Capítulo 2

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-Ludi, ¿no tienes tarea?

- No, tía, no tengo nada- dije mientras miraba mi celular hechada en la cama.

- ¿segura?- insiste.

- Muy segura. 

-¿no quieres salir a dar una vuelta?

- No lo sé. ve. ¿y hacer qué? 

-pues, despejarte. Estás muy presionada por algo. 

- Bien, enseguida salgo.

- ¿patineta?

- Obviamente, ¿Dónde está? 

-Debajo de la mesa en la entrada. 

-Gracias, en un rato salgo. 

-Esta bien.

Sinceramente, mis ganas de moverme de aquí eran nulas. No tenía ninguna presión, solo estaba en mi lugar de confort. Pero creo que tomar aire me hará bien.

Lo primero que hice fue levantarme de la cama en la que estaba para ponerme algo que no deje mucha piel a la vista. Asi que me puse unos jeans rotos y una remera blanca sin mangas, pero me arrepentí. Así que me puse una musculosa negra y una camisa roja a cuardos con un jean negro liso y las mismas zapatillas. Ahora sí. Perfecto para patinar.

Bajé las escaleras hasta llegar al living de mi casa en donde estaban mis tios mirando una serie.

-Voy a salir. 

-Ve, cuídate, niña- responde Marcus, mi tío. 

-¿Te esperamos para cenar?- pregunta ahora mi tía. 

-No lo sé, quizás vaya a comer una pizza o un helado con Cali o Manu.

- Perfecto, ve con cuidado.

Sin decir nada más, tomé mi patineta y salí de mi casa. Vi desde la calle que la niña, la cual es mi vecina ahora, salía corriendo hacia una esquina. Se quedó alli quieta, creo que estaba esperando a alguien. De pronto sale el chico de hoy, pero sin su capucha y ahora con ropa distinta. Llevaba... casi todo negro. No fue difícil saber que iban a pasear también. Pero hice caso omiso y empece a andar en la patineta y crucé al lado de ellos dejándolos atrás. Sentía sus miradas.

Unos metros más adelante, cuando iba a cruzar a calle, un auto pasa sin importarle nada. Solo me rozó, por suerte, pero al ver quien era no me sorprendería si me hubiera arrollado.

-Ten cuidado- fue lo único que dije.

-No sabía que las huérfanas hablaban.- Penélope, sin ninguna duda, la más idiota y facil de toda la escuela...

-No sabía que los animales manejaban.

Ella siguió manejando mientras que yo simplemente seguía caminando, la patineta en estos lugares no es muy conveniente.

Ya en la plaza solo me senté en un banco y no hice nada más que mirar como jugaban los niños en los columpios, toboganes, pasamanos, y unos autitos que se movían de adelante hacia atrás.

De pronto todos los niños se van, eran 5, y dejaron los juegos solos.

Como toda niña interior tuve ganas de ir hacia los columpios y... ya saben... jugar. Así que lo hice, me senté en uno de los columpios. Miré a todos lados para asegurarme de que nadie esta viendo. Al comprobarlo empecé a columpiarme. ¿nunca sintieron esa adrenalina cuando en jardín dejaban los columpios y todos corrían por qué querían agarrarlos? Tengo 17 años y la verdad es que aún siento esa adrenalina.

Poco a poco dejé de moverme y empezó a parar. Me quedé sentada en el columpio durante un rato hasta que veo a la misma niña que vive al lado de mi casa acercándose.

-¿no eres un poco grande para los columpios?.- me pregunta. Me gusta esa niña, no tiene dientes en frente y hace que se vea más tierna. 

-Nunca crezcas, las cosas se disfrutan más así.- sonríe. 

-Quiero crecer. Mi hermano dice que crecer hace que te vuelvas muy fuerte e inteligente. 

-Mira, pues. Cuando crezcas me lo dirás.

- Quiero jugar. ¿quieres jugar? Juguemos con Jaco. 

-¿quién es Jaco?- pregunté, aunque supuse que era su hermano. 

-Mi hermano.- me mira sonriente- ¡Jaco!- grita

Lo veía venir, parecía un chico guapo, pero no hay que juzgar a un libro por su portada.

Se paró junto a la niña, era realmente alto, ¿uno ochenta quizá?. Tiene ojos negros, un mirada profunda, y como lo dije antes, un buen físico.

Me llamo Melissa- dice la niña mientras extiende sus brazos. Ludmila, me puedes decir ludi el es bobbo, mi osito- estaba bastante viejo y tenía un moñito rosa en el cuello.- tómalo.-

Cuando lo toqué, ví una imagen roja, casi difuminada, fuego, oi gritos y me sorprendí, así que lo solté, la niña seguía sonriendo.

-Vamos a jugar a la familia- odio el juego- tu seras mi mami- señalando a su hermano.- y tu mi papi- señalandome a mi.

- Es al revés- responde en chico de ojos negros.

- ¿entonces tu quieres ser el hijo?

- Y si mejor vamos a comprar un helado- volvió a hablar el chico. Jaco.

- Buena idea, tontito. Vamos Ludi.

- No, gracias, no tengo hambre.

- No te eh preguntado, ven, Ludi.- dice mientras me estira de la camisa.

Sonriendo le respondí:

-En serio, Meli, debo irme.

- Si tardas unos minutos dudo que se enojen contigo- responde Jaco, algo serio y a la vez burlonamente. 

-No lo sé, no tengo ganas de ir. Disculpen.

Tomé nuevamente mi patineta y me dirigí a mi casa. En el camino iba escuchando ''something's gotta give'' de Camila Cabello, gran canción.

Me sentía un tanto mal por no haber ido con esa niña. Era un helado, Ludmila, un helado nada más. Seguí patinando mientras miraba el paisaje. Saqué mi celular y empecé a grabar, habían cosas muy coloridas aquí, y como me gusta dibujar, pintar, crear, etc., creí que sería buena idea dibujarlo. Nunca le había dado una oportunidad a esta parte del barrio, siempre dibujaba otros lugares más lindos, aunque la verdad este está demasiado bien. Seguía grabando hasta que llegué a mi casa. Al entrar, mis tíos estaban completamente dormidos, abrazados. Subí lentamente la escalera para no hacer ningun ruido, y misión cumplida.

En el pasillo para ir a mi habitación, hay muchas fotos, fotos de mis padres sobretodo. No quería detenerme a mirar las fotos porque sabía que iba a llorar y no quiero llorar, no ahora.

Seguí de largo en el pasillo hasta mi habitación. Me siento en una esquina de la cama saco una caja de cigarrillos debajo de ella.

Luego de la muerte de mi madre, de mi padre, y de la persona a la cual me entregue completamente, caí en adicciones como el alcohol, el cigarro, y quizás, pero muy pocas veces, drogas.

Saqué un cigarro, lo encendí y me hundí en el humo. Soy consciente de los problemas que puede traerme esto, pero mi deseo mas grande, es morir.


Simplemente ComplicadoWhere stories live. Discover now