07

1.4K 240 10
                                    

Presiona el timbre unas dos veces. Los minutos transcurren sin que el dueño de casa abra la puerta. Está a punto de dar media vuelta y regresar después cuando la imagen de una mujer aparece en su campo de visión. Ella luce un pijama color azul con estampado de estrellas, el cabello rubio amarrado en una coleta y rastros de harina en el rostro.

—¿Interrumpo algo?

—¡Tony!, Rhodey y yo intentábamos preparar un pastel.

—¿Es el cumpleaños de alguien?

—No siempre tiene que serlo para poder comer pastel —sonríe amplio mientras limpia la harina en su mejilla—. Adelante —abre más la puerta y le cede el ingreso al contrario—. Eres bienvenido, le avisaré a James que estás aquí.

—Gracias, Carol.

Tony ingresa al hogar percibiendo el olor del dulce en sus fosas nasales. Su estómago suena como respuesta y antes de que pueda decir algo al respecto, Carol desaparece de vista apareciendo unos minutos después con una buena tajada de pastel de chocolate en un plato y su esposo detrás de ella. Rhodey lo abraza al verlo, cuando se separa tiene una expresión de extrañeza, la misma que adoptaron las personas que lo abrazaron antes que él. Tony explica la situación con rapidez y ligero cansancio por tener que decir lo mismos en cada nueva casa donde prosigue su búsqueda. La pareja de esposos se encuentra estupefacta tanto así que Carol casi dejar caer el plato al suelo, ella se apresura a colocar el objeto sobre la mesa y con la misma velocidad envuelve a Tony entre sus brazos como si se tratara de un niño pequeño de seis años. Le brinda caricias en el cabello y murmura palabras de consuelo, aumenta la intensidad de su gesto recibiendo la calidez que transmite el torso ajeno.

—¿Quieres que te ayudemos a buscar?

—No es necesario, gracias. Debo hacerlo solo. ¿No les molesta si desordeno un poco su hogar?

—Para nada, Tony. Haz lo que tengas que hacer. Te estaremos esperando aquí en la sala —responde Rhodey con amabilidad y viendo como Tony asiente e inicia su búsqueda.

○●○

Retorna a la sala con los mismos que obtuvo en las casas anteriores. Se sienta en el sofá y emite un suspiro de derrota que no pasa desapercibido. Carol extiende el plato con el pastel en el. Rhodey enciende la televisión.

—Un buen pastel puede ayudar a sentirte mejor.

—Y los Simpsons completar la misión—añade James aumentando el volumen—. No te atrevas a rechazar nuestra oferta —finaliza al ver la expresión en su amigo.

Tony asiente con la cabeza, se lleva la primera cucharada del dulce a la boca. Saborea el chocolate en sus papilas gustativas y prosigue a llevarse el siguiente bocado.

Cuatro horas transcurren con rapidez, sin pensarlo, Tony debe regresar a casa. Se despide de sus amigos recibiendo otra porción de pastel para llevar, abrazos efusivos y la promesa de visitas más frecuentes. Deja el apartamento con una maravillosa sensación alojada en su pecho que ahora luce un brillo más potente que días pasados. La luz celeste se nota a través de la polera negra. Reluciendo y haciéndose notar como nunca antes ha llegado a hacer. En un pensamiento fugaz, Tony se pregunta la razón, su duda es olvidada en algún momento de su vuelta a casa.

Serendipia |WinterIron|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora