‹ 再会 | 会议 ›

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A Yuta se le hacía imposible concentrarse en clase por pensar en lo que había sucedido anoche y no sabía si contarle a sus amigos, no quería que lo tacharan de loco pero las preguntas no dejaban de surgir ya que ese día parecía estar fuera de sí

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A Yuta se le hacía imposible concentrarse en clase por pensar en lo que había sucedido anoche y no sabía si contarle a sus amigos, no quería que lo tacharan de loco pero las preguntas no dejaban de surgir ya que ese día parecía estar fuera de sí.

—Bro, qué pasó. No hablaste casi nada y tú HABLAS. — Dijo Johnny mientras le sacaba el celular y veía lo que buscaba. Johnny era uno de sus mejores amigos, él lo ayudaba con el coreano mientras que Yuta lo ayudaba con el japones, ya que todavía no hablaba fluido y obviamente se le era necesario por la carrera que estaba estudiando en la Universidad de Japón. —¿Viajes astrales? Nunca pude tener uno, ¿cómo se sentirá?.

—Es...raro. Anoche tuve uno y me encontré con un chico, no sé, sentía que todo era irreal pero a la vez se sentía tan vivo. — Sacó el celular de las manos de su amigo para seguir informandose al respecto pero no lo dejó.

—Así que...un chico, ¿eh? — Subía y bajaba rapidamente sus cejas mientras intentaba aguantarse la risa, cosa que ambos no pudieron.

—Sí. — Johnny lo miraba expectante por el dato faltante.—Y sí, estaba bueno. — Se sentó al lado de Yuta para seguir hablando porque ya se había cansado.

—¿Cómo era?

—Se llama SiCheng, de nacionalidad china. Tenía el pelo de color coral claro, orejas medio enrojecidas y ojos negros aunque igual eran muy brillantes. Era muy lindo además de amable y divertido. Y dios, su sonrisa, casi me quedo sin aire ahí mismo. — Luego de una pausa en la cual estaba recordando detalladamente todo lo que podía del vaije siguió con su relato. —También el ambiente era muy tranquilo y sentaba a la perfección, casi no había ruido y nosotros dos eramos los únicos en aquél lugar, la gente pasaba pero era como si no estuviéramos ahí.

Johnny estaba atentamente escuchandome pero se notaba una gran confusión en el rostro.

—¿No se supone que nadie puede verte? Eso explicaría por qué la gente que pasaba no los veía pero ¿cómo podían verse ustedes?

—Sí, no sé. Ayer él me dijo eso cuando me explicaba varias cosas y que a él nunca le había pasado aquello. Tambien busqué en internet pero no encontré nada al respecto, así que no sabría muy bien cómo o por qué pasó.

—Bueno, —Miró su reloj y agarró su mochila.- Tengo que irme, hasta mañana. —y mientras se iba gritó "mañana me cuentas cómo te fue" para luego guiñarle el ojo e irse completamente.

Cuando llegó a su casa, a eso de las 4 de la tarde, decidió repasar lo que había visto en clase y hacer resumenes para adelantar.

Cada cinco minutos guiaba su vista hacia el reloj que tenía en la pared, capaz creía que el tiempo pasaría más rapido o podría adelantarlo aunque, de alguna manera, no quería admitirlo; pero el hecho de que a las siete y media de la tarde ya estaba cenando, lo delataba bastante.
Y para qué mentir, SiCheng se encontraba igual.

Ambos se encontraban nerviosos, Yuta sentía que SiCheng sólo iba a ayudarlo con los viajes y también creía que sería raro para el chino el hecho de que quería conocerlo más a fondo. SiCheng creía que a Yuta sólo le interesaba la información que podía brindarle y nada más, pero ambos se equivocaron bastante.

A eso de las ocho y media, cuando ya estaban totalmente relajados, o algo así, decidieron acostarse.
Cerraron los ojos y fueron sintiendo cómo su cuerpo astral era "liberado".

En el mismo lugar se volvieron a encontrar y se miraron sonrientes.

—Wow, pudiste hacerlo, ¡te felicito! no creía que fueras capaz. — Dijo SiCheng mientras se le acercaba.

—No sé si me halagaste o me insultaste, pero gracias. — Fue imposible no soltar una carcajada, no es que haya sido gracioso pero los nervios estaban más que presentes.

Se sentaron en el mismo lugar que la otra vez para que SiCheng terminara de explicarle algunas cosas y Yuta pueda aclarar todas sus dudas.

—Entonces, ¿sólo es eso? — Sicheng asintió.

Yuta miró el claro cielo lleno de nubes, sintió la calma de aquél lugar y sólo suspiró.
Cuando bajó la mirada hacia su compañero se quedaron mirando unos minutos, ambos pensaban lo mismo: ¿Cómo alguien podía ser tan hermoso?.

—¿Sabes? Quisiera que no solo me explicaras sobre esto, sino que puedas hablarme de cualquier cosa que se te ocurra. Me alegraría bastante. — El de pelo coral claro se sentía sorprendido y a la vez feliz mientras que el pelinegro estaba asustado de haberlo incomodado por algo.

—Yo pensaba en lo mismo. — Sí, capaz estaba un poquito avergonzado de admitirlo ya que no suele hablar de su día a día con mucha gente pero hablarlo con Yuta le emocionaba de alguna manera.

Y así pasaron los siguientes días falsos en Seúl, acostados sobre el césped mientras contaban anecdotas de sus vidas y se conocían cada vez un poco más a fondo.
Ambos querían llegar más lejos pero tenían miedo de dar otro paso, así pasaron días, semanas y hasta meses en los que se encontraban en aquél vivero, cada día con algo nuevo que contar, no se cansaban del otro; cada vez se sentían mucho mejor a la hora de estar juntos, también se les complicaba tener que despertarse y sería contradictorio decir que no empezó a haber algun interés romántico entre ellos.

—No sabía si preguntarte pero, no sé, ¿podríamos arreglar para juntarnos en persona?

SiCheng sentía cómo su corazón aceleraba radicalmente el ritmo de sus pulsaciones y el japones capaz estaba hasta peor, en vez de sacar partecitas de cesped ya sentía que estaba cavando con sus manos por los nervios.

—Sí sí, claro, me encantaría.

Tendrían una cita.

Luego se despidieron como todos los días y despertaron para continuar con sus rutinas.

Seoulmate ; yuwinWhere stories live. Discover now