Capítulo 24 ~ La verdad de Hien

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Shaoran

Miraba como Sakura dormía a su lado con una calma casi envidiable. Veía su rostro relajado, inhalando y exhalando con serenidad. Sus mechones de cabello caían por su rostro y Shaoran ni siquiera quería moverlos para evitar despertar a la chica. Se removió un poco más de su posición emitiendo un par de sonidos que hicieron que su cuerpo comenzara casi a electrizarse.

Para distraerse de aquella preciosa visión, decidió escribirle a Daidouji para contarle sobre el estado de su prima. Y que además podía venir a visitarla cuando quisiera para estar con ella. Su estadía sería bienvenida en su nuevo departamento.

Se acomodó nuevamente quedando frente a Sakura para lograr dormir un poco más. Era la primera noche que compartirían juntos y él sólo quería dar lo mejor de sí para que su querida Sakura estuviera tranquila y en paz.

―Buenas noches preciosa ―dijo despacio Shaoran para depositarle un beso en la frente a Sakura y luego cerrar sus ojos para por fin dormir.

Al día siguiente era trece de Agosto, lunes por la mañana y se despertaba algo desorientado. Estar en su nueva habitación fue extraño, pero se sintió bien. Al otro lado de su habitación, estaba Meiling descansando. O eso creía porque el olor a pan quemado comenzó a invadir su nariz y eso lo alarmó, más cuando escuchó el grito de ella desde la cocina.

Sakura comenzó a moverse de su lugar y él se levantó rápido, vestirse e ir hasta la cocina.

―Ya quieres inaugurar el departamento, Meiling ―dijo más bien fastidiado.

―Lo lamento. Me distraje revisando el celular.

―¡Despégate de eso!

Caminó hasta abrir la ventana, que ahora daba a una cómoda terraza y divisó el paisaje. Le gustaba lo que veía. Luego giró para ver como Sakura también llegaba hasta el lugar donde se encontraba Meiling. Escuchó como Sakura decidió prestarle ayuda en la cocina a la morena y ésta rezongaba por lo bajo. Recordó aquellos días en China y como su querida prima no tenía habilidades para la cocina, porque siempre todo resultaba en un caos, salvo algunas pocas veces podía lograr preparar algo. Aunque le ponía empeño y a veces resultaban las cosas comestibles. Sonrió al recordar eso y ver a lo lejos, como ambas interactuaban muy bien. Notó que Sakura estaba vestida, entonces decidió preguntarle desde el balcón:

―¿Irás al café?

Sakura afirmó en silencio.

―No puedo seguir abusando de Rika. Además me sirve como distracción.

Dejó a Sakura hacer sus cosas a su ritmo mirándola con atención, siguiendo cada uno de sus pasos y como se desenvolvía en el departamento. Luego de eso, decidió caminar hacia dentro en dirección al baño. Necesitaba una buena ducha y comenzar esa semana con ánimo, aunque los días lunes siempre eran una tortura para cualquier ser humano, aunque trabajara freelance.

Pasada las horas, se encontraba sentado frente al computador revisando la contabilidad del café, del pub y de la textil en China. Debía administrar bien su tiempo en cada una de ellas. Pero estaba inquieto pensando si era o no buena idea haber dejado a Sakura ir al café. Miraba a cada instante su celular por si ella le escribía o alguno de sus compañeros le informaba del estado de la castaña. No quería parecer psicópata, pero le urgía saber que ella solamente se encontraba bien. Aunque había pasado una semana desde todo lo sucedido con el padre de la chica, quizás un poco más de tiempo de luto hubiera sido bueno, pero tampoco valía la pena tenerla en casa todo el día.

Suspiró por milésima vez en lo que iba de la mañana. Tenía trabajo acumulado y necesitaba ponerse al corriente, luego de eso volvería a su rutina semanal donde practicaba artes marciales y salía a recorrer la ciudad. Lo que sí, los días miércoles seguía yendo a jugar con los chicos en el Parque Pingüino.

Descansa en PazWhere stories live. Discover now