Cedric Diggory

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Por primera vez al entrar al Gran Comedor, el sitio al lado de Cedric Diggory estaba libre.

No iba a desperdiciar esa oportunidad, asique caminé hasta él, pero a mitad de camino vi que Cho tenía las mismas intenciones que yo.

Pero ¿porqué querría acercarse a Cedric?, ella es una Ravenclaw, debería ir a sentarse a otra mesa.

Me ví obligada a hacer algo, pero no sabía el qué.

-¡Cedric! -dije de repente.

Él se giró y me miró con esa típica sonrisa que derrite a cualquiera. Cho me miraba desconcertada, seguramente no esperaba que yo pudiera estar interesada en Diggory.

-¿Puedo... -suspiré, sus amigos estaban mirándome. Me acerqué más, dejando a Cho atrás- ¿puedo sentarme contigo?

Me observó, todavía sonriendo.

-Claro que sí, Alyssa.

¡Sabe mi nombre!

Ví por el rabillo del ojo cómo Cho se daba la vuelta decepcionada y se sentaba con sus amigas de Ravenclaw.

La cena fue tranquila, Cedric y yo estuvimos hablando todo el rato. Era un chico muy interesante, ahora sabía porqué le gustaba a tantas chicas, incluida yo.

-¿Vamos juntos a la sala común? -me preguntó algo nervioso.

Es el chico perfecto.

-Claro -quería disimular mi felicidad, pero era imposible para mí en éste momento.

Todavía quedaba mucha gente en el Gran Comedor cuando nos levantamos de nuestro sitio. Él me ofreció su brazo y la tomé.

Sentía la mirada de Cho y sus amigas en nosotros, y mis sospechas se confirmaron cuando una de ellas dijo: "Tranquila, Cho. Verás como mañana ni se acuerda de ella".

Cedric me observaba mientras caminábamos fuera del Gran Comedor, parecía querer decirme algo.

-Deberíamos pasar más tiempo juntos, ¿no crees? -dijo estudiando mis facciones.

-Me encantaría.

Su cara se relajó y sonrió.

-Me alegra que lo digas.

Cuando ya habíamos llegado a la sala común de Hufflepuff, me frenó antes de que entrase al dormitorio de chicas.

-¿Te gustaría quedar mañana después de comer en la torre de astronomía?

-Claro que sí.

Sonrió y me besó en la mejilla. Pero antes de que se fuera le agarré del brazo.

-¿Es una cita? -pregunté yo.

Qué tonta, ¡obviamente era una cita!

-Sí.

Me sonrojé y entré al dormitorio.

¡Tengo una cita con Cedric Diggory!







Amortentia | HP OSWhere stories live. Discover now