5. Ojos

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Los ojos son como las ventanas del alma, dicen algunos. Dejan ver esa tristeza que te corroe por dentro. La llama de la furia se enciende en ellos, como un ápice de luz a lo lejos, una fogata en la carretera. La felicidad los hace brillar, cual sol de mañana, o estrella de medianoche. El amor los hace abrirse, y observar con real atención, a ver si algo de la persona que amas no te puede maravillar.

El color te transmite cosas distintas, pero finalmente su mirada te dice las verdaderas intenciones. Los cafés pueden ser tan corrientes como tu desees, los negros solo te hacen ver los destellos más fuertes, los verdes pueden confundirse con otro tono, pero siempre habrá que verlos con especial atención, y los azules pueden transmitir paz, o una inquietante sensación de frialdad. Todo depende del enmarcado, y de lo que hayan visto y soportado.

Sería hermoso que pudieran decirte más de lo que han vivido; de lo que los ha hecho llorar o brillar, de como han sido los días que nuestra mente no recuerda pero que a lo lejos pudo divisar. Pero no pueden. Permanecen callados, quietos, como alguien tímido, ahí, sin importante presencia, revoloteando por el lugar. Pero la mirada grita mil cosas al día; te deja ver el corazón roto, o el corazón al fin arreglado. Su tarea es triste, pero honorable. Nadie puede mentir: las miradas a veces evitan las explicaciones, dañan las relaciones, y te dejan ver las verdades sin temores. Triste, pero cierto. Si son las ventanas del alma.

No me olvides [Poemas y textos]Where stories live. Discover now