Muestrame tu dolor.

Capítulo 1

Crédito por la foto: @ mewiyev (Twitter)

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Ramsay se inclinó hacia atrás en su vieja silla de madera y tomó otro trago de licor con una gran sonrisa plasmada en su rostro. La quemadura que provoca el líquido en su garganta es agradable y familiar, sintiendo esa sensación magnífica de hormigueo recorrer su garganta y ramificando el efecto por su cuerpo, la misma que se repite cuando las cosas no pueden ir mejor.

Inclinó su cabeza hacia atrás y sus ojos azulados se quedaron fijos en algún punto del techo, sonriendo como si se tratara de un viejo amigo que no ve hace años. Tras la boda roja las cosas parecían distintas: él se sentía distinto... Más fuerte e invencible. La casa Bolton es reconocida por lo que es y claro, Ramsay está obteniendo la atención que siempre deseó. Pero junto a tantos sentimientos positivos, los negativos no podían ser obviados... Ser un bastardo. Lo odia, no quiere ser sólo eso, necesita sentir el respeto y reconocimiento de su padre, sólo con eso podría considerarse satisfecho.

Termino de beber lo que quedaba en la copa de metal y la lanzó contra la pared provocando que está hiciera un ruido sordo en el acto. Ramsay decidió no pensar más en eso y continuar con sus asuntos antes se hundirse nuevamente en la amargura.

Tenía claro que debía volver a salir, pero primero necesitaba atender un asunto pendiente y era algo que no podía dejar así antes de marcharse, responsabilidad, ante todo. Abrió la puerta de madera para salir del gran salón donde antes había disfrutado un banquete y poder ver con sus propios ojos como todos trabajaban en sus labores: varios haciendo guardia, otros inspeccionando las armas y a la servidumbre correteando de un lado a otro, entre otras cosas. El hombre se acercó a un grupo en específico y se quedó parado frente a ellos, sonriendo con calma mientras los hombres se tensaban y se paraban rectos.

—Escuchen... Tendré que salir por órdenes de mi padre, pero ya saben... les encargo a reek, no sé cuánto tardaré, así que es para que lo tengan presente. — Anuncio con una sonrisa torcida mientras arreglaba la capa de piel animal que usaba sobre sus hombros.

—¡Sí, señor! — Dijeron al mismo tiempo a la vez que sonrieron, sólo que este gesto era más de nervios que de felicidad.

—¡Así me gusta! — Ramsay le dedicó una mirada a una jaula un tanto pequeña, desviando luego su atención para observar a un hombre alto de armadura. — Listo, nos vamos. —Dicho esto último, montó su caballo al igual que lo hizo el grupo de caballeros, y desaparecieron ante la vista de los demás.

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