Parte V: Capítulo 45

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En todas las noticias aparecía el rostro de Stephen siendo detenido por la policía como el cómplice de Steven en el asesinato y secuestro de Beatrice. Megan seguía pensando si lo que estaba haciendo estaba bien, pero de cierta forma ese fue el acuerdo con el hermano de Nicole.

Megan vio la puerta frente a ella y soltó un suspiro antes de ver la carta que había escrito una vez más, al pasarla debajo de la puerta pensó que tan solo se iría, pero la puerta se abrió y ella rápidamente miró dentro del departamento esperando que fuese Nicole, pero era Stephen.

—Pasa. —Megan obedeció sentándose en el sofá que aún permanecía ahí.

—¿Sabés como te has puesto en riesgo? —Él asintió. —Podría estar la policía afuera.

—Lo sé, pero te di la ventaja de confiar un poco en ti, a pesar de todo. —El hombre abrió la carta leyéndola rápidamente. —En base a esto, quiero ofrecerte un trato.

—¿Un trato?

—Me atrapan a mí y ellas quedan libres. —Stephen se puso de rodillas frente a ella. —Yo sólo quiero que ella por fin se sienta como una persona normal, cuando estaba contigo fue la primera vez que le vi actuar como una personal normal la mayor parte del tiempo. Sé que lo hemos hecho son pecados imperdonables, hemos matado y cosas terribles por dinero, pero nos metimos en problemas que nunca nos dejaron salir de esto.

—¿Cómo no puedes dejar de matar? —Stephen notó la mirada crítica sobre él, pero no le sorprendía, lo esperaba.

—Cuando es tu vida y la de tu familia, las cosas cambian. —Stephen se encogió de hombros. —Hemos trabajado lo suficiente para haber saldado nuestras deudas, pero aún le debíamos favores a Gino, más bien Shannon quien tuvo que hacer mucho para mantenernos a salvo de personas mucho peores que Gino. —Megan sólo trataba de imaginarse a alguien que fuese peor que el italoamericano. —No podíamos confiar en nadie y tratamos de resolverlo nosotros mismos, pero se nos salió de las manos este último tiempo.

—¿Por qué han hecho tanto por Shannon?

—Ella es nuestra madre, yo perdí todo de un día para otro y ella fue la única persona que estuvo dispuesta a rescatarme de la tragedia que hubo en mi vida. En el caso de Nicole, ella le salvó de morir en las calles o peor, de que terminara en un mundo peor. —Stephen miró a la fiscal que parecía pensar en todo. —No puedo pedirte que perdones a Nicole, pues es tu decisión y quién debe disculparse es ella si lo cree así. Sólo puedo asegurarte una cosa, ella si siguió contigo es porque te quiere, no porque se lo pedimos, nuestro trabajo contigo había terminado desde hace un tiempo. Ella nunca me había apuntado a la cabeza con esa mirada decidida, ella estaba dispuesta a matarme por ti. 

—¿Por qué haces todo esto?

—Ya te lo he dicho, es mi hermana y quiero que por una vez en su vida sea una chica normal. —Stephen se encogió de hombros. —Ella nunca pudo serlo, pasó por la pobreza, su padre se fue a la cárcel, sufrió años de maltratos y abusos y al llegar con Shannon se vio involucrada en esto de alguna u otra forma. Yo sólo quiero que ella por fin sea feliz. —El hombre tocó la cadena que llevaba. —Yo antes de Shannon llevaba una vida normal y feliz junto a mis padres, al llegar con ella estuve un tiempo en paz hasta que sucedió nuestra escapada. Creo que es su turno de llevar una vida normal. —Stephen soltó un suspiro antes de atreverse a tomar las manos de la fiscal. —Por favor, déjala libre y incluso me puedes dar la pena de muerte por todo lo que hemos hecho, yo pagaré por todo. —Megan al ver los ojos del hombre notó que lágrimas sinceras lo inundaban, pero él las retuvo.

—Mierda. —Megan se sobresaltó al ver a la latina en su sofá al encender la luz. —¿Qué haces aquí?

—No puedes meter a Stephen a la cárcel. —Nicole se levantó acercándose a la rubia, Megan notó los ojos rojos de la latina y algo hinchados.

—Él ha hecho un trato, no deberías arriesgarte demasiado en salir a la luz. Deberías volver a tu escondite. —Megan pasó de ella para ir por una copa de vino.

—¿Un trato?

—Cuando puedas hablar con él, lo harás y te explicará lo que él estime conveniente. —Megan miró su copa por un momento antes de tomarla rápidamente.

—¿Él lo ha hecho por esto? —La rubia sólo le dio una mirada que le bastó a Nicole para entenderlo. —Ese maldito idiota.

—Él debe quererte demasiado, a pesar de que le dije que yo no podría volver contigo. —Nicole le dio una mirada algo herida. —No me mires así, ¿Qué esperabas que pasara?

—Esto. —La castaña fue sincera. —De todas formas, te advierto que él no irá a la cárcel. No estoy dispuesta a perder a mi hermano por nada, ni por nadie.

—¿Y Valerie?

—Llevo años pasando de la policía, ¿Crees que no podré seguir haciéndolo? —La mirada de la latina cambió y Megan recordó esa fría mirada que solía llevar la chica.

—Si haces algo, me aseguraré de meterte a la cárcel. —La rubia le miró firmemente. —No arruines esto y tan sólo vete.

—Ya te lo he dicho, no perderé a mi hermano por nada, ni por nadie. —Nicole se acercó a Megan quien volvía a servir un poco más de vino. —No juegues con lo desconocido, Megan. Te amo, pero si amarte significa perderlo todo, no puedo estar dispuesta a esto. —Megan le tiró su copa y Nicole reaccionó a tiempo para evitar que golpeara su cabeza, pero el líquido le ensució.

—¡Te odio! —Megan le dio una fuerte cachetada, probablemente Nicole pudo evitarlo, pero le dejó hacerlo. —¡Te odio por hacerme esto! —La rubia le dio un empujón y pronto las lágrimas empezaron a salir. —¡Maldita sea, te amo, Nicole! —La latina bajó la mirada ante los gritos de la rubia. —Te amo y es tan malo hacerlo, no sé qué hacer. —Megan cubrió su rostro con sus manos. —No sé qué mierda hacer.

—Olvidemos esto, es lo mejor para ti. —Nicole se acercó tomando sus manos. —Amarme no es bueno, como lo has dicho. —La latina le miró a sus ojos y Megan vio aquella mirada débil.

—Te amo y te odio. —Megan tocó la mejilla roja y húmeda de Nicole. —Solo sé que no quiero alejarme de ti. —La rubia atrapó los labios de la latina sorprendiéndole, era un beso ansioso y pronto la rubia se quitó la camisa que llevaba. —Nicole. —La latina miró el cuerpo de la rubia cuando le dio un momento para respirar. —Hazme el amor. —Nicole sólo tomó sus labios una vez más antes de tomar los muslos de la fiscal sosteniendo su cuerpo. Nicole se sentía algo culpable por lo que iba a hacer, pero se lo dijo a Megan, no iba a perder a su hermano por nada, ni por nadie.

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