Sherlock

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BamBam subió los escalones de dos en dos, agradeciendo por segunda vez en su vida tener las piernas largas. La primera vez había sido porque sus piernas en realidad eran fabulosas y lo hacían ser la envidia de la universidad.

Con la mochila golpeando su espalda, el tailandés apuró el paso todo lo que su estrecho pantalón negro le permitía. Tal vez no había sido una buena idea usar jeans como una capa de segunda piel, sin embargo, ya traía las benditas cosas puestas, no es como si realmente tuviera tiempo de darse media vuelta y correr a casa para vestir algo más cómodo.

BamBam respiró ruidosamente.

Había un dicho que decía que, para ser bella, había que ver estrellas. Bien, esto aplicaba totalmente al caso, porque al parecer, eligió el peor día para complementar su outfit con unos zapatos de plataforma. Él amaba esos zapatos, pero definitivamente no servían para otra cosa que para hacerlo lucir bien estando de pie, sin moverse un solo milímetro. Al parecer, lo único que había hecho bien había sido tirar esa camisa negra con rayas blancas sobre su cabeza.

Resulta que, luego de haber escrito el segundo tip de conquista para Jeon Jung Estúpido Kook, había agarrado una especie de mala racha. Luego de guardar la libreta en su mochila, el clima había cambiado drásticamente, y donde antes había estado el sol, había nubes cubriendo el cielo. No pasó mucho tiempo antes de que BamBam tuviera que correr hacia dentro de algún edificio para protegerse del agua. Como el albino no había esperado eso, se encontraba sin un paraguas, y misteriosamente sus amigos habían desaparecido, por lo que no tuvo más remedio que correr nuevamente hasta adentrarse en una cafetería para poder calentar sus huesos.

Sí, él definitivamente creía que el karma estaba cobrando cada una de sus payasadas, porque dentro del lugar estaba YuGyeom y JungKook, junto con otras personas que supuso que eran compañeros. BamBam sintió que su estómago se cerraba estrechamente, quitándole todo apetito. Hubiera sido mucho más sencillo huir de allí si es que una cabecita rubia no estuviera girada en su dirección, mirándolo con sus ojos chocolate llenos de curiosidad.

Por primera vez, BamBam recordó haber maldecido a Choi YoungJae.

El tailandés huyó sin si quiera pensarlo dos veces. No le importó quedar nuevamente empapado por la lluvia, ni que tampoco dos autos le salpicaran un charco sobre su ropa. Lo único que tenía en mente era llegar a casa y refugiarse en su habitación, escuchando Someone Like You de Adele a todo volumen, lamentándose de su existencia.

Tristemente, esa tarde su madre estaba de humor para hacer de repostera, así que BamBam tuvo que tragarse su crisis emocional adolescente y colocarse un delantal. Pasó el ocaso entero batiendo huevos, salpicando harina y vigilando el horno. Hacia la noche, ya tenía más o menos un suministro de dulces como para abrir su propia pastelería, así que cuando su madre sugirió un último pastel, el albino terminó por desatarse el delantal con furia y lanzó una exclamación dramática al cielo antes de azotar la tela contra las frías baldosas de la cocina. Subió a su habitación indignadamente, para volver después de unos minutos, recoger el delantal y advertirle a su madre que ese sería el último.

Luego de eso, BamBam ya no tenía ni el tiempo, ni las ganas para sentirse deprimido. Quien hubiese dicho que cocinar no era agotador, el albino le daría una patada en el trasero y lo haría cocinar un día entero sin parar.

Esa noche durmió encima de la cama con la ropa puesta, la boca abierta y la luz encendida.

Ese día sólo fue el inicio de lo que había sido la peor semana de su vida. Lo habían intentado asaltar cuando venía en el autobús, cuando estuvo a punto de cruzar la calle casi lo atropellan, y cuando quiso tomar un taxi para ahorrarse cualquier tipo de accidente, el chofer dio el doble de vueltas alrededor de la ciudad sólo para sacarle un poco más de dinero, entre otros.

Gyeomie Likey ❀ YugBam [hiatus] Where stories live. Discover now