II. La señorita atrapada.

13 1 0
                                    


-Tómame una foto con el cristal.- Bella le pasó su celular a Max e hizo una pose frente al cristal, luego Max se tomó una fotografía y mientras veían las pantallas de sus celulares sonrientes me voltearon a ver.

-Vamos, Bray, tomate tú también una foto.- les pasé mi celular y me recosté a los cristales, segundos después de sentir el flash en mí cara se escuchó un sonido crujiente detrás de mí. Me separé rápidamente y vi como el cristal se comenzaba a romper desde la parte superior. Pequeñas franjas se veían mientras se comenzaron a separar los pedazos y caer al piso. Miré a los chicos y los tomé de los brazos para alejarlos de los trozos que caían al suelo.

Un silencio invadió la habitación, solo tres respiraciones agitadas se oían en el lugar, las nuestras, rogando por paz en un aura de miedo. Nuestras respiraciones fueron calladas por el estruendoso sonido del cristal cayendo al piso y desvaneciéndose como vapor de lluvia, era todo un acto, como una película, como una ilusión. No pude ver nada más, ya que la habitación estaba cubierta de un vapor caliente y oscuro, ya no era como vapor de lluvia, era más como humo saliendo del infierno.

Perdí la cuenta del tiempo que pasó antes de que el humo se disipara y nos permitiera abrir los ojos.

Cuando cierras los ojos y los abres nuevamente, esperas volver a ver todo como estaba anteriormente, pero en este caso las cosas no fueron así. Al abrir mis ojos miré a Max y Bella, los que seguían con los ojos cerrados y cubriendo sus rostros. Luego miré a mí alrededor mi vista seguía algo borrosa, sin embargo, pude distinguir algunas cosas como una enorme pared de piedra y una especie de abertura en la pared similar a una ventana por la que entraba mucha luz, un techo de piedra por el que caían gotas. El cristal había desaparecido por completo; mientras miraba el techo e intentaba aclarar totalmente mi vista, se escuchó una tos, por instinto miré a los chicos, pero recién venían abriendo sus ojos y parecían desconcertados, la tos se volvió a oír, pero esta vez la escuché en un esquina oscura de la habitación, para luego escuchar una voz rasposa y seca diciendo palabras extrañas que no entendía ¿quizá era latín? ¿Griego? No lo sé, pero lo que si se es que ese extraño sentimiento volvió a mí e intenté acercarme a la sombra, una mano se empezó a arrastrar hacia la luz. Me alejé más por instinto que por miedo, mientras notaba como en cierto modo, esa voz me llamaba, pero no es voz alta. Era una voz en mi cabeza, no eran palabras, era algo inexplicable que me incitaba a dejar de lado mi lógica.

La misteriosa mano salió finalmente de la sombra y tomó mi tobillo, inmediatamente un punzante dolor comenzó desde mi pie hasta mi cabeza, cuando intenté gritar mi cuerpo cayó rendido al suelo junto a una respiración agitada.

-¡Brayner! – Bella corrió hacia mí - ¿Estás bien?- Cuando iba a decirle que no, que sentía como mi cuerpo moría y no metafóricamente, el dolor desapareció, dejando una calma y un estado de adrenalina increíble.

-Chi... chicos...- Dijo Max apuntando a la pared. En ella se encontraba de pie una chica alta, delgada y de cabello cenizo y lacio, con un vestido similar a los de época medieval y con notable temor en rostro.

-¿En dónde estoy?- nos miraba de arriba abajo como si hubiese perdido la memoria tras un trágico accidente. Su mirada se detuvo en mí y abrió exageradamente sus ojos, luego miró todo su alrededor y retrocedió.

-Tú.- me señaló.- Tú me liberaste ¿Por qué?

-¿Quién eres?

-Soy... ¿no sabes quién soy?- respondió confundida.

-De acuerdo, es suficiente, dinos ¿Qué haces aquí? Y ¿Cómo supiste de este lugar?- interrumpió amenazadoramente Bella.

-¿Qué?

Dentro del CristalWhere stories live. Discover now