Primer día de clases

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— Hyung... ¡Hyung! ¿Te dormiste acaso?

La aguda voz de su compañero de clase trajo a Mark devuelta a la realidad de un salto. Parpadeó repetidas veces para aclarar su visión antes de ver a su alrededor, dándose cuenta inmediatamente de que el aula se encontraba vacía.

Había sucedido otra vez; el canadiense suspiró pesadamente.

— Perdona Donghyuck, creo que estaba distraído.

— Y que lo digas —Rió el menor de los dos.

Últimamente Mark Lee se encontraba terriblemente agobiado, hasta podría decirse que estaba enfermo, y el principal sospechoso de su infección era nada más y nada menos que un mal de amores. Porque sí, Mark estaba perdidamente enamorado, y sí, la chica que formaba objeto de su adoración no le daba ni la hora en un buen día.

No era que la joven por quien estaba flechado le ignorara con intención, sino que el mismo mark no lograba encontrar dentro propio el coraje para hablarle frente a frente, y comenzaba a volverse un verdadero problema. Día tras día el chico recreaba mil y un escenarios dentro de su cabeza:

Donde él la invitaba a salir y ella aceptaba.

Donde él la invitaba a salir y ella lo rechazaba.

Donde algún otro chico la invitaba a salir y él se tiraba por un puente.

Entre otros.

El caso era que Mark necesitaba ayuda urgente, y sus amigos de la infancia quienes sufrían por la misma soltería que él simplemente no eran opción.

El canadiense volvió a suspirar.

— Donghyuck —Comenzó con una voz cansada—. ¿Alguna vez te has enamorado?

La pregunta pareció desorientar al moreno.

— Pues sí, supongo que sí —Respondió sin parecer muy seguro de su respuesta—. ¿Por qué preguntas, hyung? ¿Acaso estás enamorado?

La sonrisa juguetona de Donghyuck disminuyó en tamaño al ver la preocupada expresión que se formó en el rostro de su mayor.

— Podría decirse que sí.

— Y... Umm... ¿Te gustaría hablar sobre eso? Te noto decaído.

Mark no sabía de donde estaba llegando tanto interés por parte del moreno, teniendo en cuenta que se habían conocido apenas ese año y que ni siquiera eran amigos cercanos. Conociendo su reputación como mariposa social probablemente solo quería saber el chisme.

— No te diré quién es así que puedes esperar sentado —Respondió Mark cruzando los brazos.

— Por mí bien, no pensaba preguntarte de todas formas.

— ¡Está bien, tu ganas! Es Koeun.

La reacción de sorpresa de Donghyuck duró alrededor de dos segundos antes de que se cubriera la boca para evitar soltar una fuerte carcajada y fracasara en el intento miserablemente.

— Ya se me hacía que la estabas viendo muy raro en estos días —Logró pronunciar entre sus risitas histéricas—. De buenas que solo ella no se ha dado cuenta.

Las facciones del mayor se tiñeron de un tono rojizo comparable al de un tomate en plena madurez; sabía que de todas las personas no debía habérselo contado a él.

Mark se levantó de su asiento para quedar cara a cara con el moreno.

— Lee Donghyuck, te juro que si se lo dices a alguien yo-

— Hyung, hyung —Interrumpió el más bajo intentando dejar de reír—. Tranquilo, no se lo diré a nadie.

La expresión del canadiense se relajó casi de inmediato soltando nuevamente un suspiro, uno de alivio esta vez.

— Es más —Esperó Donghyuck, llamando una vez más la atención de Mark—. Quiero ayudarte.

— ¿Ayudarme?

— Sí, como que me das penita y quiero que te salgan bien las cosas con Koeun —Declaró con una sonrisa ladina y burlona tatuada en su rostro.

— Yo no quiero tu lástima —Respondió Mark, frunciendo el ceño y sonando ofendido.

— Mark, escúchame —El moreno descansó sus manos en los hombros del mayor, mirándole con una expresión seria que el contrario no le conocía—. ¿Te quieres morir solo y triste?

— N-No...

—Entonces deja que te dé consejo; yo ya he salido un montón de veces y sé lo que hago.

El mayor le dio un último vistazo a las manos que lo apretaban para dirigirse una vez más a Donghyuck.

— Está bien, supongo —Y el menor le soltó de golpe con una brillante sonrisa.

— Entonces ya estamos —Estrechó la mano de Mark sin dejar de verlo a la cara por un segundo—. Empezaremos mañana.

Donghyuck recogió sus pertenencias rápidamente antes de dirigirse hacia la puerta del salón de clases. Se dio la vuelta para observar a su amigo una última vez con la misma sonrisa de antes plasmada sobre sus facciones.

— Investiga donde tener la mejor primera cita posible y mañana nos vemos a la salida.

Dicho esto el moreno se retiró para no volver, dejando a un muy confundido y aún muy enamorado canadiense a quien supuestamente le estaría haciendo un favor.

¿En qué demonios se había metido ahora Mark Lee?

Let me help you || MarkhyuckOù les histoires vivent. Découvrez maintenant