U.L.P.C. -XXXI-

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Escuchaba como Adam y los demás gritaban mi nombre. Intentaba avisarles, que estaba cerca, pero no voz salía en un susurro.

-Aquí...Estoy aquí.-intente llamarlos, pero fue en vano.

Sus voces se alejaban y nuevamente se acercaban, era frustrante que no pudieran escucharme  estando tan cerca.

-Adam...-grite pero salió más como un susurro, era como si estuviese afónica.

No comprendía lo que estaba pasando.

Empecé a bajar poco a poco hasta que mi cuerpo toco el suelo. Intente levantarme pero no podía. Era como si estuviese en una parálisis de sueño, esa que te dan de vez en cuando.

No podía hablar, moverme y cada vez me costaba más respirar.

Escuchaba pasos, pesados haciendo crujir las hojas secas bajo sus pies. Cada paso que daba se escuchaba un arrastramiento, como si de un cuerpo se tratase.

Sin aun poder moverme vi como la persona para delante mio, dejando caer un balso marrón delante de mis narices.

Le dio una pequeña patada haciendo que esta cayese mostrando un cuerpo sin vida. El mio.

Estaba ahí, tendida en frio suelo, pero no tan frio como el cuerpo, mi cuerpo.

Porque estoy viendo esto, quien es esa persona, intentaba mirarlo pero no podía verlo más allá del pecho.

Regreso mi mirada al cuerpo que está delante de mí. El pelo está recubierto de sangre seca a tal punto que parecía negra.

La mano que sobre salía del saco estaba azul y morada, los nidillos con cicatrices de lucha junto a unas uñas destrozadas, que estaban a un hilo de despegarse de la carne.

Mi cara...oh mi cara, mis ojos perdieron el brillo, y el abundante color cambió por un negro sin vida. O al menos eso parecía ya que uno de ellos está hinchado a tal punto que está completamente cerrado.

La una vez pequeña nariz, creció, seguramente por que estará rota. Tenía un camino de sangre seca bajando hacia los labios. Estaban partidos y secos. ¿Qué me había pasado?

-Hola cariño.-hablo la persona que trajo el saco.

-Mmn...-intente hablar pero mi voz desaparecía en mi garganta.

-Gatita, no te esfuerces.- susurro el propietario de la voz.- ¿Qué pasa? Ya no me recuerdas- dijo indignado.

-¿Te gusta lo que he hecho? –sin dejar tiempo para que respondiera dijo.-bueno, si a mí me lo preguntas creo que he hecho un buen trabajo.

De la nada empezó a reírse.

-No estés tan seria cariño mío. Me costó mucho encontrar a una chica que se parezca tanto a ti, tuve que ensuciarme las manos con docenas de elllas para encontrar la perfecta. ¿Qué dices? ¿Te sientes orgullosa?

Volvió a reír.

-Lo que pasa, es que sus gritos no eran los mejores ¿sabes? Aun que se parezcan a ti, no tenían tu voz, por eso tuve que matarlas, no te lo tomes a mal. Fue bueno mientras duró.

Se puso a mi lado, de rodillas y empozó a acariciar mi pelo hacia atrás, como si lo estuviese peinando.

Se acercó a mi oído y dijo:

-Lo que más disfrute fue cuando gritaban en la cama, me pregunto si tu-hizo una pausa para mirarme mientras sonreía como un puto loco.- gritarías igual de fuerte.-termino por decir.

Se apartó y por primera vez pude ver su rostro. Ya no era la criatura de alquitrán, esa que siempre aparecía en mis pesadillas, ahora poseía un cuerpo normal, casi parecía humano, pero su tacto era frio, gélido, diría yo.

Se lamio los labios y se acercó a mi rostro. Empezó a lamerlo, desde la clavícula hasta la raíz del pelo.

A este punto mis lágrimas no dejaban de caer.

Adam, ayúdame.

Continuara...

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Una Luna poco común.Where stories live. Discover now