El género

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Disclaimer: Digimon no me pertenece, sino a sus respectivos autores (Toei, Bandai, etc.).

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Capítulo único: El género

Estaba muy emocionado porque había ganado un concurso de cuentos. Representó a su colegio y salió victorioso. Le habían hecho una pequeña fiesta e incluso Astra le hizo una entrevista improvisada para su canal en AppTube. Haru le dijo que no era necesario, pero el rubio insistió y se divirtieron haciéndola.

Tres semanas más tarde, su profesor de literatura le comentó de un concurso a nivel regional y le preguntó si se animaba a participar. Le dijo que, a diferencia del concurso anterior, el género lo elegía el azar y que podía ser un cuento breve o un relato más extenso, si le interesaba le pasaba al otro día más datos. Lo consultó esa tarde con Yuujin.

—¿Por qué no querrías participar? —le preguntó el pelirrojo a la salida de su práctica de fútbol. Haru lo había pasado a buscar. Le resultaba extraño que no aceptara un concurso así sabiendo el talento que tenía.

—Me da miedo... El género que me toque —confesó de camino a casa.

—Bueno, un buen escritor debe saber desenvolverse en la mayor cantidad de géneros posibles, ¿no? —Shinkai no estaba muy convencido—. Si yo quiero ser un buen entrenador de fútbol, debo saber entrenar niños de primaria y también adultos —ya estaban cursando el último año de secundaria y los perfiles para sus vidas adultas se estaban comenzando a dibujar.

A pesar del ánimo indiscutible de su mejor amigo, Haru tenía dudas, ¿y si le tocaba terror? ¿Comedia? ¿Teatro? No era bueno en esos géneros. Para la fantasía tenía mucho talento, igual que la poesía. Pero le aterraba saber que podría tocarle algo que no pudiera manejar. Sin embargo, Yuujin lo alentó unos días más, después de todo, ¿qué podía perder? El premio era una beca para un taller de escritura en una universidad muy prestigiosa. Debía confesar que era muy llamativo.

Se terminó inscribiendo.

Una semana después, lo citaron en esa universidad para que le explicaran las bases del concurso más a fondo y otorgarle el género con el que debía manejarse desde ese día hasta dentro de cinco meses que era la fecha límite de entrega.

—Tenga —un hombre de bigotes le dio un sobre blanco cuando terminaron de explicar todo. Haru sabía que era su género. Estaba nervioso. No quiso abrir el sobre hasta llegar a su casa.

Su madre le preguntó cómo estuvo todo, se sirvió algo para tomar y corrió escaleras arriba. El corazón le latía a mil por hora. Tenía mil ideas en su cabeza para que pudiera pasarlas a una hoja en blanco, ¡ojalá el género lo ayude!

Yuujin lo llamó y le preguntó cómo había salido todo. Haru le respondió que aún no había abierto el sobre con el género.

—¿Quieres que vaya para allá y lo descubramos juntos?

El de ojos celestes sonrió. ¡Sí, claro! ¡Así estaría más confiado!

Oozora no tardó mucho en llegar. Estaban los dos sentados en la cama. Haru sostenía el sobre con los dedos temblorosos. Su mejor amigo le puso la mano en el hombro para tranquilizarlo. Intercambiaron una mirada fugaz, Shinkai exhaló un largo suspiro y abrió la parte superior del sobre. Tenía los ojos cerrados.

—¿Puedo verlo? —preguntó Haru, inocente.

Yuujin abrió los ojos como platos y pestañó varias veces para cerciorarse de que no estaba leyendo mal.

—Espera —detuvo Yuujin unos segundos. Se revolvió el cabello con una mano y tragó fuerte: Haru iba a pasarla muy mal...—. No te desmayes, lo único.

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