Capullo de Flor

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N/A: Los personajes no me pertenecen, pertenecen a Furudate Haruichi, autor del manga Haikyu!!

Este OS participa en la actividad del Team KuroTsukiBokuAka del grupo de Facebook HaikyuuYaoi.   

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Tsukishima se sentía acalorado, muy acalorado, como si tuviera fiebre, pero sin el agotamiento físico y dolor que esto traía consigo. Era muy incómodo y extraño, una rigidez atacando sus articulaciones y una especie de ardor localizado sobre sus mejillas y palmas. Estaba sudado y pegajoso, se sentía inquieto; su piel también picaba y sentía la necesidad casi biológica y desesperada de frotarse contra algo, lo que fuera, lo necesitaba. Eligió las sábanas de la cama sobre la que se encontraba para aliviarse. Le gustaba, poseía una fragancia tan dulce y agradable que se metía profundo en sus pulmones, nublaba sus ya confusos pensamientos, lo hundía lentamente, a veces le hacía suspirar...otras lo invitaba a buscar más y más de él.

Su contacto, cada roce y caricia, era placentera, muy placentera.

Tsukki — la puerta se abrió y lo primero que notó fue una enorme cabeza de conejo asomándose por el borde, una de sus largas orejas se agitó bajo el movimiento de la persona que parecía estar manipulándolo — ¿Cómo te sientes? El señor conejo está preocupado por ti — el rubio gimió suavemente ¿Por qué él estaba haciendo esa clase de voz? Era ridícula y parecía que estaba hablando con un niño.

No le gustaba y rodó los ojos, sin embargo había una pequeña sonrisa en su rostro — Dile al señor conejo que estoy bien.

¿Es cierto eso, Tsukki-chan? ¿Te sientes mejor? — la cabeza del muñeco de felpa volvió a agitarse, una de sus patas superiores también lo hizo y Kei fue capaz de ver la mano que lo sostenía — Dile la verdad al señor conejo.

— Bokuto-san, estás siendo tétrico, para ya con eso.

El bicolor exclamó una réplica y permitió que su cuerpo fuera visible al mismo tiempo que empujaba la puerta de la habitación; estaba usando un par de pantalones de lana negros de apariencia suave y una camiseta amarilla de tirantes que le permitían ver cómo los músculos de sus brazos se tensaban mientras abrazaba ese enorme conejo contra a su cuerpo. Tan firmes, tan fuertes, y de pronto Tsukishima tuvo deseos de volver a suspirar — Creí que esto te animaría, te gustan los consejos ¿No? El otro día dijiste que tenías uno cuando eras niño...conseguí uno del mismo color para ti — murmuró ¿Estaba deprimido? Las orejas de Bokuto parecían ligeramente gachas y su cola se agitaba con poca energía a la altura de sus rodillas.

— Me gustan, pero prefiero a los dinosaurios.

— ¡Oh! Entonces voy a darte uno enorme, lo prometo — Bokuto sonrió, tan radiante y vivaz como solo él podía hacerlo, parecía que toda su motivación había vuelto a su cuerpo y su siempre honesta cola no dudó en hacérselo saber al mundo con su alegre balanceo.

Eso le hizo arquear los labios en una sonrisa. La suya casi sintió deseos de imitar aquellos enérgicos movimientos, sin embargo había algo que no le gustaba. Bokuto estaba manteniendo su distancia de él, había ido a visitarlo una par de veces en la mañana y jamás avanzaba más allá del portal de la puerta. Eso lo estaba molestando un poco...tal vez demasiado — No vas a darme al conejo, es para mí ¿No?

— Eh...si, es todo tuyo, pero pensaba dártelo más tarde...porque...— apretó los labios, dudó, su cola se movió con una violencia que delataba su nerviosismo y sus orejas se pararon en punta, no estaba mirándolo a los ojos. Parecía algo tenso — Él señor conejo y yo, necesitamos...

Tu Fragancia [R18] [Editado]Where stories live. Discover now