-Pero, hijo, si eso no puede ser.
-Elijo a los tres -contestó el niño.
-Habla con razón hombre - volvió a decir el padre-. ¿A cuál de ellos doy el sí?
-A los tres - volvió a contestar Jimin, y no hubo quien lo sacase de ahí.
Había un padre que tenía un hijo muy hermoso, pero muy voluntarioso y terco. Se presentaron tres novios a cual más apuesto, que le pidieron su hijo; él contesto que los tres tenían su beneplácito, y que preguntaría a su hijo a cuál de ellos prefería.
Así lo hizo, y el niño le contestó que a los tres.
-Pero, hijo, si eso no puede ser.
-Elijo a los tres - contestó el niño.
-Habla en razón, hombre - volvió a decir el padre -. ¿A cuál de ellos doy el sí?
-A los tres - volvió a contestar Jimin, y no hubo quien lo sacase de ahí.
El pobre padre fue mohíno, y les dijo a los tres pretendientes que su hijo los quería a los tres; pero que como eso no era posible, que él había determinado que se fuesen por estos mundos de dios a buscar y traerles una cosa única en su especie, y aquel que trajese la mejor y más rara cosa sería el que se casase con su hijo.
Poniéndose en camino, cada cual por su lado, y al cabo de mucho tiempo se volvieron a reunir allende los mares, en lejanas tierras, sin que ninguno hubiese hallado cosa hermosa y única en su especie.
Estando en tribulaciones, sin cesar de procurar lo que buscaban, se encontró Taehyung con un viejecito, que le dijo si le quería comprar un espejito. Contesto que no, puesto que para nada le podía servir aquel espejo, tan chico y feo. Entonces el vendedor le dijo que tenia aquel espejo una gran virtud, y era que se veían en el las personas que su dueño deseaba ver; y habiéndose cercionado de que ello era cierto, se lo compro por lo que le pidió.
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Hoseok, al pasar por una calle se encontró con el mismo viejecito, que le pregunto si le quería comprar un botecito con bálsamo.
- ¿Para qué me ha de servir ese bálsamo? - Pregunto al viejecito.
-Dios sabe -respondió este -, pues este bálsamo tiene una gran virtud, que es la de hacer resucitar a los muertos.
En aquel momento acertó a pasar por ahí un entierro; se fue a la caja, le echó una gota de bálsamo en la boca al difunto, que se levanto tan bueno y dispuesto, cargó con su ataúd y se fue a su casa; lo que visto por Hoseok, compró al viejecito su bálsamo por lo que le pidió.
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Mientras Jungkook pasaba metido en sus conflictos por la orilla del mar, vio llegar sobre las olas un arca muy grande, y acercándose a la playa, se abrió, y salieron en tierra infinidad de pasajeros.
El ultimo, que era un viejecito, se acerco a él y le dijo si le quería comprar aquella arca.
-¿Para qué la quiero yo -respondió Jungkook -, si no puede servir sino para hacer una hoguera?
-No, señor - repuso el viejecito -, que posee una gran virtud, pues que en pocas horas lleva a su dueño y a los que con él se embarcan a donde apetecen ir y donde deseen. Ello es cierto; usted puede cercionarse por estos pasajeros que hace pocas horas se hallaban en las playas de Tailandia.
Cerciorose el caballero, y compró el arca por lo que le pidió su dueño.
El primero dijo como había comprado un espejo, en el que se veía, con sólo desearlo, la persona ausente que se quería ver; y para probarlo presentó su espejo, deseando ver a el chico que todos pretendían. ¡Pero cuál sería su asombro cuando lo vieron tendido en un ataúd y muerto!
-Yo tengo - exclamó Hoseok - Un bálsamo, que lo resucitaría; pero de aquí a que lleguemos, ya estará enterrado y comido de gusanos.
-Pues yo tengo -dijo a su vez Jungkook - un arca que en pocas horas nos pondrá en Busan.
Corrieron entonces a embarcarse en el arca, y a las pocas giras saltaron en tierra, y se encaminaron al pueblo en que se hallaba Seokjin, el padre de su pretendido.
Hallaron a este en el mayor desconsuelo, por la muerte de de su hijo, que aun se hallaba de cuerpo presente.
Ellos le pidieron que lo llevase a verlo; y cuando estuvieron en el cuarto en que se encontraba el féretro, se acerco Hoseok, echó unas gotas sobre los labios de Jimin, él que se levantó tan bien y risueño de su ataúd, y volviéndose a su padre, le dijo:
-Lo ve usted, padre, ¿cómo los necesitaba a los tres?
FIN.
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Espero que les haya gustado y se hayan entretenido un ratito leyendo esta historia. Recuerden decirme de algún error ortográfico, de redacción o gramatical por favor.
