UN REGRESO INCOMODO

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Si, hace unos meses había disfrutado por completo de su glamour  pero hoy no, los momentos de su transformación se acercaban, seguramente en 2 días tendría que sellar su torre para que nadie oiga los gritos.

Pero su glamour era el problema ahora, una cosa era salir a la calle donde estaba al aire libre y el efecto sería eficaz rápido y no agobiante como lo era ahora mismo, su glamour estaba haciendo que todas las mujeres lo vieran y eso sería muy gratificante si no fuera por los constantes Dolores de cabeza que su cuerpo estaba sufriendo, se despidió rápidamente de sus padres y se metió al compartimiento más próximo que encontró no le placita ver a nadie, por eso cuando la puerta se abrió casi manda todo al diablo.

Felizmente solo eran Blaise, Theo y Pansy, los tres parecían entender lo que le sucedía y solo saludaron y se sentaron, había contado el asunto a sus amigos por carta, y estos ya estaban al pendiente del siguiente movimiento

-Y Astoria?- si esa parte no la había contado.

-No es, no es ella- dijo con pesar, realmente tenía una ilusión muy fuerte porque fuera Astoria la mujer con la que compartiría su vida.

Blaise le dio unas palmadas en señal de apoyo y Pansy procedio a acariciar su cabello, eso lo ayudo a relajarse por un buen momento

-Que lees Theodore?

-Un libro antiguo que encontré sobre Veelas

Fue su simple respuesta, Theodore Nott era un chico listo y atractivo, debía admitir que fue gracias a el que aceptó su bisexualidad, el no tuvo problemas en ayudarlo a ver si era ese caso, se habían besado, acariciado pero nunca a más de eso, pero ese poco lo llevo a ver que era bisexual, no tenía problemas con eso

-Y hay algo interesante?

-Si, aquí dice que su veneno es muy efectivo su se trata, puede ser una cura factible para otro veneno si se sabe tratar.

A conversación iba bien, o iría bien si no se hubiera dado cuenta de las chicas que intentaban ser discretas al mirarlo por la ventana de la puerta

Merlin lo último que nesecitaba en ese momento era que lo fastidiasen.

-Voy a pasear, ahora vuelvo- fue la simple despedida que dio a sus compañeros, para salir.

Los aromas lo embriagaron rápidamente, no había alguno de su agrado, así que se paseó casi por medio tren antes de encontrar su objetivo, aho dentro de su compartimento completamente sola estaba Astoria leyendo un libro, abrió la puerta y la cerró con seguro bajo la cortina y conjuro un muffliato.

-Draco, que alegría verte- la chica quito la vista de su libro y lo dejo a un lado para centrar su vista en el.

-Alguien más estaba aquí?

-No, Daphne se fue con sus amigas así que me quedé yo sola, porque?

Como dijo, dulce, dulce y cálida se sentía la presencia de Astoria.

-Perfecto- Draco no tardo nada en devorar los labios de la azabache que correspondió con gusto al rubio, el beso se fue tornando más pasional y le encantaba que Astoria solo hay estado con el, y que intentara seguirle el ritmo aunque no lo lograra al final.

Suaves gemidos salían de sus labios rosados y delicados cuando pasó a su cuello, repartió beso tras beso y se entretuvo en su clavícula donde succion a placer dejando marcas de su presencia.

Sus manos se deslizaron por debajo de la blusa que traía y fue acariciando la piel que tenía a su alcanze, mientras regresaba a su boca.

-Quitatela- fue la simple palabra para que ella se desabrochar la blusa, el sonrojo era fuerte en sus mejillas y eso hacía a Draco gustar más de ella, si su pareja no aparecía y podía quedarse con Astoria por el estaba bien.

El también se quieto su camisa y cuando pudo ver que la azabache había dejado la blusa perfectamente doblada a un lado se apresuró a tomarla de a cintura y acariciarla, cada porción de piel que tenía a disposición era un deleite, la piel suave tersa y con un sabor francamente exquisito lo hacían alucinar.

Deslizo las manos al broche del sujetador y lo quito, bajo los tirantes y a sus ojos se mostraron los tierno pechos juveniles que poseía la chica de ojos verdes asu delante, sus manos subieron y acariciaria el contorno, fue suave y delicado, poco a poco fue tomando fuerza al estrujar los un poco, volvió a su boca mientras masajea la pechos que tenía a su disposición.

Cuando bajo nuevamente tomo entre sus labios el pequeño pezon, lo succiono lo mordio lo lamió y disfruto en todo el sentido de la palabra, paso al otro en cuanto lo sintió firme, mientras escuchaba los melodiosos gemidos que salían de la boca de Astoria.

Seguio en la tarea de atender los pechos de su amante cuando su mano se deslizó bajo la falda, busco el elástico de las bragas y metió su mano dentro, ya estaba mojada, acaricio con mayor facilidad y disfruto de los suspiros de placer que ella soltaba, también de las varias a su cabello y espalda.

Hubiera seguido de no ser porque la puerta comenzó a ser tocada.

-Astoria, abre ya vamos a llegar- Dijo una chica intuía que una amiga.

El muffliato seguía presente y con todo lo que odiaba  ser interrumpido justo ahí tuvo que quitarlo.

-Si, ya salgo, dame unos minutos...- la chica se fue diciendo que volvería en 5 minutos.

-Maldicion- no podía ser cierto, al fin el dolor de cabeza y cuerpo se había ido, estaba a punto de cambiarlos por algo más gratificante, porque lo interrumpirán justo ahí.

Astoria se notaba avergonzada y un poco divertida por a frustración que le llevaba lo que pasó

-Esta noche, después de la cena viene a mi torre.

Ella vistiéndose y arreglándose  como podía, asintió y Draco se despidió de ella con un beso, cuando salió y regresó a su vagón, estaba peor que al inicio, faltaba como 1 hora para llegar y ahora no solo tenía el dolor de cabeza y cuerpo sino que la reciente frustración a su anatomía que lo dejó con una secuela peor de incomodidad, sin duda ese fue el viaje en tren más largo de su vida

El huron es mi veelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora