Capítulo 1

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El cielo comienza a teñirse de un tono oscuro, un manto de estrellas lo cubre alumbrándonos, Morfeo nos invita a que descansemos.  Esta es la mía, cuando todos han caído dormidos me dispongo a robar el brazalete de Hera. Tomo mis cosas, básicamente una bolsa con útiles viveres que me mantendrá con vida hasta que encuentre a mamá, también una foto de mamá junto a papá, él la guarda como un tesoro en una caja. El brazalete de Hera permitirá convertirme en mortal, lo guardo en el bolsillo de mi bolsa y parto hacia mi destino, desplego las alas, me dispongo a volar. Llego a un pequeño barrio bastante pintoresco, consigo esconderme en un callejón sin salida y coloco el brazalete de Hera. Creo que nadie me ha visto.

Existen residencias de semidioses en el planeta Tierra. Ahí viven hijos de dioses y mortales(mestizos) que no soportan la vida excéntrica de los dioses, ellos tienen suerte y es que, no tienen que conllevar una vida con alas, ellos parecen tan normales... Localizo la residencia en la que voy a vivir hasta encontrar a mi madre. Calle Olimpo número 3, susurro mientras comparo la nota donde apunté la dirección con el portón del edificio.

El edificio consiste en un gran edificio de color marrón con un montón de pequeñas viviendas y pequeños balcones decorados, podría pasar como un pequeño hotel para cualquier mortal, es bastante sencillo y a la vez hóspito. Entro al vestíbulo, me atiende un señor como de unos 50 años. Bienvenida al hotel Partenón, su reserva ¿señorita...?

-Zenda, pero pruebe mejor buscando: nieta de Cronos y Rea

-Contraseña correcta, bienvenida al albergue de jóvenes semidioses, señorita. Su habitacción es la 317, tercera planta puerta 17. Disponemos de zonas comunes, una piscina que es ideal para hijos de Poseidón y zona telefónica al Olimpo, planeta Tierra y el inframundo.

Recojo mis cosas y subo, mientras doy un giro a la llave puedo notar una presencia detrás, me volteo con la cara bañada en sudor, no suelo ser asustadiza pero esto es parecido a una película de miedo, esa en la que las gemelas están al final del pasillo y es que, ocurre lo mismo pero en versión masculina.

-¡Por Zeus! ¿Quereis matarme o qué?-digo a los extraños pelirrojos.

-No podrías morir, eres semidiosa-dice el primero que es un poco más alto y con muchas pecas en su cara.

-Me llamo Nate y este es mi hermano Noah-afirma el segundo, el cual es un poco más bajo que Noah y con la tez más morena.

-Soy Zenda-tiendo a afirmar-he llegado hoy mismo en busca de mi madre mortal, todas las pistas me han llevado hasta aquí.

-Wow-se limitan a exclamar.

-¿Qué debería hacer para adaptarme como mortal?-evoco con un profundo pesar.

-Podría venir al instituto con nosotros, ¿no crees Nate?-dice Noah con una bonita sonrisa-Ahí puedes relacionarte con muchos mortales de nuestra edad.

-¿Insti...qué?-pregunto con duda.

-Instituto, un sitio en el que vas a aprender sobre diferentes temas: lengua, literatura, matemáticas, biología...-aclara Nate-también puedes hacerte amigo de mortales, pero siempre con cuidado de que no descubras quien realmente eres.

-¿Y cómo debo inscribirme?-finalizo.

-Bueno, podrías venirte mañana, podemos hablar con el director y decirle que eres nuestra prima que viene de muy lejos a estudiar aquí.

-Es perfecto-una sonrisa dibuja mi rostro-hasta mañana entonces.

-En la puerta del Partenón a las 7.30 Zenda-dicen a la vez.

Cierro la puerta de mi habitación, viendo que esta se adapta tu dios progenitor. Mi cuarto es de un tono blanco que es parecido al de mis alas, con un mullidito colchón y un precioso baño de tonos blancos. Estoy tan cansada que solo quiero tomar una ducha, las gotas frías recorren mi cuerpo haciendo que sienta una enorme felicidad por salir del Olimpo. Me siento libre y lista para encontrarte, mamá.


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⏰ Última actualización: Jul 01, 2020 ⏰

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