CAPITULO CINCO

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Camino junto a Doce quien me habla sobre su entrenamiento y lo pesada que es su mentora Kora, también me habla sobre su cofre y lo complicado que es aprenderse sus nombres y diferenciarlas ya que casi todas se parecen. Camino en silencio escuchando lo que Doce me dice, aunque hay momentos en los que me pierdo en mis pensamientos y cuando me doy cuenta ya ni tengo idea de que me está hablando.

Uno y Nueve fueron a dejar la nave en el hangar más cercano mientras nosotras caminábamos por ahí mirando y comprando una que otra cosa. Logro divisar a Uno que está haciendo fila junto a Nueve para comprar algo de comer.

—¿Cómo es que ustedes las mujeres pueden estar comprándose cosas todo el tiempo? —Pregunta Nueve viendo nuestras bolsas.

Solo cargo una bolsa y ni siquiera es algo para mí, es una joyería que vi para Abel.

—Es como un legado —Le apoya Uno—, un legado que tienen todas las mujeres.

Doce rueda los ojos por el comentario pero yo solo me enfoco en la expresión de Uno, por lo general estaría con una sonrisa burlona o riéndose con Nueve pero solo está mirando la fila, Nueve y Doce discuten pero no les pongo atención ya que solo estoy enfocada en Uno.

En todo el camino pude notar como Uno no dijo ni una sola palabra, estaba callado y muy distraído cuando Nueve o Doce le decían algo, a veces se quedaba de pie en un lugar o seguía caminando cuando todos nos deteníamos.

—Oye— me dice Nueve a mi lado—¿Qué les pasa a ustedes dos? Han estado muy raros todo el día.

—¿Yo?

—Sí, tu ¿acaso se pelearon?

Agacho mi cabeza mirando a Uno de reojo.

—No. No es nada.

—Bien, si tú lo dices.

Nueve se aparta de mi con las manos en sus bolsillos.

Me paso la mano por mi cabello pensando en las palabras de Nueve, por más que odie admitirlo tiene razón; es una salida entre nosotros lo que más espero cada día de entrenamiento, en cada misión, cada momento, pero ahora solo lo estoy arruinando, ni siquiera me eh dado un momento para disfrutar la salida con mis amigos. Tengo que sacar a Uno de mi cabeza.


El resto de la salida fue mejor de lo que yo misma espere, fue poco lo que logre disfruta ya que cuando me di cuenta ya había oscurecido. Camino junto a Doce llevando algunas de sus bolsas, había logrado sacarme a Uno de la cabeza, al girar a ver a Nueve logre darme cuenta de que Uno estaba junto a él por lo que pase mi vista de vuelta a Doce, si, para lograr sacarme a Uno de la cabeza tuve que evitarlo por el resto del camino, incluso me ponía a hablar con Nueve de cualquier cosa, y cuando digo cualquier cosa es cualquier cosa.

—Oigan vamos a la nave, ¿quieren ir o las recogemos?

—Iremos con ustedes —Habla Doce antes que pueda decir algo.

Pienso en algo para que nos recojan, pero ya es demasiado tarde y cuando me doy cuenta ya estamos llegando a la nave de Uno.

Dejamos las bolsas de Doce a un lado en la cabina principal y nos sentamos en los asientos, al sentarme puedo sentir el cansancio en mis piernas por lo que las estiro mientras muevo los dedos de mis pies. Uno nos deja en un lugar que quede lo suficientemente cercano para nosotros tres de nuestras casas.

Me despido de Doce y de Nueve cuando vemos la nave de Uno alejarse.

Es tarde por lo que casi no hay gente deambulando, las luces de la calle son un poco bajas ya que la mayoría de luz es natural por parte de las plantas que emiten cierta luz azul muy bonitas. Tomo el camino largo para poder disfrutar las luces de las plantas, cerca de la frontera con la zona boscosa de donde a veces llegan algunas bestias, lo bueno de esta zona es que la mayoría son amigables. Miro a mi alrededor al escuchar un ruido extraño, pronto mi vista pasa al cielo que se ve tapado por un momento por una nave, ¿Qué hace una nave a estas horas de la noche? Salto sobre una roca no tan alta solo para darme impulso y trepar a un árbol, trepo un par de ramas hasta llegar a lo más alto, estiro mi cuello y me pongo de puntillas para lograr ver la nave que da un par de vueltas hasta aterrizar no tan lejos de aquí.

El Diario De Dos | Saga La Voluntad De UnoWhere stories live. Discover now