Imposible de dejar

1K 57 3
                                    

Claire sintió como el fuego de la desesperación recorría cada fibra de su cuerpo, escuchó el rugido del depredador muy adelante del túnel por el que empezó a correr. Cuando llego hasta el atemorizante sonido no pudo evitar sentir que el corazón en su pecho dejaba de latir. El feroz animal tenía bajo sus patas delanteras el cuerpo sin vida de Owen.

Cuando despertó aún estaba llorando y en la penumbra vio a Owen a su lado durmiendo pacíficamente. Recordó. Habían pasado más de dos años de los incidentes en la isla Nublar y no lograba comprender porque volvían a atormentarla las pesadillas que había dejado en el pasado.

Se levantó en silencio y estuvo mucho tiempo mirando el lago a través de la ventana de la caravana. Miró la hora en el celular y calculó que le quedaban varias horas antes del amanecer y, como si se tratase de una burla del destino, la alarma de una noticia se disparó en la pantalla.

El volcán de la Isla Nublar había entrado en un proceso de actividad constante y todos los dinosaurios estaban condenados a morir. Un vacío lacerante se instaló en el pecho de Claire provocado por la culpa que nunca había la había abandonado.

Se sentó frente a la computadora y comenzó a escribir en un blog. Esa fue la primera noche que paso sin dormir. Y esa fue la primera mañana en la que le mintió a Owen y simuló haber descansado lo suficiente para seguir en viaje por dos días más.

Las noches en vela se multiplicaron y ya no era capaz de fingir. El mal humor, el desgaste físico y psíquico de pasar horas escribiendo mails, convenciendo a seguidores de impulsar un proyecto para rescatar a los dinosaurios de Nublar estaban volviéndose demasiado evidentes.

A mediados de otoño las continuas peleas con Owen llegaron a un punto irreversible. Con desesperación lo abrazó y le conto todo lo que estaba pasando. Todo lo que había conseguido con tan solo escribir mails y contactar gente. Faltaba muy poco para que pudieran ayudar a los dinosaurios, le explicó con una sonrisa esperanzadora.

Owen la miro a los ojos y, con un profundo dolor, le dijo, bajando la vista, que esta vez no la acompañaría. Claire se quedó sin aire en el cuerpo y no supo articular una súplica convincente. Preparó una mochila y salió a la ruta sin volver la vista atrás.

En un par de semanas Claire había logrado conformar el Grupo de Protección a los Dinosaurios, había conocido nuevas personas y alquilado unas oficinas en el centro muy cerca de su casa. Pero pasaba incontables noches despierta pensando en Owen. Pasaba horas con el chat abierto incapaz de enviar un mensaje. En parte por orgullo. En parte por vergüenza.

Owen miraba la inmensidad de las estrellas reflejada en el lago sin lograr que tanta belleza lo apartara del recuerdo de Claire. De esa sensación de vacío abismal que le daba vértigo, que le quitaba las ganas de pensar en nada más que tomar una cerveza tras otra para caer rendido de tanto extrañarla.

Claire filmó un spot publicitario casero, sobre la situación de los dinosaurios, que se viralizó en los medios de comunicación. Owen estaba comprando un café en una estación de servicio cuando la vio. Se quedó sin aliento al verla tan demacrada, tan cansada, pero aun tan hermosa. No pudo evitar que las lágrimas se juntaran en sus ojos y subió a la camioneta tan rápido como pudo.

"Estas sin dormir", dijó Owen cuando Claire llego a la puerta de su departamento. Tratando de evitar que viera su sorpresa, sus nervios y su emoción, la antigua manager del parque más grande del mundo entro a su casa con una expresión vencida. "Estoy bien", dijó tratando de evitar por todos los medios cruzar miradas con el hombre al que había abandonado hacia un tiempo.

Owen la conocía demasiado para saber que aun estando tan cerca, todavía tenía intenciones de escapar. Sin darle demasiada ventaja logró abrazarla. En unos minutos el cuerpo de Claire pasó de estar completamente tenso a sentirse casi desvanecido.

"Vamos a dormir", susurró Owen y la llevó al cuarto que no había pisado desde que había vuelto. Claire solo lograba conciliar un par de horas de sueño en el sofá tratando de evitar sentirse sola.

Cuando Claire despertó, Owen ya no estaba. Con orgullo dejó escapar un par de lágrimas y se juró no buscarlo más sabiendo que estaba engañándose. Tres días después estaba a orillas del lago hecha una completa furia. La discusión fue subiendo de tono como las escalas musicales pero nada de lo que podían reprocharse los lastimaba de verdad. Siempre había un chiste, una caricia, una sonrisa que los convencía de dejar de lado la contienda.

Tan volátil como había comenzado la pelea habían comenzado a besarse y recorrían el pasillo estrecho de la caravana camino a la única habitación del lugar con una desesperación que no les era ajena. Esa noche, mientras Claire dormía, Owen la abrazó con dolor y susurró, "No volvería a esa isla ni en un millón de años. No podría sentir de nuevo el terror de perderte".

Claire si había escuchado y en medio de la noche se fue.

Owen había calculado el tiempo vital en el que el insomnio intermitente de Claire le permitía volver a acercarse. Volver a abrazarla conjurando el sueño y logrando para sí mismo, el espejismo de no perderla del todo.

Claire también conocía la combinación perfecta de decepción e ira que le daba fuerzas para ir a buscarlo y provocarlo con miles de reproches para pasar otra noche juntos como si fuese la última.

Por eso cuando el tiempo que había pasado ya era demasiado para los dos, la inminente extinción de los dinosaurios propicio la visita de Claire con otras intenciones

"¿Volves por más? Preguntó Owen como siempre pero esta vez las cosas fueron diferentes. "Sos mejor hombre de lo que crees", le dijó ella mientras salía en el bar con el miedo de no volver a verlo.

Esa noche Owen volvió a ver los videos de Blue y cuando ya había terminado de aceptar que no debía involucrarse el fondo de pantalla de su computadora le disparo una bala de plata al corazón. Era una foto en tonos anaranjados en donde se veía a Claire sonriente frente a una montaña. Su cabello inundaba casi todo el paisaje pero se la veía tan feliz y hermosa que Owen se levantó como un rayo para preparar una mochila y llegar al vuelo.

Claire se subió al avión con miedo. Esta vez estaría sola realmente. Zia y Franklin ahora dependían de ella y trato de que el espíritu de liderazgo le ganara la pulseada a las dudas y a la falta de Owen. Se sentó con desánimo y entonces se dio cuenta de que él estaba allí. Que había sido capaz de vencer su propio juramento para volver a Nublar.

Luego de las presentaciones. En algún punto del viaje Zia y Franklin se durmieron producto de la emoción de estar a punto de concretar la misión de salvataje más importante de la historia. Claire miraba el cielo cuando sintió la mano de Owen en su brazo. Estaba de rodillas tan cerca de ella que podía sentir su calor y con la vista baja susurró "No puedo dejarte" antes de besarla tan profunda como brevemente.

Claire apoyó su frente en la de Owen y con una sonrisa débil dijó "El sentimiento es mutuo".

Gracias a mi amiga Ilibooks que me sugirió más partes para esta historia.
Espero les guste

InsomnioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora