Sweet

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Haechan se quedó dormido en sus brazos poco después de iniciar con los besos, Johnny lo acomodó en la cama y lo arropó. El mayor pensó en prestarle algo de su ropa pero no podía desnudarlo de la nada y mucho menos despertarlo cuando el chico se veía tan cansado.
Tampoco se sentía cómodo durmiendo en esa cama así que camino hasta el sofá, con una de sus almohadas y cobijas para acomodarse allí.

Suspiró agotado.
Había conseguido que le dieran una beca a DongHyuck para alejarlo de él y al final él mismo había ido a buscarlo.
Pero en su defensa, no había aguantado, habían sido los dos años más difíciles que había vivido en su larga vida; se sentía muy apegado la moreno, sentía que lo necesitaba más que a nada. Que lo necesitaba cerca y para siempre.

Pero no podía tenerlo para siempre, simplemente no podía tenerlo.

Ahora John no sabía que hacer porque esos sentimientos por el menor solo los haría sufrir a ambos y después de los sucesos de la última noche, no sabía que esperar.
Tantos años de experiencia se veían  resumidos a nada gracias a ese niño de sonrisa brillante.

Pero inevitablemente cerró sus ojos con una sonrisa, porque sus labios sabían a un dulce tan delicioso que cualquier persona sobre la faz de la tierra debía tener el placer de probar pero, por suerte, solo él había tenido el privilegio de hacerlo.
Y durmió más feliz de lo que podía imaginar.

John despertó a la madrugada y fue a cerciórarse en que DongHyuck se encontrara bien arropado y cómodo.
El niño dormía pacífica y profundamente.
Se acercó a la cama, sentándose en el borde de esta, dormir en el sofá no era muy cómodo después de todo.
DongHyuck sintió cuando el colchón se hundió.

—Acuéstate aquí.—susurró el moreno contra la almohada, dándo golpesitos al colchón.

—Duerme.—John le arrulló, rascandole la cabeza suavemente.

—¿Qué hora es?

—Son como las 5AM.

Eso hizo que Haechan abriera los ojos de golpe y se incorporara.

—¡Tengo clase a las 6:15am!—exclamó, sacudiendo su cabeza y dándose ligeros golpesitos en los cachetes—¡Debo ir a mi casa por los libros y cambiarme!

—Te puedes bañar acá y te llevo luego a tu casa. —propuso Johnny, el mayor se levantó de la cama y fue hacia el closet, sacando una camiseta y unas toallas—no sé si te quede muy grande pero la puedes usar hasta que lleguemos allá—dijo entregándole los objetos.

Haechan asintió y lo recibió todo, esperando hasta que Johnny se metiera a la cocina para entrar a bañarse.
Al final el mayor lo espero con un delicioso desayuno y no sólo lo llevó a su hogar sino también a la universidad, prometiendo recogerlo cuando saliera de dictar sus clases.

Entonces Haechan lo abrazó antes de salir del auto y se aseguró de darle su dosis de azúcar.

,,,,

DongHyuck ahora se la pasaba en el hogar de Johnny; lo cual era bueno para ambos.
En las noches el menor lo ayudaba a calificar las tareas y exámenes. Entonces él ayudaba a Haechan cuando era este quien tenía exámenes o trabajos.
Luego cenarian algo cocinado por DongHyuck o pedirían algo de comer y, si es que la pereza no les ganaba iban a un restaurante y luego a dar un paseo bajo la luz de las estrellas.

Cuando se le hacía tarde al menor, este se quedaría en la casa de Johnny y dormiria abrazado a él como un koala a una rama, luego uno despertaría a besos al otro y su día sería demasiado bueno.

Los dos se sentían en la gloria.

En la cafetería donde Haechan trabajaba ya conocían a Johnny, siempre iba a pedir su taza de café y observar como el moreno atendía a los clientes, esperándolo a que terminará su trabajo. No era como si al más bajo le molestara, le encantaba que Johnny lo mirara de la manera en que lo hacía, con todo el amor del mundo. Que la gente notara que toda la atención del alto iba exclusivamente para él. Eso lo hacía feliz.

Un poco de azúcar para el café [Johnhyuck] Where stories live. Discover now