Capítulo X

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Tenía el dedo en el gatillo, tenía a su padre a su completa merced. Un tiro a la tapa de los sesos y seria todo. Habría consumado su resolución inquebrantable, eso hasta que el impacto de una voz femenina lo atravesó en cuerpo y espíritu. Homme Mort apenas si volteo el gesto por pura inercia y lo que vio hizo que se rompiera el aliento en su garganta.

―… ¿Ladybug…?― apenas si procesaba lo que veía, sus cavilaciones parecieron detenerse como si le hubieran pasado un interruptor a su cerebro. El tiempo se congelo en ese instante.

―Adrien…― la peli-azul volvió a llamarle por su nombre de pila con un tono suplicante que apenas contrastaba con la fuerza en sus preciosos ojos azules. La mano que empuñaba el arma comenzó a tener temblores mioclonicos, el resto de el trataba de mantener el control de la situación― Adrien…por favor escúchame…― la chica no hacía más que detallarlo y ver como el interior de la mansión estaba consumida como si un enorme monstruo hubiera vomitado el ácido de su estómago en la estancia. Gabriel Agreste estaba en el piso totalmente lánguido e inconsciente, Ladybug esperaba no haber llegado demasiado tarde, el cuerpo del diseñador tenia sangre de todos lados y un severo golpe desde la base del cráneo hasta un poco por debajo de la nuca.

― ¿Qué haces aquí? ― escupió Adrien intentando sonar severo, pero era inútil no podía actuar frente a ella, no frente a ella. Además lo había agarrado con la guardia baja― ¿Por qué me llamas por ese nombre? ― Su voz salió ronca e impaciente. La heroína solo frunció el ceño hasta puntos de espanto.

―Ese es tu nombre…― sentencio finalmente y se acercó firmemente un par de pasos― Adrien sé que eres tu…baja el arma por favor…― la chica iba a intentar persuadirlo pero Homme Mort no hizo más que reaccionar de manera intempestiva. Se giró de manera violenta y el destello rojo de sus ojos pareció querer aniquilar a la heroína de parís. Pero no surtió efecto alguno ella, estaba igual de decidida e impávida como siempre, un aura sofocante de poder la rodeaba. Era como si nada en el mundo pudiese tocarla sin salir repelido o desintegrado.

― ¿Adrien? ¿Quieres decir Chat Noir no? ― tomo mucho aire y grito colérico un: ― ¡Te recuerdo que ese hombre está muerto Ladybug!

― ¡YA BASTA DE DECIR ESAS SANDECES! ― El grito de la peli-azul retumbo por toda la mansión― ¡Adrien te estoy viendo en este preciso momento! ¡Ya deja de actuar frente a mí! ¡¿No confiabas en mí?! ¡¿NO SOMOS COMPAÑEROS?!

―No estoy actuando…― su voz salió en un hilo lleno de dolor― ¿Compañero…?― esa palabra lo perforó como una daga inmensa, comenzó a hiperventilarse mientras se tomaba la cabeza cuidando de no disparar el arma por accidente― ¡¿COMPAÑERO?!¡¿COMO ES SI QUIERA POSIBLE QUE ME SIGAS CONSIDERANDO TAL COSA?! ¡DEBERIAS ODIARME! ¡ABORRECERME! ¡DEBERIAS ESTAR INTENTANDO ANIQUILARME AHORA MISMO! ¡¿QUE ACASO NO ESTAS VIENDO LA GRAVEDAD DE LA SITUACION?! ¡ATERRORIZO A LA CIUDAD QUE SOLIA PROTEGER CON MI VIDA COMO UN MALDITO TERRORISTA! ¡ABRE LOS OJOS Y OBSERVA BIEN QUE NO SOY LO QUE TU CREIAS! ― Marinette quiso ignorar toda esa verborrea si Adrien no hubiese estado llorando y gritándolo todo lleno de desesperación y pánico. La peli-azul solo se acercó mientras él seguía gritando peyorativos en su propia contra― ¡SOY UN DESGRACIADO AHORA, NO DEBERIAS INTENTAR SALVAR ALGO QUE SE PUDRIO HACE MUCHO! ― Homme Mort se calló la boca apenas sintió como los brazos de su Lady lo apretaban contra ella con fuerza innecesaria, lo tenía firmemente atrapado en un abrazo muy necesitado y lleno de emociones explosivas. El peli-blanco estaba catatónico en su sitio. No se había dado cuenta de que dejo caer la pistola al suelo.

―Chat Noir…Adrien…― hablo Ladybug con dulzura intentando reconfortarle― No importa lo que digas…jamás te podre odiar…así que deja de intentar que te aborrezca y no te sigas lastimando…eres lo más importante para mi…― enterró su frente en su pecho sintiendo el inmenso frio que ahora despedía el cuerpo de su amado, sonrió cuando los muy temblorosos brazos de Adrien la rodearon, primero de manera exageradamente tímida y luego se aferró a ella con demasiada fuerza mientras no parpadeaba en lo absoluto― Te extrañe…― Ladybug no pudo evitar que una traviesa lagrima de alegría y dolor mescladas saliera de uno de sus ojos― No sabes cuánto te extrañe ¡ERES UN GATO TONTO CHAT! ― Dicho esto a modo de puchero fingido solo se apretó más contra él.

Le homme mortWhere stories live. Discover now