Prólogo.

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Narrador omnisciente. 

 "... 24 de Marzo de 2013  

  El sonido de aquel ruidoso timbre indicaba que ya era hora de dirigirse hacia la cafetería, era la hora del almuerzo. Evangeline salió de última del aula de clases, ya que nunca le ha gustado llamar la atención de ninguna manera. Al salir del salón de clases pudo evidenciar el hecho de que no había nadie en el pasillo. El lugar se encontraba desierto por algún motivo. En ese momento supo que algo no iba bien. A lo lejos se podía escuchar el bullicio de la multitud. Caminó lentamente  hacia la cafetería y poco a poco el ruido de las voces incesantes se fue intensificando.   

  Al llegar a las puertas de la cafetería, inmediatamente las abrió. Todas las voces cesaron y todos dirigieron su mirada hacia la castaña. Se sintió extraña en ese momento, esto nunca le había sucedido. Excepto la vez que defendió a su hermano Samuel  en cuarto grado, cuando una niña lo estaba agrediendo y ella termino golpeándola. Ese día todo el colegio  se quedó mirándola, ese día se sintió increíble. Sintió que finalmente había hecho algo por alguien, pero hoy, ese no era el caso. Resulta que todos se encontraban mirándola, y no precisamente por haber hecho un hermoso acto de lucro.  

    Miró su ropa tratando de buscar algo inusual en ella y no hallo nada. Sin embargo, en sus jeans holgados, un papel se había quedado atrapado en ellos a causa del aire que provocaba un ventilador. Lentamente se agachó y lo tomó, miró todos a su alrededor y estaban en silencio. Expectantes. 

  Dirigió sus ojos nuevamente al papel y al ver lo que había en el casi se derrumba en ese instante. Era una foto, estaban Steven y Evangeline. Él estaba arriba de ella, con una evidente cara de satisfacción. Y Eva estaba con la boca entreabierta. Era obvio que estaban intimidando. Los ojos se le llenaron de lágrimas. Sus piernas flaquearon, no sabía qué hacer. 

-¡La nerd es una cualquiera!- gritó alguien, acto seguido todos se reían y burlaban de Eva. 

-¡Ramera! 

¡Prostituta! 

-¿¡Cuánto cobras por hora!? - Y un sinfín de insultos verdaderamente crueles.    

   En ese instante el mundo de la inocente Eva se vino abajo. Al escuchar esas palabras, su mente colapsó. Su cuerpo inconscientemente abrió las puertas y sin más, se echó correr. Corría y corría sin descanso alguno, ella anhelaba desaparecer de la faz de la tierra. Quería que la tierra le tragara, y la escupiera en otro lugar lo más lejos posible. Lágrimas desoladas recorrían sus sonrojadas mejillas. Ella sólo podía sentir esa presión en el pecho que la dejaba sin aliento. Poco a poco, fue tomando la conciencia de sus actos y empezó a caminar hecha un desastre, sentía el ardor de sus mejillas, la debilidad por correr infrecuentemente se hacía presente en sus piernas, sentía su garganta reseca y un dolor de cabeza de otro mundo. Sudaba mientras caminaba sin freno, se sentía mareada, sintió que alguien había tocado su hombro, luego de eso, sólo vio todo negro.              


   Al abrir sus ojos pudo ver que se encontraba en su cuarto. "Un momento, ¿Cómo rayos llegué aquí? ¿En qué momento volví a casa?" Eran preguntas que ella aún desconocía, y necesitaba saberlas. Justo en ese momento entró la señora Judith, su madre.

 -Cari... Oh, estás despierta. ¿Cómo amaneciste, te sientes mejor? –preguntó mamá sin ella saber qué decirle. Cuando iba a responderle soltó un quejido.

 -Siento que la cabeza me va explotar -dijo casi en un susurro mientras cerraba los ojos y ponía una mano en su frente.

-En la mesa tienes los analgésicos. Tómate una pastilla cada 6 horas. -le informó Judith mientras se dirigía hacia la puerta, ella sólo asentía, puso su brazo sobre sus ojos, y escuché que tomó el viejo pomo de la puerta de madera. 

-Por cierto, te trajo un tal Elías a eso de las 4 de la tarde.- "¿Quién es Elías?" Pensó mientras ponía una cara confusa. -Dijo que era un compañero de la secundaria, ustedes estaban conversando y tú sólo te desmayaste. Así que te dieron los primeros auxilios y luego te trajo a casa. Estabas modo convaleciente, en fin, sólo descansa. Adiós, cariño. –dijo cerrando la puerta tras ella. 

-Mhmm.. "¿Quién rayos es Elías? Eso no fue lo que pasó o bueno, eso no es lo que recuerdo. Recuerdo que estaba corriendo y me desmayé, pero... no estaba hablando con nadie. Recuerdo que una mano me tocó el hombro, ¿será ese el tal Elías?..." Divagaba olvidándose de lo que había sucedido horas atrás. Y ciertamente,  lo que más desconocía en ese instante, era que eso marcaría su vida para siempre..." 

ConstelaciónWhere stories live. Discover now