Capítulo 1: Reglas 1,2 y 3

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Hoy ha sido un día demasiado estresante en el trabajo, en primer lugar, un paciente depresivo ha intentado tirarse por la ventana, si tenemos en cuenta de que la consulta está en un primer piso pues podríamos decir que eso no sería muy efectivo. Más tarde he tenido un paciente con trastorno bipolar al que le ha dado por gritar, y debido a esos gritos mi consulta se ha llenado de guardias de seguridad a los que he tenido que explicar el problema de este paciente y de que en realidad no era para nada peligroso. Por último para culminar el día ha aparecido un paciente esquizofrénico con el que ni siquiera tenía cita hoy pero ha insistido tanto que le he invitado a pasar a la consulta, momento en el cual se ha puesto agresivo y se ha puesto a destrozar mi despacho hasta que han vuelto a aparecer los de seguridad y en ese momento sí que les he agradecido que lo sacasen de allí, ya que luego no me apetecía tener que estar recogiendo todo lo que ha tirado.

Así que, para relajarme, esta noche saldré de pesca. Para mí salir de pesca es enfundarme en uno de mis vestidos más sexys y dirigirme hasta algún bar donde espero que algún pececillo caiga en mis redes. Es divertido y excitante ver como los hombres caen de una forma tan fácil, aunque normalmente se sienten un poco cohibidos por mi presencia y yo tengo que ayudarlos a que se acerquen a mí.

Una vez el pececillo ha caído en mis redes, solo me queda ir a su apartamento o hacia algún hotel, y nunca traerlos a mi casa para no quebrantar la regla número 2: Nunca llevar a ningún hombre a casa.

Una vez esté en un lugar más íntimo con mi acompañante, ya sólo me queda disfrutar de una noche de buen sexo, la mayoría disfrutan tanto que desean volver a verme, pero yo me niego en rotundo para evitar romper la regla número 1: Tener sexo sólo con desconocidos.

Tras una noche de buen sexo suelo relajarme bastante, pero como mínimo una vez al mes necesito ir de caza y cazar a algún despiadado asesino con el que llevo a cabo mis más terribles fantasías.

Entro en el bar y camino con decisión hacia la barra, mientras noto como un par de miradas se clavan en mí, así que parece que esta noche podré elegir al afortunado que acabe entre mis piernas.

Doy un vistazo rápido a mi alrededor y en apenas 10 segundos ya sé quien será el afortunado.

Es un chico rubio, con ojos verdes, muy fornido y que no me quita los ojos de encima.

Nuestras miradas se cruzan durante unos segundos y enseguida comienza a caminar hacia mí.

—Soy Jackson, ¿Cuál es tu nombre bombón? —me pregunta nada más acercarse.

—Soy Rose —le contesto mientras le beso en la comisura de los labios y enseguida noto su nerviosismo por mi atrevimiento.

—Eres una pelirroja muy guapa —me dice mientras noto como sus ojos se clavan en mi escote.

—Gracias —le contesto mientras rozo levemente mi mano con su entrepierna y a continuación le lanzo una sonrisa pícara para que sepa que no ha sido sin querer.

—¿Te apetece ir a algún sitio más íntimo? —Me pregunta rápidamente tras mi clara insinuación.

—Me encantaría —le contesto mientras tomo mi bolso.

Salimos del bar y me lleva hasta su apartamento que no está muy lejos de allí.

Nada más entrar, me ofrece una copa, pero antes de que termine su frase yo tengo mi mano dentro de su pantalón y compruebo como su miembro está totalmente excitado.

—Dejemos la copa para el descanso —le digo con picardía.

Él introduce su mano bajo mi vestido y comprueba que no llevo ropa interior, lo que provoca que su excitación aumente aún más.

Yo libero su miembro del pantalón y me arrodillo ante él, jugueteo con mi lengua, provocándole un inmenso placer mientras no aparto la mirada de sus ojos, cuando sé que está a punto de alcanzar el climax paro en seco, ya que no quiero que acabe tan rápido.

Lo ayudo a despojarme de mi vestido y me quedo ante él, totalmente desnuda tan solo con mis zapatos de aguja puestos.

Él me pide que me tumbe en la cama y comienza a besar mi zona íntima, es bastante bueno con la lengua y eso provoca en mí que alcanze el primer orgasmo, pero esto no se acaba aquí.

Tras alcanzar el clímax, saco un preservativo que coloco sobre su miembro y a continuación me coloco sobre él y lo cabalgo mientras él me ruega que no me detenga, y es que amo cuando los hombres ruegan, ya sea por su vida o por alcanzar el más puro placer.

Yo alcanzo mi segundo orgasmo, provocando que mis alaridos de placer lo exciten terriblemente provocando que llegue su clímax.

Tras esto nos tomamos una copa en el descanso y luego volvemos a la carga.

Esta noche he alcanzado el placer cinco veces, y el fornido joven me ha confesado que ha sido la primera vez que lo ha alcanzado tres veces en tan poco tiempo. Me ha rogado que le diese mi número o le dijese donde encontrarme, pero yo como siempre debo negarme en rotundo para no romper la regla número 1.

Llego a casa y me doy una relajante ducha, tras lo cual caigo exhausta en la cama, y es que una noche de sexo desenfrenado provoca en mí una relajación casi perfecta.

Debo descansar y ya mañana pensaré en quien será mi próxima víctima, y comenzaré a planear el plan de caza.


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⏰ Last updated: Aug 24, 2018 ⏰

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