Eight.

602 96 19
                                    

Era viernes y solo significaba una cosa.

Jackson no podría ver a su rubio  en todo el fin de semana.

Tenía tarea pendiente. Además, había prometido ayudar a su madre  con la limpieza. Cosa de la cual se arrepentía.

Aunque quizás la idea no era tan mala. Necesitaba distracciones si no quería pensar en el menor todo el bendito tiempo.

🙀😿😾

Se encontraba exhausto.

No podía creer que su propia madre lo hubiera utilizado de una manera tan vil. Prácticamente, limpió todo el mismo mientras ella hablaba por teléfono.

El reloj marcaba las las 6.47 pm y el castaño no daba más. Decidió dejar sus tareas para el domingo y aprovechar lo poco que le quedaba del sábado entre películas y comida chatarra.

Luego de una breve ducha, se vistió con la primera ropa que encontró limpia y salió en busca algo de comer. Según el, con un par de latas de Coca-Cola y papas fritas estarían bien. Aunque también unos chocolates no vendrían nada mal.

Debía de pasar por una pequeña plazoleta para llegar al supermercado. Hace mucho no iba por allí ya que su madre le había prohibido la ingesta de comida no hecha por ella misma.

Madres exageradas si las hay.

Agradecía mentalmente que las cosas no hayan cambiado de lugar. Los supermercados siempre se empeñaban en cambiar sus góndolas cada jodida semana. Esta vez fue la excepción.

—Bien..Gaseosa, snacks, chocolate..y ¿ En qué momento agarré fruta? No importa se la daré a mamá— decía entre sí al repasar los productos.

Había solo un bendito cajero. Uno solo para una fila de aproximadamente 10 personas.

Para su buena suerte, las 10 personas delante suyo fueron atendidas de forma inmediata. Al llegar su turno de poner sus cosas en el mostrador levantó la vista y creyó que sería su fin.

Choi jodido Youngjae de cajero.

¿Enserio? ¿En éste supermercado? ¿A ésta hora del día? ¿En esta parte del continente?

Dios, desearía estar muerto.

Era tarde para dar la vuelta e irse, prácticamente el rubio ya lo había mirado de pies a cabeza.

—Oh Jackson Hyung,buenas noches.

El castaño quedó helado.

—¿Co-cómo sabes mí nombre?

—Todos en el instituto te conocen Hyung, no se que es lo que te sorprende — dijo el rubio con una sonrisa.

—Ti-tienes razón, perdón por eso Youngjae.

—¿Y tú cómo sabes mí nombre Hyung?

Ok ahora si la había cagado.

—Pues...ehm y-yo...

Piensa mierda, piensa.

— Lo escuché una vez y pues, simplemente lo recordé.

—Wah, ya veo. Si puede recordar un simple nombre como el mío por escucharlo una sola vez es muy inteligente Hyung.

¿Una sola vez? Joder, miles de veces. Pero que sabía el menor.

—Si..bueno. Ehm..— Debía de sacar algún tema de conversación rápido, la incomodidad se notaba en el aire.

—No sabía que trabajabas Youngjae.

—Oh si, desde que mis padres se divorciaron lo he echo. Mamá se opuso rotundamente pero no quiero molestarla con gastos extras por mí culpa.

—Que buen niño eres—Dijo con ternura el castaño.

—¿Niño?

Ok, la cagó otra vez.

—Bueno..eres menor que yo, ya sabes..

—¡Solo por un año! ¡No sea tan cruel Hyung!—Dijo en un puchero. Jackson se aguantaba las inmensas ganas de robarle un pequeño beso.

—Solo dime Jackson, odio los honoríficos.

—N-no creo que sea buena idea.

—¿No? Lo lamento. No nos conocemos demasiado y ya te estoy pidiendo mucho ¿Verdad?.. De verás, lo lamento.

—¡No es eso Hyung! Es solo que..no creo que podamos establecer mucha confianza, no me considero alguien interesante.

Wow, que baja autoestima.

—Yo creo que sí lo eres pequeño— Esbozó una sonrisa.

—Que no soy pequeño, Jackson Hyung.

—Te llamaré así de ahora en adelante así que vete acostumbrando.

Ambos sonrieron. El castaño terminó por pagar sus cosas y salir de ahí no sin antes saludar a su pequeño prometiéndole verse en la escuela mañana.

Todo había salido con tanta naturalidad que parecía irreal.

Había dejado pasar tantos años solo por miedo, por rechazo. Por estúpido.

Fue la primera vez que el castaño rogaba por qué fuese lunes otra vez.

Todas las cosas que amo sobre ti.||Jackjae.Where stories live. Discover now