8.

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-¿Qué tanto te dijo ese tal Taylor?-Preguntó Luke a lo que me extendía su mano para ya irnos a casa.

Despeiné su cabello con la mano que me qudaba libre y este me dio un beso en la mejilla y después me abrazó pasando su brazo por sobre mis hombros.

Suspiré.

-Me dijo que me despediría si seguía tarbajando hasta altas horas de la noche.

Luke me besó la sien y me atrajó aún más hacia él.

-Pues tiene la razón. Si sigues así enfermarás, nena.

-No me voy a enfermar.

-Sí te enfermarás....

Y mientras Luke y yo discutíamos acerca de mi salud mi padre pasó frente a nosotros. Pareció no vernos y simplemente pasó de largo y entró a un café cerca de donde trabajo.

-¿No era ese tu padre?

-Sí pero supongo que simplemente va a tomar un café. Prosigamos.

Pasé mi brazo por debajo de su chaqueta de cuero y arrugué su camiseta. El viento soplaba, hacía un poco de frío pero en cuerpo de Luke me brindaba calor.

Cuando llegamos al departamento Luke y yo no quitamos nuestros abrigos. Como siempre Luke tiró su chaqueta encima del baúl al pie de la cama y yo colgué mi abrigo en un perchero detrás de la puerta de la habitación y tanto Luke como yo nos tiramos encima de la cama. Miré el reloj de la pared, apenas marcaban las diez de la noche.

Luke me miró, yo seguía mirando al reloj y una de sus manos tocó mi mano derecha que estaba sobre mi abdomen.

-No me arrepiento de haberte conocido, ¿sabes?

Asentí.

-No me arrepiento de haberte hablado cuando te acercaste a mí en esa parada del bus.

Se volteó a mí por completo sosteniendo su peso con su brazo izquierdo.

-Creo que si no hubiese aparecido ahí aún seguirías esperando el autobús.

-Spongo que sí-dije y lo miré.

Me sentía mal. Sentía un ligero dolor de estómago que se combinaba con náuseas. No era la primera vez que lo sentía pero solo esperaba a que se me pasara en los próximos días pero no fue así. Pasaban los días y aquel dolorcito se intensificó al igual que las náuseas, a veces parecía tener acidez estomacal y hasta mareos. Me sentía muy mal.

-¿Aún te sientes mal?

-Sí, Luke.

Esa madrugada llevaba por lo menos diez minutos en el baño vomitando. Fue uno de los malestares de más duración en esos días. Fue horrible.

-¿Quieres que te lleve con un médico o algo, nena?

Negué.

Estaba sentada de rodillas en el piso a un lado del retrete. Olía horrible y yo estaba hecha un desastre.

-Toda esta semana has estado levantándote muy temprano en la mañana-miró el reloj en su muñeca y bufó-. Son las Cinco y siete de la mañana.

Pasó una mano por su cara y más tarde se dio la media vuelta. A mí me vino otra arcada y más vomito. Luke se quedó recargado sobre el marco de la puerta y lo oí soltar un largo bostezo. Tiré de la palanca. Me sentía un poco mejor pero el malestar las nauseas no se iban del todo.

Retiré el exceso de vómito de mi boca con uno de mis antebrazos y me levanté.

-Espero que ya te sientas mejor-me dijo Luke.

NirvanaWhere stories live. Discover now