; las palabras se le enredaban y se sentía como si intentara pronunciar un complicado trabalenguas -l-la verdad es que l-lo pensé mucho para decírtelo, p-pero...

Tragó gruesamente y su corazón latía a mil por hora, tomó aire para soltarlo de una vez por todas.

-Tu...

"Me gustas" es lo que debía decir, sin embargo, ambos se levantaron de golpe, Zuko miró a la maestra tierra.

-¿También lo escuchaste?- preguntó susurrante y alerta.

Ella solo asintió con la cabeza.

El maestro fuego se acercó con cautela a la puerta, decidido a investigar la proveniencia de aquel ruido, la chica lo siguió con la misma agilidad. Ambos registraron el barco con el mayor sigilo posible, pero nada parecía fuera de lugar, aunque eso es lo que lo hacía sentir tan sospechoso. Llegaron a la cabina del capitán y Zuko observó como un loro-iguana tomaba vuelo desde la ventana.

Ese animal le era familiar.

En seguida sus ojos se abrieron lo más que pudieron, dándose cuenta de lo que ocurría, con unos reflejos entrenados se giró en busca de la chica, tomándola de la cintura, rodeándola con sus brazos, justo a tiempo para protegerla de la explosión que los alcanzó, causando daños irreversibles.

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Záthura observaba su alrededor mientras el caballo-avestruz avanzaba penosamente, había transcurrido unos cuantos días, pero ella y el maestro fuego no había pronunciado palabra desde entonces. Escuchó como el estomago del castaño rugió de hambre, fijando su mirada en un hombre con comida recién cocinada, planeando robarla, pero se retractó al ver como este se lo entregaba a su mujer embarazada.

Fuego y Tierra [Zuko x OC]Where stories live. Discover now