>> EPÍLOGO <<

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Un hombre iba corriendo con un paquete de golosinas de fresas, en los pasillos del hospital chocando con todo el mundo. 

Subió a escaleras hasta el quinto piso de aquel lugar, dirigiéndose a la habitación número SL3 - 61. Una vez llegado a su destino, sin querer empujó a su mejor amigo que había venido desde el extranjero, tirando un tarro de nutella sobre él.

— Pero ¿Qué?

— Perdón Gastón, estoy nervioso y no te ví. — se disculpó.

— No te preocupes por él Matteo, es una nena. — le dijo Nina ignorando a Gastón, su novio.— Ven a ver a Luna, ya despertó.

El chico saludo a todos los amigos y familiares que habían ido al hospital a conocer las buenas nuevas de el par de recien casados, se dirigió lentamente a la puerta, aún con el paquete de golosinas en sus manos; respiró profundamente tomando aire y abrió la puerta.

Los dulces que el italiano tenía en la manos cayeron al suelo al ver al amor de su vida, sosteniendo dos pequeñas y hermosas criaturas, dos productos de amor puro que Matteo le profesaba a Luna.

— Luna. — pronunció el italiano con dificultad por las lágrimas por las lágrimas que salían de esos hermosos ojos miel. Luna le quiso dar uno de los bebés a el reciente padre. Pero este tuvo miedo.

— No, no. ¿Y si le hago daño?

— Tómalo, no te preocupes. Él es fuerte como tú.— el chico extendió sus brazos con algo de miedo y sostuvo al pequeño ser en sus brazos. — Después de todo eres su padre.

— Hola pequeño.— susurró Matteo.— Soy tu papi.— vio como una de sus pequeñas y diminutas manitas tomaba preso su dedo meñique queriéndoselo echar  a la boca.— con su pulgar y con un extremo cuidado empezó a acariciar suave y lentamente la mejilla de su bebé.— Y escucha esto, siempre te protegeré al igual que a tu hermanita. — Matteo miró a Luna, quien le estaba alimentando al otro bebé. Y ambos, Luna y Matteo sostuvieron sus miradas. — Los protegeré a todos, y espero que tú también protejas a tu mami y a tu hermanita. Crecerás sano y tan lleno de vida. Y tu hermanita será igual de bella que tu mamá... 

— Y Patch será igual de guapo y fuerte como su papá.

— ¿Patch? 

—  Sí, ¿Por qué no? Suena hermoso.

— Y Allegra será la más bonita de todas las niñas del mundo mundial.— habló emocionado el italiano ante la vista divertida de Luna.

—  Me encanta.

— Gracias por todo Luna, gracias por darme estos niños tan hermosos.— soltó una lágrima de felicidad.  —  Gracias por amarme mi linda chica de ojos verdes.

Luna sonrió emocionada.

Una nueva vida iba a comenzar para ellos, la aventura de ser padres.


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El chico sintió que alguien lo sacudía levemente.

—Papi, mira. — modela torpemente la pequeña.— Este vestido me queda muy bien.

El nombrado despertando la vio haciendo una sonrisa al instante, su pequeña niña que había poseído los mismos ojos verdes de su madre, estaba creciendo y convirtiéndose en toda una damita.

— Claro que sí, mi linda princesita.

— Te queda horrible.— contradice un niño entrando a su cuarto dotado de unos rulos muy bien formados, lavándose los dientes. — El color de ese vestido no te queda, ¡¡Entiende!!

— ¡Callate Patch! — gritó la niña.— Solo por que eres feo y no te quedan los vestidos dices eso.

— ¡Mamá, Allegra me dijo feo!

Matteo sonrió ante las ocurrencias de sus hijos.

— ¡Él comenzó! 

— Tranquilos. — habló consiliadoramente Luna. — Bajen para que puedan desayunar.

— ¡¿Verdad que yo soy el más bonito?! 

— Claro que sí mi vida.

— ¡¿Y yo?! — pregunto Allegra.

— ¡La más hermosa!   — gritó Matteo.

El italiano se levantó de la cama, en el que en algunos minutos estaba plácidamente dormido hasta que un par de niños habían interrumpido sus sueños, y se dirigió a donde estaba su familia.

— Yo quiero esa galleta.

— La tomé yo primera. — sonrió con malicia. — ahora sufre durante toda la eternidad.

— No seas exagerada Allegra.— habló Luna divertida al escuchar las ocurrencias de los pequeños.— Toma esta Patch, tiene más que la de ella.

— ¡Sí! — ahora era él quien sonreía.

— Eres un bebé, por eso mamá te consiente.

— Y tú eres una mujercita muy madura que ya sabe lo que quiere ¿verdad Allegra?— habló Matteo, apareciendo detrás de ellos, acariciando el pelo de su hija. 

— Claro que sí.— habló orgullosa.

Sonó el claxon del autobús que llevaría a los niños a la escuela.

— Ya nos tenemos que ir. — dijo Patch agarrando su mochila, ciertamente más grande que él mismo.

— Siempre tan apurado, solo por que hoy tenemos natación y él se queda como tonto mirando a la profesora.

Matteo y Luna sonrieron de nuevo, ¿Cómo es posible que estos dos seres de luz habían cambiado tan drásticamente su vida?

Patch se había despedido de su mamá con un beso en la mejilla y con un choque de manos con su papá.

— ¡Patch, me cuidas a tu hermanita!— Gritó Matteo.

— ¡Claro que sí papá, y tú me cuidas a mamá!

— ¡Claro que sí campeón!— sonrió él.

— Hasta luego mamá.

— Hasta luego mi amor, hoy te prepararé tu comida favorita.

— Gracias, y papá. ¿Hoy nos podrías llevar a comer helado?

— De acuerdo, todo por mi princesita.

Matteo y Luna pensaban cómo sus hijos, ahora con 10 años, habían crecido tan rápido. Si tan solo pareciera que ayer, ella quería encontrar y descubrir todos los secretos que escondía Detrás de la Sonrisa de Matteo.

— ¿Siempre juntos?

— Siempre.

>>>FIN<<<


;) Gracias por acompañarme hasta este punto

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;) Gracias por acompañarme hasta este punto. GRACIAS A TODOS.

Detrás de Tu Sonrisa (Lutteo)Where stories live. Discover now