II. REENCUENTROS

2.3K 130 6
                                    

CAPITULO DOS—
REENCUENTROS.

CAPITULO DOS—REENCUENTROS

Hoppla! Dieses Bild entspricht nicht unseren inhaltlichen Richtlinien. Um mit dem Veröffentlichen fortfahren zu können, entferne es bitte oder lade ein anderes Bild hoch.

«Él nunca se declaró.
Y yo, no era mucho de guerra.»

ME INCORPORÉ PRESA DEL MIEDO, UNA FINA CAPA DE SUDOR CUBRÍA MI CUERPO EN SU TOTALIDAD

Hoppla! Dieses Bild entspricht nicht unseren inhaltlichen Richtlinien. Um mit dem Veröffentlichen fortfahren zu können, entferne es bitte oder lade ein anderes Bild hoch.

ME INCORPORÉ PRESA DEL MIEDO, UNA FINA CAPA DE SUDOR CUBRÍA MI CUERPO EN SU TOTALIDAD. Observé todo a mi alrededor aún confusa por la reciente pesadilla, las ganas de vomitar se apoderaban de mi. Malakai subió a mi cama para acurrucarse a mi lado, suspiré tranquila, acariciando su largo pelaje blanco, era totalmente hermoso. Sus ojos que ahora me examinaban con preocupación, transmitían una sabiduría abismal. Le sonreí intentando tranquilizarlo, y abrazada a él, me dejé caer de nuevo en la cama.

—Tranquilo, chico, un mal sueño.— dije, mirando al techo, lo observé de reojo, y pude ver la comprensión en su mirada.—Eres demasiado inteligente, Malakai.

Cerré mis ojos, permitiéndome ser seducida por Morfeo. Esperando que no tuviera que reencontrarme con Nyx.

Salí a correr como de costumbre. Eran tan solo las seis, después de la terrible pesadilla, solo pude dormir una hora más. Malakai e Ikia estaban demasiado inquietos, desconocía el motivo, pero provocaba que todos mis sentidos se mantuvieran alerta, y mi protección cubriera toda la manzana alrededor de mi piso. Frené, permitiéndome coger todo el aire posible. Seguramente estaba roja, mi corazón latía desenfrenado, sino fuera porque ya estaba acostumbrada, estaría presa del pánico, en mis primeras reencarnaciones todo eran tan nuevo, que cada pequeño detalle me asustaba. Ya me había acostumbrado a las reacciones humanas, conocía mi cuerpo mortal.

Sentí un dolor profundo que recorrió todo mi cuerpo, un aviso. Me permití caer al suelo para recuperarme, pero pronto me erguí y corrí hacia mi piso, con personas observando no podía simplemente desaparecer y aparecer en el. Alguien había traspasado mi barrera, me preocupaba de sobremanera. Anya apareció a mi lado en su forma astral, alarmada por mi preocupación repentina. Me dispuse a abrir la puerta rápidamente, Anya se me adelantó, temí por mis lobos, pues se habían quedado en el piso.

—¡Malakai!

Mi viejo amigo corrió hacía mi, seguido de Ikia. Al igual que Anya, se pusieron alerta, y entre los tres formaron un escudo a mi alrededor. El aire se volvió tenso, el frío asoló toda la habitación. Y sentí la presencia Nyx.

Nyx, no te escondas, no es necesario.— pedí aún alerta, no sabía de sus intenciones y me preocupaba que alguno de mis compañeros saliera herido por un mal movimiento de su parte.

Nyx se dejó ver, sentada en mi sillón con una sonrisa socarrona.

—Mi querida Artemisa, ¿pensabas que este simple truco te mantendría oculta?— soltó burlona—Puedes hacerlo mejor.

Suspiré. Y di un paso hacia delante, Ikia y Malakai tenían todo el lomo hacía arriba, gruñendo por lo bajo a la diosa de la noche.

—No quiero problemas, Nyx, fue muy estúpido por mi parte confiar en Morfeo.— Me acerqué a ella y me senté a su lado.— ¿A qué se debe tu encantadora visita?— contesté con una ceja alzada.

—Lo sabes de sobra. Eros te necesita, Artemisa y no puedes dar la espalda a una lucha a la cual perteneces quieras o no.

—No quiero inmiscuirme, deberías comprenderlo, tú mejor que nadie, Nyx. ¿Derramar sangre inocente por una estúpida lucha de poder?. Ya le dije a Apolo que no, y es lo mismo para vosotros, no pienso meterme.—Ella se acercó peligrosamente a mi rostro.

—No me saques de mis casillas, Artemisa. Sabes de sobra para la poca paciencia que poseo.—Me incliné hacía delante, enfrentándola.

—No es esa mi intención, pero estoy decidida, Nyx, no pienso entrar en una guerra que ni me va, ni me viene, no sino es por un motivo mayor.— Ella sujetó mi brazo con fuerza.

—Pues haremos que haya un motivo mayor, Artemisa—soltó con una macabra sonrisa— Estate alerta.— del mismo modo que apareció, se levantó y desapareció.

Malakai, Ikia y Anya se acercaron a mi, y pude dejarme caer relajada en el sillón.

—Tampoco ha sido tan malo ¿no?— sonreí abrumada. Tenía un mal sabor de boca, pues sentía que esto solo sería el comienzo de una cadena de infortunios.

Los ladridos de Ikia me sacaron de mi somnolencia. La noche había caído rápido, al la misma velocidad que yo había comenzado a meditar. Me levanté del suelo, cogí todo el aire posible, alcé mis manos y un gran brillo me envolvió. Con impulso, el destello fue lanzado con fuerza hacia el firmamento. De esta manera, todos tendrían claro que si pensaban luchar, que lucharan, pero no se les ocurriera atentar contra mi, pues me darían motivo para una gran justa.

—Vamos Ikia, los demás nos esperan, tenemos por delante un duro viaje.

Me acerqué a mi loba, la cual podía camuflarse con la noche con facilidad, su largo pelaje negro se lo facilitaría, pero entre tanta oscuridad sus grandes ojos dorados destacaban con fuerza. La toqué, y pronto aparecimos en mi apartamento, ya vacío por el viaje que teníamos por delante.

—¿Preparados chicos?

Mis tres compañeros me observaban, expectantes, sonreí, y los tres fueron envueltos por mi luz, mi protección más fuerte los cubrió, lo que me dejaba un poco expuesta, pero no pensaba dejarlos a ellos.

Me di la vuelta, salí del piso y me monté en mi coche, Anya desapareció, e Ikia y Malakai ocuparon los asientos traseros. Arranqué el coche echándole una última mirada a mi hogar, el cual estaba apunto de dejar atrás, rezaba con fervor que todo se calmara, y nada malo tuviera que suceder. Haines, Alaska sería nuestro nuevo hogar, sabía cuanto les gustaría el frío de allí a ambos lobos. Arranqué, calmando mis nervios, la noche sería mi aliada.

—Madre, dame fuerzas.—musité.

Llovía a cántaros, como si el cielo fuese testigo de mis actos, como si intentara frenar mi apresurada decisión. Estaba decidida, y este lugar no tenía nada más que ofrecerme, aceleré evitando que la culpa me invadiera, yéndome lograría que al menos las personas de este lugar se mantuvieran a salvo. Y procuraría que donde iba, no pudieran dar conmigo.

Du hast das Ende der veröffentlichten Teile erreicht.

⏰ Letzte Aktualisierung: Oct 08, 2022 ⏰

Füge diese Geschichte zu deiner Bibliothek hinzu, um über neue Kapitel informiert zu werden!

ARTEMISA [1]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt