Capítulo 8. Enamorados

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Pasaron toda la noche juntos, incluso Wong había llegado al santuario y los hombres no se dieron cuenta.

Y cómo hacerlo, cuando sus manos entrelazaban, preguntas del universo se contestaban, y las historias de sus pasados las conocían ahora.

—¿Entonces la doctora Palmer y tú...?

—Algo así —Stephen arrugó su nariz, contestando con certeza.

El sofá estaba algo alargado, uno al lado del otro, pero mirándose fijamente. Ninguna molesta incomodidad había entre ambos, al contrario, parecían conocerse de años pese a que contaban cosas de sus personalidades desconocidas para el otro.

—Pero ahora somos amigos, muy amigos.

—Supongo que no debo preocuparme por ese "muy", ¿cierto?

—No deberías —respondió Stephen, arrugando su frente. ¿Tony Stark celoso? No podía imaginarlo—. Yo no estoy celoso de tus acontecimientos con la señorita Potts y todo lo que estuvo por suceder.

—Sí, qué curioso que ahora esté en la choza mágica con el hombre que me robó el corazón —dijo Tony, tocándose el pecho con el dedo índice de su mano izquierda.

—¿Te lo robé? —planteó Strange, con una sonrisa que evitaba cualquier risa fuera de lugar.

—Ya sabes —se encogió de hombros el hombre de hierro—, me enamoraste —pronunció apenas, viendo el suelo. Una vez completada la frase, sonrió con la mirada puesta en los ahora ojos verdes del hechicero.

—Debo ser muy especial —comentó Strange, tomando cercanía a su contrario. Anivelándose al rostro de Stark, quién no se inmutó ni un poco, sino, eliminaba lejanía de la misma manera.

—Lo eres ahora —musitó Tony sobre sus labios, mirando los encantadores ojos del más alto. Esos pómulos tan marcados, y sus labios peculiares que pedían ser besados por él.

Entonces, Stephen posó una de sus manos sobre la mejilla de Tony, acariciando con gentileza. Cerró sus propios ojos, presionando con delicadeza sus labios sobre los de Tony.

Cada momento parecía más romántico. Empalagoso, pero romántico e irónicamente, mágico.

Sanctum Sanctorum, al día siguiente por la tarde.

Wong se encontraba en la cocina, picaba un par de verduras mientras escuchaba música en la pequeña grabadora que consiguió con la ayuda de Peter Parker.

El asistente del doctor Strange se entretenía al son de Meghan Trainor y sus grandes hits.

—¿Y la tradición de Beyoncé o Drake? —entró Strange a la habitación que hacía posibles sus alimentos.

—Pasado de moda —respondió Wong, en su labor del cuchillo y verduras.

—Spice Girls está pasado de moda —agregó el pelinegro, sentándose en una alta silla al otro lado de la barra, frente a Wong.

Stephen no portaba su vestuario común de hechicero. Solo ropa deportivamente cómoda.

—Tú estarás pasado de moda si no sales a salvar el mundo.

—Creo que los asistentes estarán pasando de moda si no haces bien tu trabajo —contraatacó el maestro de las artes místicas, con algo de burla en sus labios. Se ganó una mirada, metafóricamente, fulminante de Wong—. Como sea, ¿sabes a qué hora se retiró Stark?

—No quise molestarlos —contestó de inmediato el de menor estatura, parecía desinteresado en el tema—, se miraban muy bien tomados de las manos y diciéndose cuán cosa melosa se les pudiera ocurrir.

Una Misión IRONSTRANGE | MARVEL, YAOIWhere stories live. Discover now